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Recordamos la «Masacre de París»

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Hoy, con motivo de sus 55 años, recordamos la  denominada “Masacre de París”, en donde perdieran la vida, a manos de la policía francesa, más de un centenar de ciudadanos congregados en una manifestación pacífica por las calles del Barrio Latino.

Muchos fueron los intentos por ocultar dicho acontecimiento, el que sólo fue reconocido tras cinco décadas durante el gobierno del Presidente Hollande, quien de una vez aceptó publicamente la responsabilidad del gobierno francés en la matanza.

Los hechos ocurrieron durante la noche del día 17 de octubre, cuando un grupo de ciudadanos de origen argelino, se manifestaba en contra del toque de queda impuesto por el gobierno francés a la comunidad argelina, como consecuencia de los recientes atentados producidos en el marco de las luchas independentistas.  En la manifestación, convocada por el Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino, no sólo participaron norteafricanos, sino que también un sinnúmeros de ciudadanos de diversas nacionalidades, entre ellos, miembros de la izquierda francesa, quienes fueron testigos presenciales de la violencia con que las fuerzas policiales operaron, bajo las órdenes del prefecto de la Policía de París, Maurice Papon.

Según refiere el periódico español La Vanguardia, “los argelinos no fueron las únicas víctimas, porque la policía interpelaba basándose en los rasgos físicos de los transeúntes, ello significó que cualquier persona de aspecto mediterráneo fuera detenida, golpeada y asesinada.  Algunas de las víctimas fueron tiradas al río Sena, mientras que otras muertes fueron disimuladas de manera burocrática. Las víctimas fueron detenidas en el Palacio de Deportes y en el Estadio Pierre de Coubertin, donde sufrieron un trato brutal.”

Uno de los eventos que contribuyó con el ocultamiento de esta masacre, y que imposibilitó los juicios en contra de los presuntos culpables, fue una ley de amnistía promulgada el 17 de junio de 1966, por Charles De Gaulle, en la que se condonaba a los culpables de  » actos cometidos en el marco de operaciones policiales administrativas o judiciales».

Maurice Papon, que negó hasta sus últimos días la veracidad de los hechos, sólo llegó a ser condenado por crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial, en concreto, por colaboración en “la deportación de miles de franceses en la Francia de Vichy ocupada por las tropas de Hitler”.

Fuente: La Vanguardia

El mito de Al-Ándalus y el norte de África

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Por José María Lizundia* (España)

josemarializundiaSer país limítrofe con África, puede determinar, y de hecho en España ocurre, lazos muy curiosos entre dos continentes, dos civilizaciones y dos o más países. La historia es una ciencia que avanza tanto en la investigación como en las interpretaciones que se dan de fenómenos históricos. Pudiera ser que la invasión musulmana de España en 711 no fuera una invasión como tal, sino una incursión puntual militar o de exploración. Los habitantes de la península aún no son españoles sino hispano visigodos y antes hispano romanos, y su religión tampoco es la ortodoxa cristiana sino una herejía de ella: el arrianismo. Los musulmanes que penetran, tampoco forman un pueblo homogéneo, porque quienes lo hacen son árabes y bereberes del norte de África, eso sí, unidos por el islam.

Desde luego las dos partes en la que queda dividida la península, no serán homogéneas, estables y estáticas durante los ocho siglos de presencia musulmana. Lo mismo ocurre con la población y su religión. Los musulmanes no tomarán de una vez por todas la Península, sino que a lo largo de siglos y muchos vaivenes; habrá presencia de ejércitos pero no para combatir contra los cristianos, que desde luego lo hacen, sino también para luchar contra los propios musulmanes y deponer linajes u ocupar reinos. Así tenemos en el siglo X a los almorávides que provienen del Sáhara y Mauritania y fundan Marrakech y con ello el origen del reino de Marruecos. Los almorávides son muy piadosos, hombres del desierto, y se les llama morabitum o morabitos, santones ascéticos del islam sahariano y mauritano aunque llegan a los actuales Níger y Malí. Su hegemonía en lo que ya se llama Al-Ándalus durará un siglo, porque en el XI/XII serán reemplazados por los almohades.

Al-Ándalus ya es una realidad muy floreciente y un referente en la cultura u civilización islámica, pero también en la occidental. Con el Califato de Córdoba (el primer gran poder musulmán) tiene un papel predominante en aquella civilización. Es donde consigue trasplantarse los Omeyas de Damasco, aniquilados allí, hegemonía que ostentarán a partir de entonces los abasís de Bagdad.

Al- Ándalus irradiará saberes, cultura, arte, pensamiento, literatura y tecnologías agrícolas, mientras que la población no deja de fusionarse. Pero también hay una forma de vida muy hedonista, basada en los placeres, la sensibilidad y el arte. Averroes introduce el pensamiento griego en Occidente, precisamente por el otro extremo de Europa, y será en árabe. No será ni con mucho el único sabio, que viajará a El Cairo; la Meca o Bagdad. Como Ibn Hzam. Es el primer árabe que entiende la epistemología aristotélica contaminada hasta él, de neoplatonismo. En definitiva el mundo cristiano no posee nada que pueda compararse a la suntuosidad y grandeza arquitectónica de la Alhambra, la Mezquita de Córdoba o la Giralda de Sevilla. Sin contar la mítica y desaparecida Medina Sidonia.

Las lealtades políticas islámicas como ocurría con la b,aia saharaui con el sultán de Marruecos, son de índole personal, por lo que el islam andalusí no antepone la unidad religiosa. Una familia o un linaje pueden estar adscritos a religiones diferentes. Un monarca navarro cristiano pedirá ayuda militar a sus familiares sarracenos de Murcia, quienes se la prestarán. Cristianos y hebreos han de pagar el dhimmi, el impuesto dal andaluse protección del islam, las lenguas se mezclan, pero la lingua franca es el árabe y luego será el español. En el escalafón social y político, el elemento árabe está por encima del bereber, lo que supondrá una fuente de conflictos. Al-Ándalus dependerá no solo del Magreb, también de Túnez o de califas lejanos, pero también será autónoma e independiente. O más difícil y que se viene produciendo desde siglos atrás, habrá reinos musulmanes como los reinos de Taifas que serán vasallos de reyes cristianos, y al revés.

Los musulmanes llegaron alcanzar el norte de Francia siendo derrotados por Carlos Martel en Tours. La España cristiana no toma conciencia de que está embarcada en una Reconquista hasta el siglo XIII en el que se toman Córdoba y Sevilla. Dos siglos y medio tardará el reino nazarí de Granada en caer. El crisol de culturas que supone al- Álandalus, determina que se pueda identificar una cultura andalusí, con los elementos que definen una cultura material ( tecnológica, arquitectónica…) como una espiritual que comprende también una forma de vida, de poesía, de música, danzas o zambras moriscas.

Hay distintos elementos poblacionales: hispanos, visigodos, árabes, bereberes, orientales, hebreos. Los cristianos en territorio de Al—Ándalus serán mozárabes o mulaidines, los musulmanes de los reinos cristianos serán mudéjares, se llamarán como la arquitectura de estilo andalusí que seguirá inspirando muchos edificios especialmente en Andalucía.

El reino nazarí de Granada será finalmente vasallo del reino cristiano antes de que sea tomado con los Reyes Católicos en 1492. El mismo año en que Cristóbal Colón llega a América Por supuesto, se escribe en aljamiado, por eso los mozárabes que hablan español lo escribirán en árabe.

Se da desde la conquista cristiana de Toledo emigraciones a África de andalusíes, donde se asentarán, emigraciones que no se conforman con Marruecos y el Magreb pues llegan a Túnez sino que llegarán a la curva del Níger y en concreto en Tombuctú. En Mali estos musulmanes de origen español al mezclarse mudan del color pero seguirán considerándose de origen andalusí y godo.

Los Reyes Católicos ofrecen a los mudéjares andalusíes un estatuto muy favorecedor, porque en principio podrán conservar todo su modo de vida. Los judíos no tendrán esa suerte: o conversión o expulsión. Años después el cardenal Cisneros revocará ese decreto, y desencadenará la guerra contra los moriscos (como se llama ahora a los mudéjares) que finalizara en 1609 con la expulsión de todos. En el norte de África no serán bien aceptados estos musulmanes españoles. Son alógenos. Este es el último flujo.

Granada y Fez están hermanadas, Fez es una de las ciudades imperiales de Marruecos, donde habitan los fasi, una casta de eficientes comerciantes y elite burguesa, que mantiene vivas sus particularidades y solidaridad de grupo o clase. Al igual que los árabes que despreciaban a los bereberes, los fasi asientan su particularidad elitista en sus orígenes andalusíes. La Curva del Niger, será invadido en el S XVI por un ejército marroquí de Al-Mansur compuestos por moriscos y renegados andalusíes conquistarán el imperio songhai de Malí.

Tombuctú, la ciudad de los 330 santones guarda una biblioteca de inestimable valor del legado andalusí. La cultura material andalusí pero también el mito andalusí han pervivido hasta hoy tanto en España como África.

*Sobre el autor:  

José María Lizundia (Bilbao, 1951)Ensayista, Escritor y Abogado. Vive en Santa Cruz de Tenerife. Columnista de El Día, periódico de esa Capital, Secretario del Círculo de Bellas Artes, Articulista de Diario de Avisos, Miembro de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, Director de la Revista IUS del Colegio de Abogados de la Capital tinerfeña, Directivo de la Asociación Canaria de Escritores ACAE.

Especialista en el Sáhara, ha publicado dos libros sobre ese territorio y dado conferencias.

Ha publicado trece libros. Ensayo, narrativa y diarios. Parte de su obra ha sido referenciada y comentada en libros y prensa en inglés y francés. Libros  suyos figuran en  La Biblioteca del Congreso de EE.UU., en las universidades estadounidenses  de Stanford, Yale e Illinois, en muchas españolas, así como en el Tribunal Constitucional de España.

DE LA PRE-COLONIZACIÓN AL ESTADO NACIÓN

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Angola celebra este año su cuadragésimo aniversario desde que el 11 de noviembre de 1975 se constituyó en Estado soberano, libre e independiente del yugo colonial portugués.  Es momento de balances en que la tónica de la propaganda oficial destaca las ganancias de la independencia, pero no sus pérdidas.  De un tiempo a esta parte desfilan en los medios de comunicación oficiales, voces seleccionadas que proclaman los efectos grandiosos de estos cuarenta años de independencia.

En este texto se intentará reflexionar sobre los contornos políticos y antropológicos del nacimiento del estado nación a partir de los escombros de los proto-estados que la colonización intentó nihilizar de la forma más abyecta y brutal, y analizar los constreñimientos internos y externos que marcaron los cuarenta años, mirando hacia los tiempos venideros.

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TEXTO DE RAUL TATI* (Publicado en Folha 8)

Angola, nación de naciones.  Una de las grandes tesis de la historia de África, cuyos argumentos son prácticamente irrefutables, es la existencia, antes de la colonización europea, de conjuntos políticos fuertes y cohesionados en África, con fronteras más o menos definidas, aunque muchas veces vulnerables y sujetas a fenómenos fusionistas.  Grandes y fuertes civilizaciones florecieron en África entre los siglos VII (nacimiento y consolidación de los imperios africanos) y XVI (desestructuración y declive de los conjuntos políticos africanos).

El mapa político salido de la conferencia de Berlín (1884-1885) y actualizado posteriormente por sucesivos acuerdos bilaterales entre las potencias coloniales (siglos XIX-XX), hizo tabla raza a la configuración política africana hasta entonces vigente, escudriñándola en beneficio de los intereses de los imperios coloniales.  Esta premisa se aplica al caso de Angola.  En el territorio donde hoy se asienta la soberanía del estado angolano existieron naciones importantes cuya organización política configuraba igualmente la existencia de los elementos clásicos de un estado: territorio, pueblo y poder político.

Aunque los fetichistas del estado moderno, también llamado estado-nación,  manifiesten repugnancia contra este postulado, en la medida en que defienden que estos no eran propiamente estados, sino proto-estados, la verdad es que los presupuestos clásicos están allí, incluso si asignamos tal designación.

Es necesario reconocer el mérito de algunos de los proto-estados que más se destacaron en el panorama histórico de Angola en las resistencias contra la ocupación colonial, como los reinos del Congo, Ndongo, Matamba, Bailundo, Kuanhama, Andulo, Lun­da-Cokwe, etc.

Los invasores europeos, contrariamente a una cierta historiografía torpe y tendenciosa, no pueden reivindicar para sí el adagio romano: vini, vidi, vici (vine, vi y vencí).  Estos enfrentaron resistencias tenaces de reyes políticamente motivados y equipados (como Ngola Nzinga-a-Mbandi, Ekukui II, Mutu ya Kevela, Ndunduma, Muata-Yamvo, etc), con ejércitos de guerreros determinados a defender su soberanía.  Los europeos tuvieron las mejores campañas militares al poseer el dominio de la pólvora, inventada por los chinos y perfeccionada por los europeos en la fabricación de armas de fuego.  Son hechos de la historia.

No tengo, en tanto, ninguna dificultad en reconocer que estos reinos corporizaban auténticas naciones que el colonialismo se esmeró en destruir a través de una estrategia sórdida de descomposición y desestructuración identitaria.  Para algunos, tal vez sea más preciso decir etnias evitando el término naciones.  Pero esto no pasa de una supina ignorancia, pues, el término etnia, en griego, significa exactamente nación,  por lo que etnia y nación son etimológicamente sinónimos.  Pero si hay dificultades semánticas derivadas de la nueva realidad que redimensionó la palabra nación con los nacionalismos del siglo XVIII en Europa, sería prudente recurrir al término proto-naciones.  Siendo así, la realidad política y antropológica sobre la cual se asienta la construcción de la Nación angoleña es todo un conjunto variadísimo de proto-naciones amalgamadas por una idiosincrasia colonialista durante siglos.  En otros términos, bajo el sino de una nueva realidad política, jurídica y administrativa, el poder colonial no respetó las distintas proto-naciones que poblaron el territorio de Angola, habiendo franqueado sus acuerdos para la convivencia compulsiva entre ellas, abriendo igualmente camino para políticas asimilacionistas.

Todas las entidades políticas pre-coloniales fueron diluidas en una nueva entidad: la colonia de Angola (designación colonial que es una corruptela de la palabra Ngola, título de los soberanos ambundos).  Todos, soberanos y súbditos, pasan a tener el estatuto de colonizados.  Como se puede ver, esto es un factor de conflicto, a causa de numerosos conflictos inter-étnicos que inundaron la África post-colonial, teniendo en cuenta la fragilidad y artificialidad de las nuevas entidades forjadas por una agregación[1] compulsiva y desafricanizante.

El discurso anticolonial y la praxis que le siguió merecen aquí algunas observaciones pertinentes.  La primera cuestión que se coloca es: ¿cuándo se comienza a asumir un discurso de una Angola dentro de una dimensión política unitaria? O mejor, en qué pensaban los activistas de los ideales libertarios cuando enfrentaban el colonialismo: ¿en la proto-nación originaria o en una Nación angoleña como un todo?

El estudio de Edmundo Rocha (Contribución al Estudio del Nacionalismo moderno angoleño, vol. I, 2002:27) hizo una incursión analítica sobre el fenómeno.  Según el autor, “La toma de conciencia de las diferentes etnias africanas de cara a la ocupación portuguesa fue variable en las formas y en las actitudes.  La gran mayoría, sobre todo los que vivían en los “reinos” y “jefaturas” del interior de Angola, se opuso violentamente a la ocupación, durante siglos.  Otros angoleños procuraron en la emigración a los países vecinos las vías de promoción hacia mejores condiciones de vida.  La minoría fue obligada a someterse y a adaptarse a vivir diariamente con el régimen colonial.  Pero fue, sobre todo, esta minoría “asimilada” la que primero tomó conciencia de su condición de sometimiento a una potencia colonial (…)”  Este nacionalista destaca además tres proto-naciones principales y las designa por grupos étnicos:  Ovimbundu, Mbundu e Bakongo. Los tres grupos, según el autor, representan el 75% de la población y ocupan las regiones económicamente más importantes.  La historia del nacionalismo libertario angoleño registró el surgimiento de tres movimientos de liberación que varios analistas estudiosos no dudaron en apodar las tres grandes proto-naciones angoleñas:  la UNITA con una significativa base ovimbundu, el UPA-FNLA con base bakongo y el MPLA con base mbundu.

La UNITA fue liderada, invariablemente, por Ovimbundus, el FNLA tuvo un extracto significativamente Bakongo y el MPLA de Mbundus, contando igualmente con un fuerte segmento criollo.

*** Continúa en la próxima entrega de Folha 8

[1] Admisión bajo concurso al título de agrege (agregado)

El Sáhara, perspectiva de revisión – Prólogo

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Prólogo al nuevo Libro de José María Lizundia Zamalloa

por MANUEL VIDAL

Josemarializundia José María Lizundia representa la provocación intelectual que todos necesitamos alguna vez, como aire fresco, cuando algunos asuntos de debate, como el del Sáhara, se muestran mortecinos a base de repetir los mismos prejuicios y los mismos argumentos caducos. Hasta ahora, una gran parte de la opinión pública española se movía cómoda en este espacio trillado del sentimiento anti marroquí, la supuesta culpa del abandono del Sáhara y la solidaridad con el Frente Polisario.

El autor no se va al otro bando, el pro marroquí, para establecer una nueva tesis del conflicto del Sáhara, sino que entra en el propio terreno que pisa a diario la sociedad española, más sensibilizada con la herencia de la antigua provincia española, para preguntarse por qué hemos llegado a esta situación en que repetimos los mismos argumentos sobre el Sáhara, con temor a repensar.

La rebeldía de Lizundia ante el adoctrinamiento y la pereza intelectual ya le llevó a concebir la cuestión del Sáhara como un metarrelato, que de forma clarividente plasmó en su anterior libro, El Sáhara como Metarrelato.

Lizundia no es un historiador, pero tiene la habilidad de leer entre líneas en los principales hechos que rodean a la historia del Sáhara, desde que España dejara el territorio en manos de Naciones Unidas con el Acuerdo Tripartido de Madrid entre Mauritania y Marruecos, en 1975.

Su línea de trabajo rompe con lo que hasta ahora se ha escrito sobre el Sáhara, que ya decía que se movía entre defender la tesis del Frente Polisario o la de Marruecos, más como propaganda política y de buenas intenciones. Incluso los más sesudos análisis que se han pretendido hacer sobre el conflicto del Sáhara tienden a caer en un compromiso mal entendido y peor explicado, salvo los estudios antropológicos, que no suelen caer en esa tentación.

Lizundia percibió enseguida, en sus primeros acercamientos, que había una nueva posibilidad de hablar del Sáhara sin entrar, precisamente, en la retórica del discurso único, sino en desarmarlo para ver con qué piezas se había construido este rompecabezas. Le resultó tan apasionante este reto intelectual que le ha llevado a escribir el libro que hoy tiene en sus manos: El Sáhara perspectiva de revisión.

 ¿Cuáles son las aportaciones de este nuevo ensayo acerca de la cuestión del Sahara, aparte de provocar el pensamiento crítico y la revisión de los viejos prejuicios sobre el Sáhara?

 “Sólo hay algo que no ha cambiado absolutamente nada en todas estas décadas, que es el discurso ético político de los amigos del Sáhara españoles yPEXC29 el discurso político del Frente Polisario, que no su praxis.

Los partidarios de la Causa han de estar plenamente convencidos de moverse en los fértiles valles de la ética, o de la conducta que promueve con intensidad: el eticismo”

Lizundia, como hombre de izquierda que ha luchado contra el Franquismo y contra otros ismos, tiene un gran bagaje empírico que le permite detectar las propuestas dogmáticas y el discurso dialéctico de la vieja izquierda.  Esa mirada crítica es de gran ayuda para entender qué ha hecho la sociedad española militante con la cuestión del Sáhara, desde los movimientos de solidaridad a los nacionalistas surgidos del colonialismo paternalista.

Porque Lizundia se declara hostil a los metarrelatos y a la hipocresía como forma de vida, muy característico de lo español.  Para él, la “deuda histórica” de España con el Sáhara es una construcción imaginaria sobre la que “se cimienta todo el edificio de la solidaridad española”, sin que haya contribuido esta a buscar una salida del conflicto. Entiende que se ha propiciado su dilatación desde la postura cómoda del que no tiene su vida en juego en la hamada de Tinduf o en las “provincias del Sur” de Marruecos.

Como abogado, Lizundia se atreve con los aspectos legales — las resoluciones y declaraciones de Naciones Unidas y del Tribunal de la Haya sobre el Sáhara– con una visión original y perspicaz. Lizundia nos provoca para que repensemos de forma crítica con la perspectiva que da el tiempo pasado.

También tiene ocasión de tocar algunos de los puntos menos atractivos del Frente Polisario y a los que el primer mundo solidario es muy sensible, como la esclavitud y el terrorismo. Pone en contradicción las ideas con los hechos y el silencio cómplice que acompaña la marcha fúnebre de los pescadores canarios.

Sin duda hay que destacar como un descubrimiento de su ensayo el acercamiento que hace a la bibliografía sobre el Sáhara e Ifni, que en su mayor parte se nutre de los libros escritos por militares españoles, “preparados para el sacrificio y el combate”, como José Ramón Diego Aguirre.  Este militar de la Inteligencia española, que vivió los últimos meses de la ocupación española del Sáhara y que luego se hizo historiador, es la muestra que escoge Lizundia para tratar de explicarnos cómo podía pensar ese núcleo castrense y el porqué de su nacionalismo saharaui.

Diego Aguirre fue una figura destacada de apoyo al Frente Polisario y algunos de sus miembros reconocen que ha hecho más por la Causa que muchos de los importantes dirigentes saharauis. Lizundia destaca en su medida la importancia de Diego Aguirre y descubre la mezcla que hace de historia con ideología nacionalista, con el mismo entusiasmo que podrían hacerlo Louis Aragon y Pablo Neruda de Stalin, los vietnamitas y los cubanos de Castro.

“No conocemos ningún otro ámbito o causa en que tantos militares, provenientes de un ejército colonial de una dictadura, hayan coincidido con bases izquierdistas como en la cuestión del Sáhara”, reflexiona Lizundia sobre unos militares que pensaron más en entrar en guerra que en la sociedad civil española de la época. Es decir, la deuda histórica del deber no cumplido parece ser de los militares, no de la sociedad civil.

El Frente Polisario escogió el enfrentamiento con el Gobierno colonial español, sin dar ninguna opción a la negociación, sino luchando en el terreno de las armas. Lizundía se pregunta cómo se puede traicionar a alguien que no es ni amigo ni aliado. Cómo se pide responsabilidad a España sobre el Sáhara cuando el Polisario no le reconocía ningún derecho, salvo el abandono del territorio y la pérdida de vidas españolas frente a la Marcha Verde marroquí.

Muy críticos son los capítulos dedicado a la solidaridad española y a lo que denomina “frente lúdico”, más lúdico que frente y más político que esencialmente solidario.

Lizundía nos incomoda con este libro porque nos saca de esa modorra que se había convertido el asunto del Sáhara. Con su ímpetu y originalidad nos hace un favor, pero no lo podremos apreciar hasta que nos despertemos del todo y nos atrevamos a pensar por si mismos. Yo ya se lo agradezco.

CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE LA DESCENDENCIA ESCLAVA

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«Memoria reconciliadora, Concordia Humana»

Luanda

Centro Internacional de Convenciones de Talatona

1 – 3 de Abril de 2013

25 de Marzo, Dia Internacional de las Victimas de la Esclavitud y del Tráfico Transatlántico

tapa

La capital angoleña albergará, desde el 1 al 2 de Abril de 2012, la primera Conferencia Internacional sobre Descendencia Esclava, encuentro organizado en el marco de la conmemoración del Día 25 de marzo, Jornada Internacional de las Víctimas de la Esclavitud y del Tráfico Transatlántico, instituida por las ONU.

Esta reunión agrupará una treintena de especialistas, entre los cuales se contará con la presencia de historiadores y antropólogos venidos desde Argentina, Benín, Brasil, Cabo Verde, de los dos Congos, Cuba, Yibutí, Francia, Gabón, Mauritania, Mozambique, Portugal, Santo Tomé y Príncipe, Senegal y Venezuela.

Estos abordarán, en presentaciones plenarias y paneles, variados temas.

Los talleres serán articulados en un tríptico relativo a

  • · Fusión Humana / Efectos del Mestizaje / Estructura Genealógica
  • · Contribución de los afro descendientes en el desarrollo económico y en la evolución política, social y cultural del mundo atlántico y merma
  • · Merma de la Estigmatización social

Serán así, analizadas, cuestiones tales como las ligadas a las tradiciones bantú y las prácticas esclavistas, las particularidades de la descendencia esclava en los Benguelas y Cabindas, los precursores históricos de los retornados afro brasileños en Angola, los linajes de descendencia esclava a lo largo de las pistas caravaneras en el Congo del Margen derecho y la afiliación servicial, principalmente, angoleña, en Santo Tome e Príncipe.

En esta dinámica, serán igualmente examinado el componente esclavo fundador de ciudades tales como Libreville en Gabón, y la Cidade Velha en Cabo Verde, los retornados afrobrasileños y la lucha nacionalista en la antigua Costa de los Esclavos, las mudanzas, el retorno de la población haalpulaar en Mauritania y el legado humano de la larga practica esclavista en la costa suajili.

Son esperados con gran expectativa debates de grandes figuras afrodescendientes, principalmente argentinas, brasileñas y cubanas, por ejemplo Rita Montero, “la Piel Morena” de Buenos Aires, José del Patrocinio, Luiz Gama, Milton Santos, el geógrafo bahiano, Nicolás Guillen, José Luciano Franco, etc.

Otros abordajes suscitarán vivos intereses tales como las descendencias congo en Panamá o en Haydel, en Louisiana, y “melungeon”, en los Estados Unidos de Norteamérica.

Varias experiencias de evolución contemporánea del estatuto afrodescendiente, serán discutidos como ejemplo de la política de ruptura bolivariana.

Para terminar, será apreciada la importancia de los archivos en el establecimiento en el levantamiento de las genealogías de estructura esclavista con la ilustración de programas en implementación en Torre del Tambo,

Es de destacar que la Primera Conferencia Internacional sobre la Descendencia Esclava es organizada por la Fundación angoleña de Solidaridad Social y Desarrollo con el apoyo de varias entidades nacionales, privadas o empresariales, y con el concurso del Proyecto de la “Ruta del Esclavo” de la UNESCO.

TRADUCCIÓN: BARBARA IGOR OVALLE

Cabinda: en la Búsqueda de sí Mismo – Los Resultados del Memorándum de Entendimiento de 2006

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Mesa Redonda sobre la Situación de Paz en Angola del 14 al 15 de Enero de 2013 en Windhoek,  Namibia.

Traducción: Bárbara Igor (MISOSOAFRICA)

Orador: José Marcos Mavungo
(Activista de Derechos Humanos y Miembro de la Sociedad Civil de Cabinda)

0. Introducción

Señoras, señores, amigos,

Con un saludo muy cordial a los participantes de esta Mesa Redonda y mis mayores felicitaciones a sus promotores, festejo el poder estar aquí hoy, pese al clima de intolerancia política en Angola (donde el debate sobre Cabinda continúa siendo un asunto prohibido en órganos de comunicación oficial), para disertar sobre el tema: Cabinda en la  Búsqueda de sí mismo – Los Resultados del Memorándum de Entendimiento de 2006.

Como tema, podemos considerarlo en el centro de las preocupaciones de los organizadores de esta Mesa Redonda, resaltando de manera particular, la afirmación del Dr. Francisco Kapalu Ngongo, según la cual «Angola se encuentra en una encrucijada: o aborda los actuales dilemas y conflictos latentes desde el punto de vista político, social, económico y cultural, el que podría profundizar y garantizar una paz duradera y un desarrollo sustentable, o ignora los indicadores de alerta de existencia de conflictos, y prepara un futuro lleno de aprehensiones».

Así, en comparación con la realidad del territorio de Cabinda, la mantención de la actual relación del Estado angoleño con la población de Cabinda será siempre un verdadero barril de pólvora, a punto de explotar. A la luz de esta situación, la sociedad Civil de Cabinda siente sobre sus hombros el peso enorme de los desafíos de nuestro presente. Es por esto que tenía que honrar mi compromiso, ya muy antiguo, de estar aquí para hablarles del proceso de Paz para Cabinda.

En esta perspectiva, el transcurso de esta reflexión va a comenzar por abordar los límites del conflicto y los esfuerzos emprendidos hasta ahora para su resolución. En seguida, haré una revisión del Memorándum de Entendimiento. Y finalmente, examinaré las perspectivas de una paz duradera para Cabinda. La conclusión nos dará los resultados de la reflexión y recomendaciones.

1. El Conflicto en Cabinda: Orígenes y Esfuerzos de Resolución.

cabindapoliciaestadodesitioLa «cuestión de Cabinda», no surge, desde el principio y de una vez por todas, como un problema socioeconómico, o como el contradictorio esfuerzo del Derecho internacional. Al contrario, su producción, en lo que tiene de esencial, se constituye en la problemática en torno del derecho de los Pueblos  a disponer de si mismos; pues si es que la «Carta Colonial» hacía una distinción nítida entre Cabinda y Angola, siendo aquello colocado bajo el Nº 39 “Estado a descolonizar” y este bajo el Nº 35, ¿Cómo explicar que Cabinda sea una excepción a las consecuencias lógicas derivadas de este hecho durante el proceso de descolonización?

Más que un problema jurídico, la tensión entre cabindas y angoleños se evidencia también como el resultado de una identidad impuesta por la fuerza de las bayonetas, y no el resultado del consentimiento mutuo entre los pueblos, lo que levanta el problema de la legitimidad de tal imposición.

La manera de asumir esta problemática por las partes se cristalizó en la expresión elocuente de un conflicto y de una ruptura, la «cuestión de Cabinda». Se trata de una cuestión, como decía Francisco Luemba, cuya génesis situamos «en su historia remota, enraizándose en ella y aprehendiendo las metamorfosis que sufrió a lo largo de su evolución histórica». Tres hechos fundamentales marcaron esta evolución:

• La Especificidad de Cabinda, que adviene de la historia – mucho antes de las invasiones de los bakongo, ya el territorio era habitado por pueblos bantú, que, en contacto con la tierra y los otros pueblos que llegaron a la región a lo largo de la historia, acabaron por constituirse en tres reinos : Macongo, Mangoio y Maloango – con una identidad histórica propia y una voluntad de vida en común.

• El Tratado de Simulambuco y la colonización portuguesa: con la firma del tratado del 1 de Febrero de 1885, Cabinda se torna Protectorado portugués. El tratado aparecerá en las Cabindas como garantía de su independencia, de su soberanía e identidad, y de la unidad e integridad de su territorio; un fundamento inequívoco para su autodeterminación e independencia.  Pero, luego, después de firmarse el acuerdo, las expectativas de los cabindas se traducirán en ilusión con la implementación de la política colonialista, incluso cuando la Constitución Portuguesa de 1933, que tuvo vigencia hasta la descolonización, hacía una distinción nítida entre Cabinda y Angola.

• Los Acuerdos de Alvor, firmados el 15 de Enero de 1975, en los cuales las partes estipularon en el artículo 3º in fine que Cabinda es parte integrante e inalienable del territorio angoleño, sin el previo consentimiento de los autóctonos del Enclave. En palabras de Francisco Luemba, el » pos-Alvor sería prácticamente el pos-Simulambuco: esperanzas frustradas y días amargos, de tristeza, luto y dolor – en el más absoluto aislamiento y en el más completo abandono».

El desastre de la descolonización portuguesa, en especial la firma de los Acuerdos de Alvor, marcará la etapa de un conflicto de grandes proporciones, con la ofensiva del 8 de  Noviembre de 1975 y la eclosión de escenarios estratégicos que llegaron al nivel de guerrilla, oponiendo las tropas gubernamentales de Luanda y la resistencia armada de Cabinda (organizada en el seno de la FLEC – Frente de Liberación del Enclave de Cabinda).

Con la escalada de violencia, la mayoría de los cabindas se refugió sobre todo en el Congo – Brazzaville, Congo-Kinshasa y Gabón – Libreville. La intensidad del conflicto provocó la degradación de la situación de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, destruyó el tejido social y las infraestructuras económicas, ocasionando la pobreza generalizada  y constante clima de represión y de terror.

Nótese que muchas veces, los actuales gobernantes de Cabinda han fingido encontrarse con la FLEC, las poblaciones y las elites de Cabinda, y jugado a enaltecerlos con buenas palabras y a escucharlos, para después mostrarles los límites de su política para Cabinda.

Por ejemplo, luego de la independencia de Angola, el 16 de Febrero de 1976, Agostinho Neto asume el compromiso de solucionar el problema de Cabinda por la vía del diálogo. El 28 de Febrero de 1976, Agostinho Neto y Mobuto Sese Seko se reunieron en Brazaville, bajo los auspicios de Marien Ngouabi. El primero, después de forzar al segundo a renegar de la FLEC y el FNLA y a reconocer la angolanidad de Cabinda, proclamó por su parte la especificidad de Cabinda (el particularismo de Cabinda) y prometió solemnemente encontrar para éste una fórmula de administración. Sin embargo, nada fue hecho hasta hoy…

Además de prometer una conversación  en Febrero de 1991, el presidente José Eduardo dos Santos consideró, en Febrero de 2002, que Cabinda sería también «una cuestión a tratar en el ámbito de la reforma constitucional». Así será posible «saber qué es lo que los angoleños quieren, cuál es su opinión sobre Cabinda”. «Se trata de una consulta popular dirigida a todos los angoleños”, afirmó el Presidente. Cabe destacar que el Presidente de Angola prometió a los Cabindas, en Septiembre de 1992, negociaciones destinadas a determinar si Cabinda es o no Angola.

Pasaron años, y la realidad probó que las hipotéticas negociaciones prometidas contra su voluntad, no pasaban de simple oportunismo, maniobra de diversión o  manipulación. Cierto, la historia de la lucha del pueblo de Cabinda registró canales de diálogo con el Estado angoleño, pero los resultados de los encuentros se revelaron poco palpables, después de tantos años de «guerra-continua» en que el Poder político dominante sólo pretendió movilizar una gran máquina de guerra para aniquilar a los oponentes.

La historia de la lucha del pueblo de Cabinda está llena de estos encuentros desde los años 1984: Negociaciones de Sáfica, entre 1984 y 1985, que culminaron con un cese al fuego el 16 de Febrero de 1985 con las FAPLA, bajo la mediación cubana; De Junio a Julio de 1992, el Gobierno angoleño inicia contactos con la FLEC de Luís Ranque Franque y la UNLC de Lumimgu Gimby Carneiro, habiendo llegado a un acuerdo de negociaciones que deberían tener lugar en Ginebra; el 25 de Febrero de 1994, Eduardo dos Santos se encuentra con Nzita Tiago, propone un cese al fuego «para iniciar negociaciones conducentes a una solución al desacuerdo que nos opone sobre el territorio de Cabinda»; Negociaciones entre la FLEC Renovada y el Gobierno Angoleño, en los años 1995 y 1996, que acabarán por extenderse al FLEC/FAC.

En todos estos encuentros, la controversia sobre la paz está siempre ligada a juegos divisionistas que en todos estos años sirvieron a los dirigentes de Luanda, además de que el principio del respeto a la Constitución es en todas estas negociaciones ilegítimamente empleado, sucede casi siempre que el gobierno angoleño busca expedientes y pretextos tales como la falta de un interlocutor válido y/o la desunión de los cabindas. Por todas estas razones los encuentros y negociaciones organizadas hasta ahora no tuvieron avances en dirección a la Paz.

Aparentemente, la sociedad civil de Cabinda despertó tarde para los esfuerzos de pacificación de Cabinda, por lo menos como institución organizada; pues sólo fue en 2003 que se creó una institución de Sociedad Civil, la “Mpalabanda – Asociación Cívica de Cabinda”, cuya vocación es, entre otras, participar de los esfuerzos tendientes a encontrar una paz duradera para Cabinda.

Entre sus compromisos,  Mpalabanda alertará al mundo sobre la existencia del conflicto en Cabinda y pedirá a los beligerantes el cese de las hostilidades y el inicio de negociaciones conducentes a la solución del diferendo; se esforzará por ser el puente entre el pueblo y los políticos; tomará parte en los encuentros de Helvoirt, en Holanda, un esfuerzo de aproximación entre las fuerzas de la resistencia cabindesa; marcará presencia en el encuentro preparatorio de la Inter – Cabindesa (Octubre de 2009), en París/Francia, bajo los auspicios del Reverendo Pastor Daniel Ntoni-Nzinga, con vistas a la creación de una plataforma de negociación del conflicto; e intentará monitorear los derechos humanos (el corolario de la cuestión de Cabinda), publicando tres informes – «Un Año de Dolor en Cabinda» (2003), «Cabinda, Reino de la Impunidad» (2004) y «Cabinda, entre la Verdad y la Manipulación» (2005).

Sin embargo, esa misma buena voluntad fracasará. La maldad en todo esto proviene de un hecho radical: el no haber una voluntad seria del gobierno de Luanda de encajarse en el proprio destino del pueblo de Cabinda. Y el Memorándum de Entendimiento para la Paz y la Reconciliación de la Provincia de Cabinda es un ejemplo de esta perversión.

2. El Memorándum de Entendimiento

Los principios fundamentales del «Memorándum de entendimiento» consagran el respeto a la ley Constitucional y las obligaciones legales en vigor en Angola; afirman la aceptación indudable, por las partes, por el hecho de que Angola es un Estado unitario e indivisible según la ley; afirman que las partes reconocen que, en el contexto nacional de la República de Angola, la Provincia de Cabinda tiene una especificidad que obliga a que, en el ámbito de las disposiciones legales sobre la administración de las provincias, sea adoptado «un estatuto especial» para la Provincia de Cabinda.

Las partes concluyeron que se llegó a la paz y a la reconciliación nacional en Cabinda (la Paz llegó para quedarse), desarrollando un discurso sobre «triunfo de la victoria sobre todos aquellos que todavía resistían al acuerdo de Namibe. Para tales efectos, movilizaron el apoyo de la masa a su cruzada contra los espíritus reticentes y los gobiernos liberales, con el apoyo de la poderosa prensa estatal, que dota el acuerdo de una naturaleza arquitectónica bien delineada. Pero la cuestión de Cabinda no es así tan simple. El campo de batalla se prolonga hasta hoy, y probablemente por un período largo y sinuoso.

Reconozco el cuidado con que las partes del memorándum intentaron analizar la cuestión de Cabinda, al reconocer la especificidad del pueblo de Cabinda, señal de que el tema interpela al intelecto humano, en particular aquel del político. Creo, aunque extraño, que, después de discusiones sobre el asunto, hayan ignorado, entre otros, los siguientes aspectos: el objeto principal (protectorado portugués) de la «especificidad» del territorio de Cabinda; el significado político y jurídico del Tratado de Simulambuco, el Protectorado portugués; y el error de los Acuerdos de Alvor, lo que habría permitido abordar las verdaderas diferencias entre Angola y Cabinda.

La palabra «especificidad» de un pueblo está registrada, en buenos diccionarios, como significando lo mismo que «particularidad», «identidad» que condensa una metafísica a la altura de lo intangible, habiendo encontrado efectividad histórica en los diversos estadios culturales vividos por ese mismo pueblo. En este sentido, no se puede hablar del pueblo de Cabinda sin referencia a su alma e historia, en especial de las condiciones de su integración en la nación Portuguesa y de sus derechos como pueblo.

De esto se concluye que la aporía en el contexto del Memorándum de Entendimiento es clara: la especificidad del pueblo de Cabinda es propuesta como indispensable para la paz, pero el fundamento aducido para la naturaleza del pueblo que se pretende defender, es excéntrico. Es de recordar que, en Julio de 2003, el presidente José Eduardo dos Santos se declaró sensible a las especificidades históricas de Cabinda y a las «reivindicaciones básicas». Pero, la «Vox Popoli» no revela en absoluto a los caudillos de Luanda el derecho del que el pueblo de Cabinda es portador como pueblo, ni cualquier disposición general o particular que defina lo que vendrá a ser la nueva personalidad política, jurídica y administrativa de Cabinda.

De este modo, al imponer el principio de que sólo existe un pueblo, el pueblo angoleño de Cabinda a Cunene, y de hacer del modelo de integración la única base de diálogo, el pacto firmado el 1 de Agosto en Namibe es, como dirá Carlos Pacheco, «erigido sobre las tablas ideológicas de la arrogancia centralista y del desprecio por los oponentes».

A este respecto, es importante subrayar que el Gobierno angoleño siempre optó por la lógica de perjudicar a los oponentes por la fuerza bruta. Por esta razón, tenemos la incorporación de las fuerzas aliadas a Bento Bembe en las Fuerzas Armadas Angoleñas (FAA), de entre las prioridades del acuerdo. La aspiración inmediata del régimen era asegurar esa fuerza para, apoyado en ella, llegar a una victoria militar sobre aquellos que todavía se constituirían en «estado de guerra» contra «la voluntad de las autoridades de Luanda».

La fragilidad del acuerdo se refleja también en el ostracismo al que fue votado: la expulsión de instituciones y personalidades claves y prestigiosas ligadas al propio proceso de paz, o que, por lo menos se comprometieron a ofrecer su ayuda al proceso. Pero la expresión más elocuente de este ostracismo está sobre todo en el hecho de que el Líder Supremo habría confiscado para sí mismo el monopolio de la «cuestión de Cabinda» – como una especie de secreto de estado – y negando la posibilidad al pueblo de Cabinda de pronunciarse sobre su destino.  Pero lo plantea como si fuese algo necesario, y no con la ceguera dogmática que rige a los otros. Siendo una herencia colonial a conservar, el Gobierno angoleño considera que todo lo que pudiese traspasar los impases de un diálogo auténtico sobre Cabinda es una afronta a los propios dioses de la actual figura sociopolítica y jurídica heredada de una descolonización desastrosa.

Es de referir la problemática relacionada con la persona que negoció el acuerdo por el lado de Cabinda. La faceta oscura de las peripecias de su evasión de Holanda, después que fue detenido en razón del mandato de captura internacional expedido por las autoridades norteamericanas, tuvo un efecto fatal sobre el proceso de paz para Cabinda. Intentando sacar ventaja de la situación, como el navegante a vela, perito en vientos y sus sorpresas, el Gobierno angoleño conseguirá arrastrar Bento Bembe por las espirales de su discurso demagógico e inevitablemente forzado a seguir adelante, abrazando la sombra del «único interlocutor válido de Angola en el dossier Cabinda».

Notemos que el Memorándum de Entendimiento para la paz en Cabinda sufre de una contradicción interna desde su nacimiento – por un lado el acuerdo se presenta como la liberación de la última esclavitud, aquella del largo conflicto por el Estatuto especial; pero también en reacción contra los derechos y libertades fundamentales, la paz de Namibe se extendió a consideraciones que impiden opinar sobre ella, instaurando de este modo una nueva era de persecuciones republicanas contra todos quienes osasen cuestionar sus clausulas.

El mayor escándalo provocado por el régimen a este respecto es el drama de los activistas de derechos humanos en 2010: fueron apresados so pretexto de terrorismo, por denunciar atropellos a la justicia, a la libertad y a los derechos de las personas y por participar en el proceso de Paz para Cabinda, en una época en que el propio concepto de denuncia de las violaciones a los derechos humanos y de defensa de una cultura de paz constituyen deberes de todo ciudadano, y, por consiguiente, deben merecer el apoyo y la protección de los poderes políticos.

Por otro lado, las partes en las negociaciones de Namibe asumieron el compromiso de crear condiciones para acelerar el desarrollo de Cabinda, permitiendo que sus populaciones disfruten de todas sus potencialidades, teniendo en cuenta el presupuesto de la paz, estabilidad, reconciliación y democracia. No obstante, de acuerdo con los términos no.1, del artículo 7, de la Ley n. 26/10 del 28 de Diciembre, el ejecutivo angoleño acabará por decretar la suspensión de la transferencia mensual  de los recursos financieros (diez por ciento de los ingresos petrolíferos) a favor del Gobierno Provincial de Cabinda, que se venía realizando en los términos de la resolución nº 11/92, del 21 de Octubre. Además, la Provincia de Cabinda, que ocupó el segundo lugar en la atribución del Presupuesto General del Estado en 2007, aparece hoy en el 10º lugar.

Desde aquí se ve claramente, un seudo-proceso de paz que, enviciado por prejuicios ideológicos e intereses petroleros, se estructura en la búsqueda de una síntesis en torno del status quo, dejando espacio a una visión poco realista de la «cuestión de Cabinda», con una escasa aceptación popular del Memorándum de Entendimiento; la afirmación de un activismo oposicionista, que condenó y rompió el acuerdo como una imposición arbitraria de Luanda;  y el recrudecimiento de los enfrentamientos armados en el interior de Cabinda.

Así, Angola deja la situación en suspenso e invierte en la solución militarista, convencida, dentro de su propia lógica belicista, que el tiempo trabaja a su favor; olvidándose, ciertamente, del efecto boomerang.  Además, la historia nos enseña que la fuerza no hace al derecho, y que los guerrilleros casi nunca son derrotados, que a largo plazo esos «Davids» derrotaron «Goliats» por la estrategia de saturación.

Hoy, la paz en Cabinda es una paz de los cementerios, de los rendidos y mutilados (físicos y espirituales). El diagnóstico de la violencia y de la cultura del miedo en Cabinda se traduce en una psicosis colectiva, cada uno de los cabindas tienen una historia de terrorismo de Estado, particular, para contar sobre la brutalidad del régimen contra las populaciones indefensas: prisiones, violaciones, golpizas, asesinatos y la deportación de algún familiar, prohibición de asistir a las labras y a la caza, de legalizar asociaciones de derechos humanos o de organizar manifestaciones.

La sinfonización (mención al sinfo) y militarización del espacio vital de los Cabindas continúa afectando al aparato judicial, estando este corroído por el autoritarismo del poder político, donde resulta frecuente el encarcelamiento arbitrario y los asesinatos. Ejemplo cabal de esto: el día 12 de Diciembre de 2011, el cuerpo de António Zau fue encontrado inmóvil en un sitio eriazo con señales visibles de tortura, por el simple hecho de haber tenido la osadía de ir a la labra, desobedeciendo así a las prohibiciones de las instancias superiores; Venâncio Chicumbo y Cornélio Sambo estuvieron bajo detención en el Comando de la Región Militar de Cabinda durante dos meses, entre Septiembre y Noviembre de 2012, por el simple delito de leer y distribuir panfletos que condenaban las elecciones en Cabinda.

Por otro lado, el salto extrajudicial dado por el Gobierno, aquel que accionó la ilegalización de Mpalabanda en Julio de 2006, se inscribe en esta lógica del autoritarismo del poder político sobre la razón jurídica – puesto que el Tribunal Provincial de Cabinda no habría osado formular la hipótesis de la extinción de esta asociación, si en la conciencia del Juez no hubiese encontrado su realización viva como siendo una orden de las instancias superiores.

En el plano socioeconómico, el desarrollo tan propagado por el régimen no pasa de ser una mala imitación del Plano Calabube, indebidamente gestionado por los sucesivos gobiernos que pasaron por Cabinda desde los años noventa.

En efecto, apenas un gobernador llega a Cabinda cae adormecido en negocios locales y se dedica a aterrorizar por medio de la fuerza de las bayonetas a los negociadores y activistas locales que manifiestan su disconformidad.

El malestar que provoca esta situación es enorme. La industria petrolífera genera millones en Cabinda; pero la mayoría de la población vive en la pobreza abyecta. Cabinda se está asfixiado, con una rigurosa tempestad que causa mucha crisis; obstáculos a se desarrollo industrial y comercial; los servicios de infraestructuras básicas de agua potable, electricidad y saneamiento mal funcionan; y el empobrecimiento de la población autóctona. El empresariado local se encuentra empobrecido por la irracionalidad de una gobernación que lo discrimina. El sector de salud se queja de casi todo (material gastable, medicamentos para primeros auxilios, sueros, etc.), además del salario miserable de los agentes de salud.

Al nivel de la comunidad internacional, como dice Orlando Castro: «la pasividad también es plena, además de atávica, sólo Manuel Monteiro tuvo el coraje de decir, en relación a Cabinda, que «en el plano de las relaciones internacionales reina el primado del cinismo» y que » las consideraciones sobre lo justo o lo injusto dependen de las épocas, de las circunstancias y hasta de los intereses materiales»».

Se nota aquí la dimensión histórica y cultural de la cuestión de Cabinda, en su compromiso con los intereses sociales, políticos y de poder, el posible carácter alienante de la petro-cultura como síntoma de la patología de las instituciones sociopolíticas de nuestros estados minados por los intereses petrolíferos. En el pasado, era la esclavitud colonial, hoy no hay más negros para comercializar en el mercado de Malembo, pero existe el petróleo de alta calidad, que emana profusamente de las plataformas de Cabinda.

Es así como el petróleo alimentó en Angola todos los vicios políticos posibles: belicismo cultural, corrupción y falta de transparencia en la gestión pública, despotismo y estrategias escudadas en el simulacro del diálogo y la paz.

Donde, la necesidad supera los obstáculos y las contradicciones del Memorándum de Namibe.

3. Más Allá del Memorándum: Exigencias de una Paz Duradera

Si es que la cuestión de Cabinda surgida en 1885 aquando de la conferencia de Berlín no encontró solución hasta hoy, es porque las políticas de su gestión a lo largo de estos ciento treinta y ocho años a las cuales ella se ataca permanecieron siempre pobres al reprimir el testimonio de la consciencia moral, revelándose así incapaces de cultivar la cultura de paz y, por consiguiente, de hacer justicia a las populaciones de Cabinda.

El discurso político nunca estuvo en condiciones de ir al encuentro de las disposiciones legítimas de las poblaciones de Cabinda o, por el menos, de instaurar una sociedad democrática y de derecho, en el cual se respete el  Derecho y las libertades fundamentales, se acepta opinión contraria y la identidad del pueblo de Cabinda.

El diálogo tan difundido por el régimen desde la ascensión de Angola a la independencia ha sido duramente abalado por la violencia política – ola de detenciones, fusilamientos, torturas y desapariciones con que el régimen intenta combatir toda la oposición a su política en Cabinda.

El gobierno angoleño presentó su mensaje al mundo, pareciendo de cierta forma enmarcarlo en los estrechos límites de sus intereses políticos y económicos sobre Cabinda. Es el conflicto del derecho con lo político, en un ser político sacudido entre los apetitos suscitados por un laberinto rico en materias primas, sobre todo petróleo, y las exigencias del humanismo jurídico. Es por eso que en el Memorándum de Entendimiento de 2006, así como en los Acuerdos de Alvor, la sociedad cabindesa, de hecho, se desnudó totalmente de «su soberanía como pueblo».

Hoy, el conflicto es una realidad. El actual malogro del pueblo de Cabinda tal como se constituyó desde la firma de los Acuerdos de Alvor – e igualmente, en cierta medida, desde la colonización portuguesa – provoca la necesidad de la nueva figura socio-política para Cabinda que todos esperan, unos con angustia, otros llenos de esperanza.

Las políticas seguidas hasta aquí no sirven, es necesario otra generación de políticos y de políticas, que piensen más en el bien de las poblaciones de Cabinda que en su propio bien, que abandone las políticas centralistas-estalinistas; que reconozca la legitimidad de las fuerzas de la resistencia de Cabinda; que abdica de restricciones en la mesa de negociaciones; y que se comprometa en un proceso de paz para Cabinda fundado en la justicia y dignidad de los pueblos.

El respeto por esta dignidad comienza por el reconocimiento y por la tutela del estatuto ontológico-jurídico del pueblo de Cabinda, de su derecho a vivir como pueblo y de hacer elecciones sobre el futuro de sus hijos. Por lo que no se puede continuar reprimiendo el testimonio de la propia conciencia moral, renegando la Libertad y la Dignidad de todo un pueblo.

De esto sigue finalmente, que no se puede continuar haciendo guerra en Cabinda para quedarse con el petróleo, ahogando los legítimos deseos de las poblaciones de este territorio. El pueblo de Cabinda debe ser privilegiado para vivir normalmente como pueblo.

El problema actual consiste en encontrar principios sólidos conformes con la verdad sobre Cabinda, sobre el sentido de la vida y de los destinos de sus poblaciones, y adoptar consensos a partir de los cuales se acabará con el conflicto armado y se hará justicia al pueblo de Cabinda. De aquí la necesidad de Angola de tener una actitud de constricción frente al «fraude» contenido en los Acuerdos de Alvor que estipuló la apropiación del enclave de Cabinda y  su integración en el «espacio-territorio» de Angola al alero de la Constitución portuguesa de 1933.

Finalmente, la paz en Cabinda precisa de un fundamento estable, en lo relativo, y no rebajado. Y la única solución sensata para construir la paz autentica para Cabinda es un diálogo franco y abierto, ese diálogo que, partiendo del real subyacente a la «cuestión de Cabinda» va al encuentro de reconciliación, de fraternidad y de justicia, de dignidad para las poblaciones de Cabinda.

Conclusión y Recomendaciones:

Y, para terminar, debo decir que la cuestión de Cabinda es inevitable y irreprimible; envuelve cada hombre en particular que no renuncie a pensar. Y si es que este problema reaparece en este debate, es porque existe. «No es porque se hable poco de ello que deja de existir», decía Orlando Castro.

Mientras no haya política que instaure una verdadera justicia para Cabinda, no se puede poner fin al conflicto todavía reinante, pues la actual gestión de la especificidad de Cabinda tendrá siempre el mismo valor semántico que «alienación», «colonización». En este contexto, Cabinda será  siempre un verdadero barril de pólvora: el número de aquellos que en nuestro medio  se llaman FLECs va a aumentar.

Ante esta situación, recomiendo:

1) La auscultación de las Poblaciones de Cabinda y promoción de un debate franco y abierto en torno a su causa, constituyendo para el efecto, una comisión independiente integrando elementos de las Naciones Unidas y de la Unión Africana para conducir el proceso de auscultación;

2) El envolvimiento de la ONU y de la Unión Africana en la resolución de la cuestión de Cabinda. Es necesario que la Comunidad internacional asuma  sus responsabilidades en esta cuestión;

3) La elaboración de una Agenda de Paz para Cabinda, informe producido por una Comisión Independiente de Auscultación de las Poblaciones de Cabinda y que describe la situación actual en Cabinda, los contornos de la cuestión de Cabinda, la evolución de las perspectivas de solución del conflicto y definir procedimientos susceptibles de establecer una paz duradera para Cabinda.

4) La instauración de un clima susceptible de pacificar las conciencias, a través del respeto por los derechos humanos y de las libertades fundamentales, de justa repartición de la producción y de la riqueza acumulada de la comunidad y de la permanente búsqueda de consensos sobre la cuestión de Cabinda. Este clima permitiría la reaproximación de los beligerantes, lo que por si sólo constituiría un éxito de realce;

5) La organización de negociaciones constructivas e inclusivas sobre el futuro estatuto político y Jurídico de Cabinda.

¡Muchas gracias!

Windhoek, 14 de Enero de 2013.

La fecunda vida breve de Thomas Sankara, el “Che Guevara” africano

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Fuente: CLARIN.COM // Por: Victoria Reale

El cineasta suizo Christophe Cupelin retrató con imágenes de archivo el proceso revolucionario iniciado en 1983 por el capitán Sankara en Burkina Faso, “el país de los hombres íntegros”. En pocos años estatizó recursos naturales, se negó a pagar la deuda externa y luchó por los derechos de la mujer. Su asesinato frenó el cambio.

Thomas Sankara, conocido también como el Che Guevara africano, nació en el seno de una familia humilde del Alto Volta y comenzó su carrera militar a los 18 años. Su vida cambió en Madagascar, donde en 1971 presenció los levantamientos populares contra el gobierno de Philibert Tsiranana. Entusiasmado con los movimientos populares, se sumergió en la lectura de las obras de Lenin y Marx, que influirían profundamente en su formación. A medida que su figura se hacía conocida por su actuación en la guerra del Alto Volta contra Mali, también era reconocido como músico ya que tocaba en los clubes de la ciudad de Ouagadougou, capital del Alto Volta.

Luego de participar en diferentes funciones de gobierno, en 1983 Sankara fue encarcelado por el presidente Jean-Baptiste Ouédraogo. Manifestaciones masivas exigieron su liberación, y Ouédraogo debió renunciar. Así el Capitán Thomas Sankara se convirtió en presidente a los 33 años. En 1984 para festejar el primer  aniversario de la revolución, Alto Volta se transformó en Burkina Faso o “País de hombres íntegros”. En sus cuatro años de gobierno, Thomas Sankara llevo adelante políticas para el autoabastecimiento, lanzó planes de alfabetización, de construcción de casas, de vacunación y de reforestación. Prohibió la mutilación genital femenina y abogó por la igualdad de derechos para la mujer en una sociedad completamente machista. Estatizó los recursos naturales, rechazó los créditos externos y decidió no pagar la deuda. Pertenecía a una nueva generación de jóvenes militares revolucionarios que apareció en África en los años 80. “Sin formación política, un militar no es otra cosa que un criminal en potencia”, afirmaba Sankara, marcando así su diferencia. Su suerte estaba echada: una revolución que enfrentaba al orden mundial y que con sus políticas cuestionaba a los otros líderes africanos, no iba a perdurar. Su mano derecha y mejor amigo Blaise Campaoré no sólo puso fin a su vida, sino que asumió la conducción de Burkina Faso y desactivó todos los cambios realizados.

Capitán Thomas Sankara. Archivos de la revolución de Burkina Faso, “el país de los hombres íntegros” retrata la figura de Thomas Sankara como presidente de Burkina Faso desde 1983 hasta su asesinato en 1987. A veinticinco años de su muerte el filme recupera con imágenes y sonidos, el pensamiento y las acciones de gobierno llevadas adelante por este innovador presidente africano.

El director suizo Christophe Cupelin acompañó su filme en la última edición del Doc Buenos Aires. y habló con Revista Ñ digital sobre cómo lo impresionó el gobierno de Sankara cuando viajó por primera vez a Burkina Faso en 1985. “Yo tenía 19 años y empecé a rodar en súper 8 para filmar la revolución. Allí nació mi deseo de hacer cine y esta película es mi manera de agradecerle a Thomas Sankara todo lo que me dio”, aseguró el cineasta, que entre 1985 y 2000 vivió entre Ginebra, Suiza, y Burkina Faso.

-¿Cómo fue el trabajo de reunir el material de archivo para el filme?

-La mayoría son archivos que fui recopilando personalmente desde 1985: revistas, diarios, y grabaciones de audio. Después del asesinato de Sankara, su figura fue prohibida y el gobierno mandó a quemar todos sus archivos. Yo pude encontrar material que tenían los burkineses y hasta grabaciones de la televisión oficial de Burkina Faso, que me las pasaron de manera clandestina. En 2007, cuando se cumplieron 20 años de la muerte de Sankara, se publicaron muchos archivos en YouTube, y además se liberaron los derechos de grabaciones de la televisión francesa y suiza.

-¿Por qué decidió intervenir sobre la imágenes de archivo?

-Quería golpear en el inconsciente del espectador, no sólo mostrarlo como archivos de una época. Quería que fuera algo más que eso. Además los archivos estaban en muy mala calidad, entonces en la primera etapa trabajé sobre las imágenes para mejorarlas lo más que se podía. A pesar de mis esfuerzos, no pude mejorar todo el archivo, así que decidí directamente transformarlas. Busqué una estética que sorprenda al espectador para que no sea indiferente a la palabra de Sankara.

-El presidente Sankara estaba adelantado a su tiempo: decidió no pagar la deuda externa y defendía la igualdad entre hombres y mujeres.

-Si hubiera hecho la película hace 10 años, hubiera utilizado los mismos archivos, pero el filme no tendría la misma resonancia que hoy, porque hoy no sólo los países africanos rechazan pagar su deuda externa, sino que también lo hace Grecia. Europa está en crisis, algo que antes parecía imposible. Desgraciadamente el derecho de las mujeres sigue relegado, ni siquiera en Europa hay una equivalencia de salarios entre hombres y mujeres.

-La mutilación genital femenina se siguió practicando en Burkina Faso a pesar de estar prohibida.

-Sankara la prohibió por ley, pero es una costumbre muy difundida y casi imposible de controlar. Las mismas mujeres le practican la ablación a las niñas. Sankara realizó una campaña para que por lo menos usaran cuchillos esterilizados.

-¿Cree que el asesinato de Sankara fue instigado por otros líderes africanos?

-Sí. Sus principales enemigos fueron Félix Houphouët-Boigny, que era el presidente de Costa de Marfil, y Charles Taylor, que trabajaba para la CIA. Taylor entrenó a un grupo de paramilitares en Burkina Faso para derrocar a Samuel Doe, que era presidente de Liberia. Sankara se enteró de las actividades de Taylor y se negó a cooperar con sus planes, echándolos de Burkina Faso. Taylor derrocó al gobierno de Doe y asumió como presidente de Liberia. Él fue el que instigo el asesinato de Sankara.

-En su filme aparece un registro de audio donde Thomas Sankara explica por qué Blaise Campaoré, su mano derecha y amigo podría traicionarlo. ¿Por qué cree usted que Sankara no hizo nada para detenerlo?

-Esa parte de la película interroga al espectador sobre la definición de la amistad. Quería que cada persona se preguntara si era capaz de traicionar a su mejor amigo, y si su mejor amigo sería capaz de traicionarla. Creo que Thomas muere porque no quiso traicionar a su amigo. No puedo juzgar su conducta, sólo sé que esas fueron sus razones. Cuando él supo que había un complot en su contra, otros jefes de estado lo invitaron a que se exiliara en sus países, como Fidel Castro que le ofreció que fuera a Cuba. Pero Sankara no quiso marcharse. Su guardia de seguridad le pidió que al menos arrestara a Campaoré, pero Sankara no quiso utilizar la fuerza contra la persona que sentía como un hermano.

-Las primeras medidas de Blaise Campaoré, que gobierna hasta el día de hoy Burkina Faso, fue dejar sin efecto las políticas de la revolución. ¿Cómo está el país en la actualidad?

-Lo único que no cambió Campaoré fue el nombre del país. La pobreza aumentó, el analfabetismo sigue igual, la economía todavía es feudal. En los últimos años apareció un movimiento democrático, que espero que en el futuro pueda reemplazar el régimen de Campaoré.

-A pesar de los esfuerzos del gobierno de Campaoré para borrar el legado de Thomas Sankara, ¿su memoria sigue presente en el pueblo de Burkina Fasso?

-Sankara vive en la conciencia de su gente. Incluso las personas que en su momento no apoyaron la revolución, ahora afirman que Sankara tenía razón. Esta película está hecha también para los jóvenes menores de 25 años que no vivieron el proceso revolucionario y necesitan conocer sus obras y pensamientos.

-¿Tiene posibilidades de estrenar su filme en Burkina Fasso?  

-Intenté estrenar este año en el 25º aniversario de la muerte de Thomas Sankara y no me dejaron. Envíe la película al festival de cine Panafricano FESPACO, que se realiza en Burkina, pero fue rechazada. El director del festival me contó que el gobierno prohibió que se pasara el filme en Burkina Faso. Voy a pasarlo en otros países de África y, el año que viene, voy a volver a intentar estrenarlo en la tierra de Sankara.

Ficha Técnica

Capitán Thomas Sankara. Archivos de la revolución de Burkina Faso, “el país de los hombre íntegros”. Duración 111 minutos. Suiza.

Realización y Producción: Christophe Cupelin.

Imagen, sonido y montaje: Philippe Ciompi, Perspective Films.

Filmación adicional: Abel Sankara, Caroline Cuénod.

Sonidos adicionales: Philippe Ciompi, Christophe Cupelin.

Música adicional: The Ex, Fela Kuti.

Archivos principales: Radio Televisión Suiza, Instituto Nacional del Audiovisual de Francia y Radio Televisión de Burkina Faso.

Más información: http://www.capitainethomassankara.net/

Cupelin básico:

Nació en Ginebra, Suiza, en 1966. Egresado de la Escuela Superior de Arte visual en Ginebra en 1993, opción cine video. Responsable del cine Spoutnik en Ginebra desde 1991 hasta 1994, y programador hasta 1998. Cofundador en 1993 de la productora Laïka Films. Vivió entre Ginebra, Suiza y Burkina Faso entre 1985 al año 2000.

Su primer cortometraje fue Dondoli Studio (1997) documental que cuenta la vida de Jo Sangaré, guitarrista burkinés, que vive en Ginebra, Suiza. Luego realizó Kononga “Nous allons nous arrêter ici pour manger” (“Vamos a parar aquí para comer”- 2006) filmado en  un pueblo perdido de Burkina Faso. Este año estrenó su primer largometraje Capitán Thomas Sankara. Archivos de la revolución de Burkina Faso, “el país de los hombres íntegros”.

COMPARTIÓ: MAXIMILIANO VEGA

Esclavitud y Africanía: Las convergencias bantú registradas en las Américas y el Caribe

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Por Simão Souindoula

Es con gran realce que se delínea hoy, luego de persistentes esfuerzos emprendidos a nivel del Centro Internacional de las Civilizaciones Bantú de la Universidad madrileña de Alcalá de Henares, con el tenaz africanista congolés Luis Beltrán, y de la Universidad amazónica de Rodonia, con el veterano lingüista belga Jean Pierre Angenot.

Esos empeños se realizan tras uno de los períodos de desplazamiento humano ultra marino, de entre los más significativos de la historia de África y que se consubstanció en la instalación masiva de millones de sus habitantes en América y el Caribe.

Esta migración forzada provocó, naturalmente, el enraizamiento de expresiones culturales negras que el célebre etnólogo cubano Fernando Ortiz designo por “africania”.

Una de las orientaciones tomadas, traspasó este concepto de ligación genérica y la identificación de las culturas de origen.

Es así que teniendo en cuenta las condiciones de reagrupamiento y embarque de los cautivos y del poblamiento particular de África central, oriental y austral, fueron establecidas adhesiones a la cultura bantú.

Evidenciaremos en este esbozo de estudio, la necesidad, como en el continente de origen de la aplicación del método comparativo en las sobrevivencias de las expresiones culturales de los “Atu” y destacaremos su importancia, convergente para el Nuevo Mundo.

Tentativas comparadas.

Uno de los ensayos emprendidos en este sentido, publicado en 1982 en Bogotá en el contexto de la creación del CICIBA, fue el del colombiano Nicolás del Castillo, antiguo embajador de su país en Costa de Marfil, en su notable obra “Esclavos negros en Cartagena y sus aportes léxicos”.

La institución establecida en la capital gabonesa se precia de publicar, dos años después, un resumen de este trabajo en su revista científica y cultural “Mantu”.

Dentro de las concordancias bantú puestas en relevo, en su ejercicio de lingüística comparada, el investigador latinoamericano indica el termino guandu, guandul (Cajanus indicus(L) Spreng).

Las comunidades de raíz bantú perpetuarán la misma palabra en el continente y en el conjunto insular.

  • Guandu en los vecinos Brasil y Colombia
  • Guandu en Costa Rica
  • Guadul en Cuba, Puerto Rico y en la República Dominicana.

Se trasluce de esos datos que el término de origen bantú (kikongo) “wandu” (yerbas) fue conservado, salvo inexplicablemente en la parte occidental de la antigua “Española”, el actual Haití, donde ésta muy apreciada planta leguminosa es conocida como “Pois Angole” y Pois Congo”.

Las poblaciones de esta parte de la isla caribeña privilegiaron el origen de esta variedad de frijol, alimento tradicional del septentrión de nuestro país.

En efecto, la preciosa “Relatione di Reame di Congo…” del italiano Filippo Pigafetta y del portugués Duarte Lopes, publicada en Roma en 1591, una de las primeras fuentes escritas sobre nuestra historia confirma que esta “kassa” era uno de los alimentos base en esta región, en los siglos XVI y XVII.

Insistimos en la necesidad de desarrollar el método lingüístico comparativo en nuestro estudio intitulado “Método comparativo y estudios bantú en América Ibérica” (Universidad de Alcalá de Henares, 1998).

Realzamos en este análisis, a título indicativo, las siguientes concordancias, recurriendo al proto-bantú, los siguientes radicales y sus reflejos americanos y caribeños:

-ganga (medicine-man, curandero)

a) en Brasil: nganga (maestro de ceremonia religiosa)

b) en Cuba: gangulero o mwana nganga (joven iniciado); mojiganga (iniciado), Tata nganga (maestro de ceremonia)

-Kiti (fetish, hechizo)

a) en Brasil: enquice

b) en Cuba: nkiso

-dogi (withcraft, hechicero)

a) en Brasil: endoque

b) en Colombia: endoqui

c) en Venezuela: ndoki

-angu (water, sea, rio, mar)

En Argenitna, Colombia y Venezuela, El término “kalunga” tiene la misma connotación, de práctica purificadora, que la utilizada por los Bantú Occidentales.

-jambe, yambe (God, Dios)

Esta designación se perpetró en casi todas las comunidades de origen bantú en el Nuevo Mundo.

Es Zambi o Zambi a Pongo.

-gunga (bell, sino)

Se reencuentra la forma kanga que apunta a una flauta, mientras en Cuba, ella es reservada a las percusiones metálicas.

-dimba (metalófono)

El sustantivo sobrevivió en prácticamente todos los crioulos y semi-crioulos con una base lexical bantú.

En efecto, se encuentra invariablemente en esos hablares el famoso marimba.

.futi (sculpture)

En Cuba, la palabra indica un instrumento de fricción y en Venezuela, una estatuilla sagrada.

Parentesco Genético.

Es incontestable, por la fuerza de esos elementos lingüísticos, que un fuerte porcentaje de africanos instalados en las nuevas tierras americanas o caribeñas, venían de la mayor macroestructura etnolingüística de África: el dominio bantú.

Al inicio del tráfico negrero, el área cultural que será convencionalmente clasificada en el siglo XIX como “bantú” (tierra de los hombres), tenía visiblemente la configuración global que ella tiene hoy, representando el ¼ de la Afrikiya y conteniendo medio millar de lenguas.

Es necesario agregar a esta realidad histórica, la organización en esta zona de puertos, extraordinariamente activos en la exportación de la mano de obra esclava tales como São Tomé, en el Golfo de Guinea, Malembo, Cabinda, Mpinda, Ambriz, São Paulo de Loanda, Benguela la Vieja, San Felipe de Benguela, en el litoral del actual territorio angoleño, Quelimane y Pemba, en la contra costa.

Consecuencia lógica de esas migraciones forzadas bantú, esta vez fuera del continente, en dirección al Atlántico Occidental, las civilizaciones bantú dejaron trazos lingüísticos y antropológicos intensos en las culturas afro-americanas y afro-caribeñas.

La sustancia bantú, está presente, efectivamente, en los crioulos y hablares semicreolizantes, las creencias, la expresión religiosa, la arquitectura, la gastronomía, las estructuras sociales, los antropónimos, la música, la danza, los ritos funerarios,el sistema de producción, la medicina y la farmacopea, etc.

Una de las particularidades de los estudios sobre los trazos bantú en las Américas y el Caribe, es que son muy localizados, muy segmentados.

Ellos son, muchas de las veces, limitados a las fronteras nacionales, a las de los actuales Estados, sin verdadera tentativa de relación de las similitudes.

En suma, ellos no son suficientemente sometidos a un examen comparativo.

Pensamos que este método que permitió esclarecer el parentesco genético de las lenguas y culturas de África central, austral y oriental, debe ser cada vez más aplicado en el Nuevo Mundo.

Conclusión.

Los ejemplos que tomamos confirman que tenemos en este dominio un campo de trabajo bien vasto.

Y los estudios sobre los bantuísmos en el continente y en las islas de los “moleques” deben progresar.

Ellos deben escapar de la mono-lingüística en vista de que el concepto bantú se deslizó, coherentemente por la fuerza de las evidencias de su cuna lingüística para las reconstrucciones arqueológicas e históricas, así en dirección a las reedificaciones filosóficas, antropológicas e igualmente, antropobiológicas.

Este desafío se muestra como una de las mayores apuestas con vista a la producción de nuevos conocimientos sobre la «africania” en los próximos decenios.

Es el único método que nos permitirá enriquecer nuestros conocimientos sobre el componente bantú de las culturas de más allá del Atlántico con más elementos de civilización. Ello nos permitirá igualmente poner en relieve una de las fibras unificadorasdel poblamiento niger en el Nuevo Mundo, y de considerar plenamente la existencia de un mundo americano y caribeño bantú.

Traducción: Bárbara Igor (MISOSOAFRICA)

LAS LEYES INICUAS DE LA REPÚBLICA DE SUDÁFRICA DURANTE EL APARTHEID

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UNA persona «manifiestamente blanca» y» generalmente aceptada como blanca» puede no ser calificada como blanca si su padre o su madre han sido clasificados como personas de color.

UN africano es «una persona que pertenece realmente a una de las razas o tribus aborígenes de África o que es generalmente aceptada como tal».

UNA persona de color es aquella que » no es ni blanco ni un africano».

UNA persona que no sea en realidad un africano, pero que » por su aspecto es manifiestamente un africano», será clasificada como tal en el registro de  población a menos que pruebe que verdaderamente no lo es ni es generalmente aceptado como tal.

UN hombre que es «por su aspecto manifiestamente un blanco» deberá ser clasificado como persona de color si uno de sus progenitores directos ha sido  clasificado como blanco y el otro como persona de color.

PARA decidir si una persona es «por su aspecto manifiestamente blanco», el funcionario competente debe tener en cuenta «las costumbres, la educación,  la manera de hablar, el porte y la conducta en general» de esa persona.

SI una persona «manifiestamente no blanca por su aspecto» es «aceptada generalmente como blanca» en la zona en que trabaja, pero no en la zona en que vive, puede no ser calificada como blanca.

AUN veinticinco años después de que una persona ha sido clasificada en el registro de población como blanca y se le ha expedido la correspondiente tarjeta de identidad, el Secretario del Interior tiene derecho a ordenar la reclasificación de esa persona.

(En el recordado Mundial de Rugby llevado a cabo en Sudáfrica de Mandela, cuando la selección sudafricana ganaba el mundial por estrecho margen a  unos todopoderosos All Blacks, se dijeron muchas cosas terminado el partido, incluyendo que todo estaba arreglado. En medio de todas las declaraciones, el rugbier Abdelatif Benazzi dijo:“Había mucho más en juego que un triunfo deportivo en ese Mundial. Y por suerte ganó lo que tenía que ganar”. Benazzi, de origen marroquí, moreno y jugador francés, sabia lo que decía).

Texto publicado por UNESCO.

Colaboró: Maximiliano Vega.

Imagen: Beyond Trauma

 

 

 

Biko, una vida contra el apartheid.

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Por Bárbara Igor

«El principio básico de la Conciencia Negra es que el negro debe rechazar todos los sistemas de valores que tienden a hacer de él un extranjero en la tierra donde nació y a reducir su dignidad humana fundamental”.

Steve Bantu Biko

Hoy, 12 de septiembre, se conmemoran 35 años de la muerte de una de las piezas claves de la lucha contra el Apartheid en Sudáfrica, y contra la opresión racista en el mundo entero, el gran Steve Biko.

Stephen Bantu Biko nació en Ginsberg, pequeña localidad en las afueras de la ciudad de King William’s Town, un 18 de diciembre de 1946. Siendo desde temprana edad un estudiante rebelde, ingresa a la Facultad de Medicina de la Universidad de Natal, la que contaba con una sección para alumnos negros.

En la universidad, formó parte de la Unión Nacional de Estudiantes Sudafricanos (NUSAS), pero decide renunciar a ella por considerarla dominada por blancos(*). Cuestionaba fuertemente el rol que los “blancos liberales” jugaban dentro del movimiento negro. Consideraba, y no de manera antojadiza, que los negros debían fundar y dirigir sus propias organizaciones.

Fue así como en el año 1968 fundó la Organización de Estudiantes Sudafricanos (SASO), que tenía la particularidad de prestar asistencia tanto médica como legal a las comunidades negras, además de promover e impulsar el desarrollo de nuevas empresas. Biko, y probablemente este sea uno de sus aportes más relevantes, apelaba al rescate de la autoestima de los negros por medio de la educación y de la organización. Interesado en la dimensión psicológica de la opresión que se padecía en Sudáfrica, Biko fue capaz de percibir cómo la idea de una supuesta “inferioridad racial”, era lo que en gran medida impedía a su comunidad seguir avanzando, un sentimiento de inferioridad impuesto por condiciones de vida inhumanas y que permitían al opresor mantener las jerarquías que el Apartheid se encargó de poner en evidencia ante los ojos del mundo.

La teorización de las ideas del movimiento se dio por medio de la columna de la “Revista Negra”, en la que Biko llegó a ser editor (3). Fue mediante sus sucesivos artículos que Biko desarrolló las principales ideas que dieron forma al concepto de liberación: “El arma más poderosa del opresor es el espíritu del oprimido”

Pero la represión no se hizo esperar. En el año 1973 fue sometido a un “Régimen de Prohibición”, que entre otras cosas, le impedía salir de la ciudad de King Williams Town, hablar o escribir sobre sus ideas, o estar con más de una persona a la vez.

Tras violar el régimen de prohibición en varias ocasiones, y ser interrogado y arrestado por ello en otras tantas, sería en agosto de 1977 cuando enfrentara su último interrogatorio.

Según testimonios aportados en la Comisión de Verdad y Reconciliación, a dos décadas de su muerte, se reveló que Biko habría sufrido una lesión en la cabeza durante un interrogatorio y que un traslado innecesario de 12 horas hasta un hospital en Pretoria, habrían vuelto imposible su recuperación (2).

Sería sólo gracias a su amigo, el periodista y activista contra el apartheid, Donald Woods, que se diera a conocer el crimen de Biko al mundo. Habiendo sido declarado dentro del Régimen de prohibición, Woods huye a Londres simulando ser un sacerdote, junto a una serie de fotografías del cuerpo lacerado y desnudo de Biko en la morgue, que volvieron imposible a las autoridades negar la brutalidad con que se trataba a la oposición en el país africano.

Si bien sus ideas han sido criticadas por negar la participación de sujetos blancos dentro de la lucha contra el racismo, hoy, a 35 años de su muerte, tiempo que supera incluso los 30 años de su vida, Stephen Bantu Biko continúa siendo un ejemplo de lucha para el mundo entero.

Nota (1) Este antecedente fue tomado de un reportaje de la BBC.

Nota (2) El traslado  habría sido desde Puerto Elizabeth hasta Pretoria.

Nota (3) Algunas fuentes indican que esta revista habría sido escrita en el marco de SASO, mientras que otras fuentes apuntan a que fue escrita a partir de 1972, en el marco del “Programa de la comunidad Negra”, en la que Biko participaba tras su expulsión de la universidad.

A quienes quieran conocer un poco más de la vida de Steve Biko, pueden ver la película «Cry Freedom» o «Grito de Libertad», del año 1987, protagonizada por Denzel Washington y dirigida por Richard Attenborough.

Una bibliografía española sobre África

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Por José María Lizundia Zamalloa

La relación que mantuvo España con África, en ningún caso es comparable a la de América. En gran parte de América se habla español, además de existir infinidad de toponimias donde no se habla que ilustran esa presencia. Con África, a pesar de los 14 kilómetros (Estrecho de Gibraltar) que la separan de España, no ocurre algo si quiera parecido. A pesar de que España sigue manteniendo dos enclaves en la costa mediterránea de Marruecos desde los siglos XVI y XVII, las ciudades de Ceuta y Melilla. Durante el siglo XX también administró la franja norte y sur de Marruecos, mientras Francia ocupaba todo el centro, como consecuencia del Protectorado sobre Marruecos que finalizó en 1956 con la independencia de aquel país. También mantuvo el enclave marroquí de Sidi Ifni hasta 1969, El Sáhara Occidental hasta 1976 y Guinea Ecuatorial hasta 1968.

En el siglo VIII, España fue conquistada por los árabes, aunque son fundamentalmente bereberes (islamizados) del Magreb, que permanecerán hasta 1492, en que se conquista su último bastión de Granada. Alguno de aquellos imperios que se extendieron a las dos orillas del Estrecho son de procedencia sahariana, como es el caso de los almorávides, que fundarán Marraquech y quedarán con ello vinculados a la creación de Marruecos, cuya dinastía dura un siglo y finaliza en el S. XII ante la fuerza irresistible de los almohades, también bereberes africanos.

Vemos pues, que frente a la irreversibilidad cultural y lingüística ocurrida en América, los lazos de españoles y fundamentalmente norteafricanos serán plenamente reversibles. El legado es material, un legado de primer orden en el caso musulmán, por la Alambra de Granada, la Mezquita de Córdoba y la Giralda de Sevilla y tantas otras cosas, amén del vocabulario árabe (muchas palabras incrustadas en el español). Dos autores mexicanos al menos, Octavio Paz y Carlos Fuentes siempre defendieron ese legado como parte del patrimonio cultural hispanoamericano, por tratarse de uno de sus componentes fundamentales, tras su irradiación a América.

Tantos contactos entre las orillas y las dinámicas generadas, crearon grupos sociales y culturales poco conocidos. Los cristianos españoles trataron de imponer durante ocho siglos su hegemonía política y religiosa. Resiste hasta el final el Reino de Granada.

Pero las mezclas y excepciones no son pocas. Mozárabes son los cristianos que permanecen en territorios musulmanes. Mudéjares (nombre también de un estilo artístico hispano musulmán) son musulmanes que pasan a vivir bajo reyes cristianos, y moriscos son los últimos musulmanes que permanecerán en España, y que se ven obligados a convertirse al cristianismo y desprenderse de todas sus formas culturales y no solo religiosas. Esta situación insostenible les llevará a distintas rebeliones en Andalucía, por lo que su expulsión será definitiva e incondicional. Peregrinarán por Túnez, Argelia y Marruecos en donde tampoco serán aceptados plenamente como musulmanes, han devenido culturalmente híbridos y su religiosidad vuelve a ser dudosa también en tierras africanas.

La editorial Almuzara, radicada en Córdoba, se ha comprometido a recuperar el recuerdo de estos españoles trasterrados cuyo infortunio fue tan grande como su olvido: los moriscos o andalusíes, sin contar a los judíos. Andalusíes por Al Ándalus que es como se llamó la entidad hispano musulmana.

Almuzara edita sus libros de esta colección muy cuidada en tapa dura, en la que participa algún hispanista junto a una mayoría de profesores andaluces. Han rescatado cosas en verdad interesantes, por ejemplo el misticismo sufí (La historia del sufismo en Al Ándalus), y se han centrado en la actual Malí y en concreto en Tombuctú por varios motivos. Sin duda el más curioso de todos es el que emprende Yuder, un andalusí que junto a otros moriscos y renegados, por encargo del Sultán de Marraquech, conquistarán el Imperio Songhay de Malí: Djenné, Gao, Tombuctú, el arco del Níger…

Estamos en un área religiosa lindante con Mauritania y cuna de eruditos del islam como es Chinguettí, máximo referente islámico de África en el siglo XV. El otro punto será El Cairo.

Los moriscos, no sólo son los creadores del flamenco por medio del cual ocultan sus raíces y las preservan, sino de un legado cultural que aún permanece en el Magreb y en la legendaria ciudad de Tombuctú. De actualidad como todo el Azawad por su autoproclamación de independencia y segregación de Malí, así como por la imposición más rigorista de la sharia. La Comunidad Autónoma de Andalucía, había creado en esa ciudad una gran biblioteca con unos fondos fastuosos, que parece pueda correr la misma suerte que los budas de Bamiyán en Afganistán. Ocurriría, de ser tan funesto el desenlace, cuando la editorial Almuzara tiene en el mercado la obra cumbre de la historia del Imperio Songhay, por fin traducida al español: Crónica del País de los Negros, también conocida como Tarij as- Sudan de Ab al-Sadi. Se trata de la principal fuente histórica de África Occidental.

José María Lizundia Zamalloa, natural de Bilbao, España, es abogado y escritor. Reside actualmente en Santa Cruz de Tenerife, donde ejerce la abogacía y su labor como articulista en diversos medios. Con este artículo, inicia una serie de contribuciones relativas a África, con foco en el Sáhara.

23 de agosto: DÍA INTERNACIONAL DEL RECUERDO DE LA TRATA DE ESCLAVOS Y SU ABOLICIÓN

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Por Carlos Hernández Soto

«El tráfico de esclavos trajo como consecuencia la acumulación de capital de las grandes potencias europeas y de los Estados Unidos de América y la base económica que hizo posible la industrialización de Europa y América, mientras África quedaba despojada de sus riquezas, de su población y de su mano de obra joven. La acumulación originaria de capital europeo y norteamericano está amasada con sangre de africanos negros».

El 23 de agosto de cada año se celebra el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y su Abolición.

La trata de esclavos, practicada inicialmente por países europeos y luego por la América colonial, tuvo la complicidad de los jefes africanos y duró desde el siglo XV al XIX. Se caracterizó por la captura, venta, transporte y explotación de más de 15 millones de personas y sus descendientes a lo largo de cuatro siglos (Curtin, 1969).

Para recordar este trágico proceso, la UNESCO creó en 1994 el proyecto La Ruta del Esclavo y cada 23 de agosto se rinde homenaje a los hombres y mujeres que lucharon contra esta opresión.

El tráfico de esclavos trajo como consecuencia la acumulación de capital de las grandes potencias europeas y de los Estados Unidos de América y la base económica que hizo posible la industrialización de Europa y América, mientras África quedaba despojada de sus riquezas, de su población y de su mano de obra joven. La acumulación originaria de capital europeo y norteamericano está, pues, amasado con sangre de africanos negros.

La trata produjo además una tragedia humana y un desastre cultural. Como parte de la tragedia humana, las familias africanas quedaron separadas y desunidas y a los negros esclavizados en América, a quienes se les trató como a bestias, se les negó la posibilidad de formar familias estables, se les despojó de sus culturas ancestrales y de sus lenguas nativas.

A los africanos esclavizados se les prohibió seguir sus creencias y prácticas religiosas y, en consecuencia, fueron doctrinados. aunque superficialmente, en la religión católica. Pero en el viaje transatlántico de los barcos negreros, con los africanos viajaron también sus dioses, especialmente los acuáticos (las madres de agua), como Kalunga, la diosa del mar y de la muerte en la cuenca congo-angoleña. Desembarcaron con ellos en tierras americanas. Del encuentro y lucha de culturas que se dio en estas tierras nacieron las religiones sincréticas del Nuevo Mundo: el vudú en sus diferentes versiones, la santería, el candomblé, algunas formas de catolicismo popular americano y otras expresiones religiosas híbridas.

Cuando ya no fue posible el mantenimiento económico de las colonias, se produjo paulatinamente, en el continente americano, la abolición de la esclavitud, que nació disfrazada de “acto piadoso y compasivo”, aunque en realidad se debió sobre todo a fuertes razones económicas.

Hoy la lucha contra la esclavitud continúa principalmente contra dos de los efectos de la historia de la esclavitud: el racismo y la discriminación. Continúa también en la lucha por el reconocimiento del pluralismo cultural, en la construcción de nuevas identidades y en la creación de una idea renovada de ciudadanía.

En el Día Internacional del Recuerdo de la Trata de Esclavos y su Abolición, el Dr. Simâo Souindoula, historiador angoleño, miembro del Comité Científico Internacional del Proyecto de la UNESCO La Ruta del Esclavo, dictará una conferencia sobre el tema “¡Kalunga eh Los Congos de Villa Mella”(que es el título de un libro de mi autoría), tal como se anuncia en la siguiente Agenda Cultural de eventos alusivos al Tráfico de Esclavos y su Abolición, publicada en el No. 454 del boletín semanal “Tantâ Cultural” (Agosto 16-23, 2012) de Angola:

Libro “¡Kalunga eh! Los Congos de Villa Mella”, publicado por el autor de este post.

Sobre el concepto “Afrocolombiano” en la Cátedra de Estudios Afrocolombianos.

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Por Bárbara Igor

Varios son los países latinoamericanos que han decidido impartir en sus escuelas cátedras sobre Historia Africana y Herencia Africana relativa a sus territorios. No es una novedad argumentar que la construcción de la identidad de nuestros pueblos americanos es en gran medida deudora de la cultura africana, así como también, depositaria de un sinfín de costumbres y saberes.

Sin embargo, la riqueza de este legado es frecuentemente ensombrecida por los discursos raciales sostenidos por el colonialismo, y que a día de hoy, continúan reproduciéndose.  Es así como, a lo largo de la historia, hemos sido testigos de cómo el ser africano “ha sido reducido al color de la piel, racializado y estereotipado; se le quitó su nombre, su historia, su cultura, su dignidad, el derecho a ser persona y se le redujo a negro”

Dicha situación, que el tiempo parece haber disimulado hasta volverla parte de nuestro cotidiano, requiere ser visibilizada, corriendo el velo de la ignorancia en relación a los procesos históricos y sociales.  Es así como surge el sueño de educar acerca de la construcción de nuestras sociedades latinoamericanas, incluyendo la Historia Africana como materia de relevancia en los planes de estudio de nuestras escuelas, algo que hoy en día parece ser una realidad, al menos, en Colombia.

Con todo, el ejemplo colombiano nos enseñanza que educar sobre África y su herencia no está exenta de dificultades, más aún considerando el peso que los discursos oficiales han tenido en la construcción de nuestros estereotipos sobre el ser africano.  En este sentido, y según se ha evidenciado en la formulación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos del año 2004 en Colombia, se han debido sortear diversas dificultades, como la que destacamos ahora, en torno al concepto que se escoge para designar al individuo de la comunidad negra: “Afrocolombiano”.

El concepto “Afrocolombiano”, según vemos, ha sido un concepto polémico y de importante debate en el ámbito académico.  En lo cotidiano, escuchamos los conceptos negro y afrocolombiano como si se tratase de sinónimos, sin reparar en sus connotaciones.

El prefijo afro, es una directa referencia a la herencia africana que aun vive en la memoria colectiva de los descendientes,  a través de los distintos saberes y prácticas, entiéndase con esto, la tradición oral, la memoria del cuerpo que se manifiesta por medio de la danza, los gestos, las habilidades artísticas, musicales, los cantos, así como también, en la relación del descendiente africano con la naturaleza: “Es el pasado ancestral, elemento clave de su identidad étnica hoy”.

La designación “Afrocolombiano” surge de la necesidad de los individuos de tener una identidad construida a partir de elementos objetivos y/o subjetivos, «implica una resignificación, un reconocimiento del hombre negro», un reconocimiento de sus raíces culturales tanto africanas como colombianas.

El concepto «afrocolombiano» es materia de discusión para quienes afirman que en la actualidad, “ya no se tiene vínculo histórico con África”.  Otras posturas consideran que el concepto «afrocolombiano», “no contribuye a la construcción de un proyecto político como Pueblo Negro”.

Lo anterior, podrá explicarse a través de lo que se conoce como proyecto de integración, a diferencia del proyecto de autodeterminación, defendido por quienes apuestan por la construcción del Pueblo Negro.  De este modo, el proyecto de autodeterminación, comprende que el calificativo «negro» es impuesto por el otro, pero que al mismo tiempo es asimilado como parte de la identidad propia.  A sí mismo, tiene en cuenta que en el futuro, las generaciones venideras de la comunidad negra ya no serán “afrocolombianas” sino que serán parte del “Pueblo Negro”.

En este mismo sentido, el proyecto de integración, se enfoca en el fortalecimiento de la identidad «como comunidad negra, pero dentro de la nacionalidad colombiana», vale decir, el ser «afrocolombiano», tal y como se indica, sería el reconocimiento del legado ancestral africano, desarrollado en los márgenes de la nacionalidad colombiana, pero en relación con esta.

En las distintas partes del mundo donde la herencia africana se hace presente, los afrodescendientes construyeron sociedades y culturas siempre en contacto con otras culturas y sociedades.  En este contexto, no puede valorizarse al afrodescendiente sólo por ser poseedor de la herencia africana, sino que se vuelve necesaria su valorización como un hombre nuevo, “en el sentido de que es el resultado histórico de procesos de mestizaje e hibridación cultural con pueblos europeos” e indígenas, “pluriétnicos y multiculturales todos ellos”.

“En este sentido, el afrocolombiano sería un hombre inserto en la historia de Colombia, como coautor de la República […], que cree en su particular cosmovisión, saberes y valores ancestrales […] es parte de su geografía, construyendo socialmente sus espacios de acuerdo a las características regionales con sus historias diferenciadas y múltiples expresiones culturales […]»

La identidad afrocolombiana por tanto, es la resignificación y redignificación tanto de los ancestros como de sus descendientes en el presente, «no es simplemente un reencuentro con el pasado, sino, un reto ante el futuro de la Nación”

Más allá de la discusión en torno del término afrocolombiano, de indudable importancia, La Cátedra es una importante reivindicación del movimiento social afrocolombiano, que tiene entre sus objetivos dar a conocer el importante aporte de los afrocolombianos «a la construcción de la nacionalidad en lo material, lo cultural y lo político», y a la vez, reconocerlos y valorarlos como etnia, para una mayor integración y una participación social equitativa.

Si bien este concepto ha sido centro de debate, hemos querido plantearlo como un ejemplo de la conversación que se suscita en torno de la herencia africana en América Latina, y sobre todo, como un ejemplo de la importancia que la educación tiene en la construcción de sociedades más igualitarias, siempre resaltando la riqueza que yace en la diversidad de los elementos que han contribuido con el fortalecimiento y desarrollo de su identidad.

Fuente:  Estudios Afrocolombianos (Ministerio de Educación Nacional, Bogotá Colombia)

IMAGEN:  http://afrocolombia.webnode.es

La Ruta colombiana de la Esclavitud

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Por Simão Souindoula (Angola)

El Choco, una Angola reconstituida en la Costa del Pacífico

Es una de las conclusiones evidentes realizadas con posterioridad a la lectura de la obra del afrocolombiano Sergio Antonio Mosquera, “El Mondongo: Etnolingüística en la Historia Afrochocoana”, libro recientemente reeditado en Bogotá, en la serie Ma´Mawu, por la Universidad Tecnológica del Choco “Diego Luis Córdoba”.

Pudimos confirmar esta realidad, particularmente emocionante, semanas atrás en Quibdo, capital de esta provincia de la Antigua Nueva Granada.

El libro, ahora reeditado en una edición singularmente sólida, aparece con 156 páginas, y se articula en cuatro capítulos principales, en los cuales el autor presenta la evolución del establecimiento de los africanos en la región y la subsecuente tentativa de continuum de sus respectivas lenguas, su difícil adaptación al castellano y el legado residual lingüístico bantú.

En una verdadera fiebre mercantilista, dominante en Europa, la zona donde fueron descubiertos yacimientos polimetálicos, y en particular el precioso oro, registra numerosas encomiendas de mano de obra esclava.

Y serán introducidos en el territorio minero, a favor del cuarto “asiento” europeo, principalmente, millares de angolas, benguelas, loandas, monicongos, cabindas y luangos.

El “asiento” portugués que durara de 1595 a 1641 y cuyos principales centros de embarque serán Loanda y São Tome – puerto de tránsito- permitió la instalación mayoritaria de los mbika.

El investigador de Quibdo es perentorio: “van a constituirse en mayoría y este predominio es repetitivo en muchas transacciones. Hay ya, desde luego, una fuerte presencia de negros de Angola”.

El ejemplo de los esclavos al servicio del Padre Pedro de Claver, hacia 1620, es a este respecto bien indicativo. Andrés, Ignacio, Alfonso, Jusepe, Juan Mariquita, Cristina Feliciano, Lucrecia, Catalina, Francisca, Monzolo, son todos o de Angola o del Congo.

El veredicto de Mosquera, a esta realidad, es categórico: “Portugal fue el principal proveedor” de esclavos hasta 1654.

El autor escogió mediante estos datos el título de su obra “El Mondongo”, referencia al Reino angoleño, término que fue en una dinámica de antonomasia gastronómica adoptado en el continente americano y en el conjunto insular caribeño.

En los vestigios de los portugueses, los franceses e ingleses introducirán naturalmente en el “Virreinato de Nueva Granada”, a partir de 1712, de la factoría de Cabinda, congos y luangos.

El iniciador de la espectacular Fundación privada Mantu-Bantu, institución que no tiene equivalente en África, aborda en seguida la configuración de los hablares niger en su zona natal; examinando su uso en las minas y subrayando la persistencia en el léxico residual del morfema bantú ng o nga.

ANTONOMASIA

Realza,  además de las ya citadas, las variantes kikongo, conocidas en la época como bamba, manyoma y pango.

El autor chocoano insiste en el capítulo sobre la aclimatación de los “muleques” al evocar la influencia del idioma del país de la pantera, en el noroeste de la antigua Confederación Granadina.

Afirma “es patente el impacto del kokongo” en la evolución lingüística allí resultante, consubstanciada en la continuación de la intervocalidad, doble negación, redundancia, duplicación y excesiva expresión corporal en el habla.

Como consecuencia de los bantús instalados en la región, hablaron un español “muy corrupto, al terminus a quo criollo portugués”, con elementos léxicos (o de otro tipo), genéticamente portugueses.

Hacia el fin del estudio, el Profesor presenta y comenta lógicamente un glosario de más de una centena de bantuísmos que sobrevivieron en la costa del Pacífico colombiano.

Se esfuerza en restituir en una apertura de erudición, los elementos lexicales identificados en algunos fragmentos de textos literarios (poesía, canto, romance y composiciones musicales).

Un ejemplo perfecto de bantuismo que perduró, es el sustantivo zandungu o sandunga, equivalente a pimiento. En efecto, es probado en el proto-bantu como pepper dungu.

Y lógicamente este radical del bantú común deriva:

en kikongo y kimbundu: ndungu,

en nyaneka-humbe: ongundu, otyindungu, onondungu,

y en umbundi: olundungu, ondungu, onungu.

El glosario contiene otros componentes salidos del “Mundo de los Hombres” tales como:

Angulo, del bantú nkulu, viejo, adjetivo utilizado como antropónimo

Bilongo o Birongo, remedio tradicional

Kalunga, espíritu hidrogénico, mar, infinito

Ganga, curandero

Susunga, del bantú nsanga, pegar

Con el objeto de comprender mejor el substrato antropológico angoleño enraizado en el territorio de “La conga”, Sergio Mosquera utilizó entre otros estudios de referencia, el de Jan Vasina sobre África Ecuatorial y Angola, contenido en la Historia General de África, que indica los cimientos civilizacionales del corazón del continente que fueron transferidos en las áreas auríferas del noroeste de Colombia.

La obra “El mondongo. Etnolinguística en la Historia afrochoana” es una contribución más para la inevitable aproximación entre las comunidades de raíz angoleña y la Madre Patria; reencuentro que debe oralmente ser tejido durante el decenio 2012/2022, declarado por la Organización de las Naciones Unidas como consagrado a los afro descendientes.

Traducción: Bárbara Igor (MISOSOAFRICA)

Simão Souindoula es angoleño. Historiador, actualmente se desempeña como investigador y es Miembro del Comité Cientifico Internacional de la UNESCO, donde desarrolla el proyecto “La Ruta del Esclavo”

Prólogo – El Sáhara como metarrelato – LIBRO

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Prólogo de Eguiar Lizundia


Pocas causas generan en España tanta adhesión y unanimidad como el conflicto saharaui. Ni siquiera la animadversión a Israel es equiparable a la solidaridad con la ex colonia, una vez que la derecha española ha abandonado casi por completo su secular antisemitismo. En el caso del Sáhara, no hay duda de quiénes son los buenos y malos, quiénes los culpables y cuál la solución. Existe poca o nula discrepancia en el diagnóstico y la prescripción de recetas, y la habitual confrontación patria que caracteriza cualquier análisis de la realidad es disipada por una comunión de juicios inédita en nuestro país. Periodistas, ex militares, historiadores, novelistas y comentaristas de toda condición cuentan la misma historia de oprobiosa cesión e incumplimiento de obligaciones internacionales por parte de España, y de ominosa ocupación marroquí. El Frente Polisario es idealizado y presentado exclusivamente como una víctima de la traición española y el colonialismo de Marruecos y Mauritania, sin ser casi objeto de revisión o crítica. Los saharauis son ensalzados como un valiente y resistente pueblo embarcado en una épica lucha contra el invasor extranjero y la negligente comunidad internacional.

Quizá más sorprendente es el hecho de que esta narrativa ha sido asumida y legitimada internacionalmente por los estudiosos del Sáhara en tanto que “última colonia africana” o ejemplo de conflicto “estancado”. Y no solamente en el romantizante ámbito francófono, pero también en el mundo—mucho más científico y empirista—anglosajón. Los autores de los dos libros más relevantes en lengua inglesa sobre el Sáhara que se han publicado recientemente, Toby Shelly y Erik Jensen, no disputan el marco totalizador establecido por los que han escrito al respecto en español. Más centrados en cuestiones de derecho internacional y humanitarias los primeros que los segundos—muchos tan embebidos de la epopeya saharaui que ni siquiera disimulan cientificidad alguna—, todos presentan un enfoque similar y tratan la cuestión de manera semejante. Al listado pormenorizado de los hechos históricos, les siguen conclusiones que parecen inevitables. Como si la Historia se tratase de una ciencia exacta cuyos resultados pudiesen ser verificados en laboratorios, estos estudiosos citan y repasan acontecimientos hasta el hastío en lugar de analizarlos en profundidad. ¿Para qué cuestionar, plantear contrafactuales, indagar en las motivaciones y opciones de los actores implicados, si el estudio de los hechos pasados ofrece una respuesta cómoda y absoluta, una narración coherente y aparentemente convincente del conflicto saharaui que explica de manera simple los acontecimientos y fija las condiciones de víctimas y verdugos, amigos y cómplices?

El presente ensayo de José María Lizundia constituye una impugnación de este discurso multiabarcador y universalizante. El Sáhara como metarrelato recupera para el análisis del conflicto saharaui las categorías históricas y políticas, los marcos ideológicos y conceptuales que el caso merece. La idea de nacionalismo, la descolonización del Norte de África, las especificidades objetivas del “pueblo saharaui”, el derecho de autodeterminación y las dinámicas particulares del tardofranquismo español son solo algunas de las variables con las que juega el autor, quien hace interactuar estos factores libremente, sin prejuicios, con miras a ofrecer una visión esta vez sí crítica, no preconcebida, de la cuestión saharaui.

La consecuencia de ese ejercicio intelectual es la refutación de la panoplia de lugares comunes que rodean el discurso oficial sobre el Sáhara. Desde el alcance de la responsabilidad de España en el actual estatus de la ex colonia, hasta la supuesta larga historia independentista de los saharauis, pasando por el carácter democrático y fraternal de la RASD, Lizundia cuestiona la “Arcadia feliz” descrita por los estudiosos de ese territorio africano, que no sería en realidad sino la enésima epopeya travestida y manipulada para satisfacer los anhelos de los héroes de causas ajenas.

Sin la beligerancia a la que nos tiene acostumbrados, Lizundia sacrifica la ortodoxia académica y el puntillismo documental en aras de la argumentación y la enhebración de ideas, que esta vez más que nunca son presentadas de manera sucinta, pero con una claridad deslumbrante que deja al lector con la sensación de que el estudio del Sáhara había sido hasta ahora patrimonio exclusivo de una colección de propagandistas o ignorantes, pues no es posible que lo que es cristalino haya sido empañado con el humo de las hogueras de los campamentos de Tinduf durante tanto tiempo, por tantos. Quizá tenga que ver el hecho de que hasta la fecha el conflicto saharaui apenas haya sido objeto de estudio por profesores de universidad españoles y extranjeros—a los que se les presume cierto espíritu crítico—, pero considerando la dimensión internacional del caso, ¿cómo explicarse el escaso interés académico que ha suscitado el tema tanto en España como en el resto del mundo?

La clave, una vez más está en el metarrelato. Un metarrelato que “cuenta la historia de los saharauis como alguna vez quedó explicada para siempre”. Un metarrelato que una vez más presenta una narración maniquea, simplista, archiconocida y, si se me permite, hasta aburrida. Que sitúa a los saharauis como un sujeto pasivo y dependiente de sus patrocinadores españoles e internacionales. Que rezuma, bajo la excusa del arrepentimiento y propósito de enmienda, un tufillo plañidero e hipócrita. Y que no persigue entender las razones del conflicto, sino atribuir culpas y méritos.
El Sáhara como metarrelato es una rebelión contra todo esto.

Septiembre de 2011, Washington, DC

Celebración del mes de los afrocolombianos – Simão Souindoula en Bogotá

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El historiador angoleño deja Luanda este próximo viernes 11 de mayo, en dirección a Colombia, vía Madrid, donde participará en varias actividades programadas en el marco de las celebraciones con motivo de la significativa herencia lingüística y antropológica de origen africano en la población de este país andino.

Seleccionado en un panel de entre siete especialistas, todos miembros del comité Científico Internacional del Proyecto de la UNESCO «La Ruta del Esclavo», Souindoula hará varias intervenciones bajo la óptica de la proclamación por la Asamblea General de las Naciones Unidas del Decenio 2012/2022, como el consagrado a los Afrodescendientes.

Analizará los ejes evolutivos actuales de la diáspora africana en las Américas y el Caribe, indicará los nuevos avances científicos en los estudios sobre esclavitud y propondrá las vías para frenar la estigmatización racial.

Simão Souindoula intentará contribuir en sentar las bases, en conjunto con los especialistas de varias instituciones públicas y asociaciones colombianas, de camino a un mejor conocimiento de la historia de los afrocolombianos, en su mapeamiento geográfico actualizado en la apreciación de la eficacia de las políticas de desarrollo social, educacional y cultural a su favor.

El memorialista angoleño confirmará en el ámbito de la definición de las acciones de cooperación internacional posibles, la parte colombiana, la disponibilidad del Triángulo Turístico e Histórico-cultural Kanawa Mussulo de recibir y encuadrar investigadores colombianos dedicados a los estudios comparativos con Angola.

Cimarrón

Una de las entidades asociadas que tienen su encuentro fijado con el americanista angoleño y el Movimiento Nacional para los Derechos Humanos de la Comunidad Negra de Colombia, es el Movimiento Cimarrón, animado por el carismático sociologo y militante Geraldo Mosquera.

Las intervenciones del bantuista de Luanda, son esperadas con gran expectativa, teniendo en cuenta el significativo poblamiento congo/angola de la antigua «Nueva Granada», que asentó relevantes retenciones lingüísticas y antropológicas.

Uno de los significativos legados de este movimiento humano, es la famosa localidad de San Basilio de Palenque, pedazo de Angola perdido en la septentrión de Colombia, cuyo complejo cultural, basándose en la matriz Kikongo/kimbundu, fue declarado en 2005 por la UNESCO «Patrimonio intangible de la Humanidad».

Es en esta comuna montañosa situada a menos de 100k de Cartagena de Indias, que fue firmada en octubre de 2008 la Declaración Final de la Conferencia de los Ministros de Cultura de los Países Latinoamericanos.

Es de destacar que Simão Souindoula participará igualmente en varias actividades culturales y artísticas en las ciudades de Bogotá y Cali, las que cuentan con en espectáculos, proyecciones de documentales, lanzamientos de libros, exposiciones fotográficas, etc.

Fallece Ahmed Ben Bella – Símbolo de la independencia argelina

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Fue desde Argelia, y con la participación del Che, que se quedó seis meses en nuestro país, que se creó el Estado Mayor del ejército de liberación de Sudamérica. Hoy puedo decirlo: todos los combatientes que participaban en la lucha de liberación en Sudamérica estuvieron en Argelia. De allí partieron todos los que luchaban. Mandela y Amílcar Cabral también estuvieron en Argelia. Yo los entrené. Después se fueron a llevar la lucha de liberación a sus países.

El expresidente argelino Ahmed Ben Bella, el primer jefe de Estado del país tras la independencia, ha fallecido en su domicilio de Argel a los 96 años de edad, según han revelado este miércoles fuentes próximas al antiguo mandatario a la agencia oficial APS.

Nacido en la ciudad argelina de Marnia, el 25 de diciembre de 1916 y maestro de formación, se inició en la política en 1945, cuando fue designado alcalde de su localidad natal.

Cuatro años más tarde concentraría sus esfuerzos en la lucha anticolonialista contra Francia y participaría en la fundación del Frente de Liberación Nacional (FLN), que en 1962 y tras casi ocho años de lucha armada, forzó la renuncia de París a continuar ocupando el territorio argelino.

Detenido en varias ocasiones por las autoridades coloniales, fue liberado definitivamente después de la firma del alto el fuego entre Francia y el FLN, el 18 de marzo de 1962.

Tras ser nombrado vicepresidente del Gobierno argelino, en agosto de 1962, un mes después de la declaración de independencia del país, regresó a Argelia de su exilio en Túnez para dirigir los designios de sus compatriotas.

Ben Bella, que se adhirió a las políticas socialistas e implementó importantes programas de reforma agraria, consiguió la entrada de Argelia en Naciones Unidas y fue uno de los principales promotores del Movimiento de los No Alineados.

Finalmente, fue derrocado por un golpe de Estado militar en 1965 y permaneció bajo arresto domiciliario hasta 1980.

Rebelión recupera la extraordinaria entrevista realizada por Silvia Cattori para la Red Voltaire en 2006, como parte de su legado por un mundo y una África más justos (Traducida para Rebelión por Rocío Anguiano y Guillermo F. Parodi)

Mientras que un malsano debate sobre los aspectos positivos de la colonización y la responsabilidad de los árabes en el estancamiento de sus sociedades tiene lugar en Francia, el presidente Ahmed Ben Bella recuerda varias verdades históricas: el carácter ilegítimo del dominio de un pueblo sobre otro -ya sea sobre la Argelia de ayer o la Palestina de hoy-, la realidad mundial -no la realidad árabe- de la colonización y de las luchas de liberación nacional, la injerencia occidental a favor del derrocamiento de los gobiernos nacionalistas y revolucionarios del Sur y el mantenimiento de las secuelas de la colonización. Y subraya que, hoy día, es el fundamentalismo evangélico el que exporta la violencia.

Ahmed Ben Bella es una de las más encumbradas figuras del nacionalismo árabe. Fue uno de los nueve miembros del Comité Revolucionario Argelino que dio lugar a la creación del Frente de Liberación Nacional (FLN). Logra escaparse después de ser arrestado, en 1952, por los ocupantes franceses. Hecho prisionero nuevamente en 1956, junto a otros cinco compañeros de lucha, es encarcelado en la prisión de la Santé, en Francia, hasta 1952. Después de la firma de los acuerdos de Evian, se convierte en el primer presidente electo de la Argelia independiente. En el plano doméstico, aplica una política socialista que se caracteriza por un vasto programa de reforma agraria. En el plano internacional, incorpora Argelia a la ONU y la incluye en el Movimiento de Países No Alineados. Su creciente influencia en la lucha contra el imperialismo lleva a las grandes potencias a favorecer su derrocamiento mediante un golpe de Estado militar. Se le impone arresto domiciliario de 1965 a 1980. Desde entonces se mantuvo al margen de los asuntos internos de su país pero sigue desempeñando un papel internacional, por ejemplo como presidente de la Campaña Internacional contra la Agresión a Irak. Protagonista de virajes de la historia, Ahmed Ben Bella responde a las interrogantes de Silvia Cattori en entrevista para la Red Voltaire.

Silvia Cattori: ¿Reside usted en Suiza cuando no está de viaje?

Ahmed Ben Bella: No, vivo en Argelia pero vengo a menudo a Suiza. Viví diez años aquí, luego de mis problemas con el poder de los militares argelinos. En Argelia me persiguen los periodistas. Así que cuando necesito un poco de descanso y de distancia en cuanto a lo que allá sucede, vengo aquí donde sigo teniendo un pequeño apartamento. ¡Tengo 90 años!

S.C.- ¡Parece un muchacho! ¿Sabe usted, señor Ben Bella, que ha dejado una imagen muy bella en el corazón de la gente de todo el mundo?

Ahmed Ben Bella: (Se ríe) Tuve una vida un poco especial. Participé en la liberación de mi país. Estuve entre los organizadores de la lucha de liberación allí. También participé de forma activa en todas las luchas de liberación.

S.C.- Usted es de origen árabe marroquí. ¿Qué vínculo mantiene con sus raíces rurales?

Ahmed Ben Bella: Sí, soy argelino de origen marroquí debido a mis padres. Pero mi vida es Argelia. Allí nací. Soy hijo de campesinos pobres que vinieron a vivir a Argelia siendo muy jóvenes. No fue hasta hace poco que conocí el lugar donde nacieron, en los alrededores de la ciudad de Marrakech.

S.C.- Mientras venía a verlo, me daba la impresión de venir a un encuentro con los pueblos y las causas por los cuales ha luchado usted a lo largo de su vida. Es muy emocionante conversar aquí de su lucha por un mundo más humano, más justo. ¿No encarna usted todo eso?

Ahmed Ben Bella: Sí, mi vida es una vida de lucha. Puedo decir que esa lucha no ha cesado ni un momento, una lucha que emprendí a los 16 años. Ahora tengo 90 y mi motivación no ha cambiado. Me anima el mismo fervor.

S.C.- En 1962, usted llega a las más altas responsabilidades de la Argelia independiente. Se abre todo tipo de esperanzas. Desde la Argelia colonizada hasta su liberación, desde la arena política internacional hasta la lucha altermundista, usted ha pagado caro el precio de su negativa a someterse.

Ahmed Ben Bella: Sí, pagué muy caro mi lucha por la justicia y la libertad de los pueblos. Pero hice lo que sentí que era mi deber, mi obligación. Así que no me resultó difícil escoger. Cuando me impliqué en la lucha por mi país, era muy joven. Mis horizontes se abrieron. Enseguida me di cuenta de que los problemas iban más allá de Argelia, que muchos pueblos eran víctimas de la colonización, que tres cuartas partes de los países del planeta estaban colonizados de una u otra manera. Para los franceses, Argelia era entonces un departamento de ultramar. Era Francia del otro lado del Mediterráneo. La colonización francesa en Argelia duró mucho: 132 años. Participé en aquella lucha en Argelia. Enseguida, después de la independencia, me uní a todos aquellos que, a través del mundo, luchaban también por liberar sus países. Vino entonces aquella fase de la lucha de liberación nacional en la que participé de manera total. En Túnez, en Marruecos, en Vietnam, Argelia se había convertido un poco en la madre de las luchas de liberación. Ayudarlos era para nosotros una tarea sagrada. Cuando alguien venía a pedirnos ayuda, era sagrado. Ni siquiera lo pensábamos. Los ayudábamos, aún cuando nosotros mismos teníamos pocos medios. Les ofrecíamos armas, un poco de dinero y, de ser posible, hombres.

S.C.- En 1965, no son los franceses quienes lo encarcelan a usted sino sus compañeros de armas. ¿Qué siente usted hoy hacia aquellos que le cerraron de pronto el camino?

Ahmed Ben Bella: No siento desprecio. No siento odio. Pienso que participaron en algo que no fue muy limpio y que fue muy perjudicial, no sólo para el pueblo argelino sino también para los demás pueblos que contaban con nuestro apoyo en aquel entonces. Mi lucha por mejorar las condiciones de vida de los argelinos, inmersos entonces en una gran miseria, y mi lucha por ayudar los otros pueblos aún colonizados a recobrar su libertad molestaba mucho a ciertos poderes. Desde su punto vista, yo iba demasiado lejos. Tenía que desaparecer. Lo que quiere decir que si el ejército argelino no me hubiese derrocado, otros lo habrían hecho. Yo tenía que desaparecer porque molestaba demasiado. Le proporcionaba abrigo a prácticamente todos los movimientos de liberación, incluyendo los que venían de América Latina.

S.C.- ¿Ya estaba en contacto con Fidel Castro?

Ahmed Ben Bella: Sí. El Che había venido a Argel a entregarme el mensaje de Fidel Castro, con quien ya me había reunido dos veces. Nos pedía apoyo para las luchas que se desarrollaban en Sudamérica, ya que Cuba no podía hacerlo debido al control de Estados Unidos, que ocupaba la base de Guantánamo. Así que nada podía salir de Cuba, ni una caja de fósforos, sin que lo supiera Estados Unidos. No vacilé un segundo. Fue desde Argelia, y con la participación del Che, que se quedó seis meses en nuestro país, que se creó el Estado Mayor del ejército de liberación de Sudamérica. Hoy puedo decirlo: todos los combatientes que participaban en la lucha de liberación en Sudamérica estuvieron en Argelia. De allí partieron todos los que luchaban. Los entrenamos, nos las arreglamos para hacerles llegar las armas, creamos redes.

Ahmed Ben Bella recibe a Ernesto Che Guevara, Argel, 1963.

S.C.- ¿En qué año vino el Che Guevara a Argelia?

Ahmed Ben Bella: El Che vino en 1963, poco después de mi llegada al poder. Con mi gobierno nos comprometimos a aportar nuestra ayuda a las luchas de liberación nacional. En aquel momento, numerosos países estaban colonizados aún o salían apenas de la colonización. Prácticamente África entera estaba en esa situación. Nosotros la ayudamos. Mandela y Amílcar Cabral también estuvieron en Argelia. Yo los entrené. Después se fueron a llevar la lucha de liberación a sus países. En el caso de otros movimientos, que no estaban inmersos en la lucha armada o que necesitaban solamente apoyo político, como en Malí, los ayudábamos en otros aspectos.

S.C.- ¿Quién lo apartó a usted del poder en 1965? ¿El ejército argelino o fuerzas exteriores?

Ahmed Ben Bella: Estoy seguro que hubo, indirectamente, una intervención de potencias extranjeras. Hemos visto en otras partes los mismos mecanismos. Dondequiera que triunfaron las luchas de liberación nacional se produjeron, luego de la constitución del poder, golpes de Estado militares que derrocaron a sus dirigentes. Ha ocurrido muchas veces. En dos años hubo 22 golpes de Estado militares, principalmente en África y en el Tercer Mundo. El golpe de Estado de Argel, en 1965, fue el que abrió la vía. Argelia no fue, por tanto, más que el principio de algo que estaba en ciernes. Por eso yo digo que el sistema capitalista mundial fue el que finalmente reaccionó en contra nuestra.

S.C.- ¿Usted es marxista?

Ahmed Ben Bella: No soy marxista pero me sitúo resueltamente a la izquierda. Soy árabe musulmán, de orientación muy de izquierda en mi acción y mis convicciones. Por eso, aunque no comparta la doctrina marxista, estuve siempre del lado de todos los movimientos de izquierda del mundo y de los países socialistas que, como Cuba, China y la URSS, emprendieron la lucha anticolonialista y antiimperialista. Con ellos fue que constituimos un frente de liberación y aportamos nuestro apoyo logístico a los ejércitos populares para ayudar a sus países a salir del colonialismo e instaurar un régimen interior nacional. Era la fase de liquidación del colonialismo. El colonialismo es una idea nacida en Occidente que llevó a los países occidentales -como Francia, Italia, Bélgica, Gran Bretaña- a ocupar países fuera del continente europeo. Un colonialismo en su forma primitiva, o sea mediante la instalación en los países ocupados de poderes extranjeros represivos con un ejército, servicios, policías. Esa fase se caracterizó por ocupaciones coloniales crueles que duraron hasta 300 años en Indonesia.

S.C.- Después de esa fase, ¿no se mantuvo usted en el Movimiento de Países No Alineados?

Ahmed Ben Bella: Ya no hay países no alineados. Aquel movimiento fue creado por hombres de gran envergadura, como Nehru, Mao Tsé-Tung, Nasser y otros grandes nombres, en una época en que existía sobre todo un peligro de guerra atómica. Era el enfrentamiento entre la URSS y Estados Unidos. Estábamos al borde de la guerra nuclear. Los Países No Alineados desempeñaron un papel importante en impedirla. Aquel Movimiento duró cierto número de años. Pero el sistema acabó por ponerle fin.

S.C.- Más tarde, ¿no desempeñó usted un papel importante en el desarrollo del movimiento altermundista?

Ahmed Ben Bella: El sistema mundial que controla todo lo que hemos mencionado encontró otra forma de dominación: la «globalización». «Globalización» es de por sí una palabra muy bonita, una palabra que puede unir, traer fraternidad entre los pueblos. Sin embargo, la palabra «globalización», tal y como fue concebida, es una palabra que hace mucho daño, que ha conducido a la globalización de la miseria, de la muerte, del hambre: 35 millones de personas mueren de malnutrición cada año. Sí, sería una palabra muy bonita si se hubiese globalizado el bien, si llevara el bienestar a todos. Pero es todo lo contrario. Es una globalización perversa que globaliza el mal, globaliza la muerte, globaliza la pobreza.

S.C.- ¿La globalización ha tenido sólo efectos dañinos?

Ahmed Ben Bella: La única ventaja que hemos sacado de ella es que hoy estamos mejor informados que antes. Nadie puede seguir ignorando que este sistema trae la extensión del hambre. Se han creado riquezas pero son riquezas ficticias. El verdadero peso, en el plano monetario, lo tienen multinacionales como General Motors y Nestlé, lo tienen grandes grupos industriales más que grandes países como Egipto. ¡Si nos basamos en sus ganancias, General Motors, por ejemplo, es cuatro veces más rica que Egipto que es un país de 70 millones de habitantes, el país de los faraones, un país extraordinario, el más educado de los países árabes! Eso da una idea de lo que significa la palabra «globalización». Por eso combatí ese sistema que favorece grupos que representan, en el plano monetario, mucho más que un gran país y que generan tantas desigualdades. Por eso nosotros tenemos que favorecer una mejor comprensión de los problemas que otros han complicado lo más posible pero que son finalmente la expresión de una sola cosa: la instauración de un sistema inhumano.

S.C.- A pesar de la voluntad claramente expresada, en 2003, de las tres cuartas partes de los países del planeta, los movimientos progresistas no lograron impedir la guerra. ¿No le parece a usted, a veces, que aquellos que se encuentran a la cabeza de esos movimientos cometieron un error, o que simplemente siguieron un camino equivocado porque no supieron identificar las verdaderas motivaciones del adversario?

Ahmed Ben Bella: Yo, que soy un hombre del Sur, he comprobado que algo cambió en el Norte, algo que es muy importante señalar. Lo que cambió precisamente en esa área supuestamente adelantada del Norte, que nos hace la guerra, que nos colonizó, que nos ha hecho cosas terribles, es que hoy existe una opinión pública que se expresa, que hay jóvenes que dicen «¡basta!». Eso indica que ese sistema mundial nefasto no golpea solamente al Sur sino que también afecta al Norte. Antes se hablaba de pobreza, de miseria, solamente en el Sur. Ahora hay mucha miseria, muchos males que también causan víctimas en el Norte. Eso se ha evidenciado: este sistema mundial no está hecho para servir al bien de todos sino para servir a las empresas transnacionales.

Por consiguiente, dentro de ese Norte, que tanto hemos combatido, hay ahora un movimiento, hay toda una juventud que quiere actuar, que se lanza a las calles, que protesta, aunque la izquierda no haya sabido darles a esos jóvenes que quieren cambios las llaves de la solución. Eso siempre pasa: todo movimiento comienza de esa manera. El movimiento de liberación que dirigí en Argelia, la organización que creé para combatir al ejército francés, era al principio un pequeño movimiento de nada. No éramos más que unas decenas de personas en toda Argelia, un territorio que es cinco veces el de Francia.

S.C.- ¿Qué obtuvieron esas generaciones de jóvenes que pusieron tantas esperanzas en ATTAC, por ejemplo, que ahora propone «reformar la globalización»? ¿No había que rechazar el principio mismo y tomar medidas más radicales ante el carácter radical del llamado sistema liberal?

Ahmed Ben Bella: La gente de izquierda, cuando llega al poder, no es distinta que la de los otros partidos. En lo tocante a Argelia, nosotros quisimos trabajar con la izquierda francesa y no conocimos peor poder que el que ejerció el Partido Socialista francés. Lo peor que nos sucedió fue con los socialistas. Ningún poder político anterior nos había combatido tan duramente como el del socialista Guy Mollet. Le estoy hablando de hechos específicos. Hablo de lo que conocí. Yo estaba a la cabeza del FLN cuando el gobierno de Guy Mollet -después de entender que Francia no podía mantenerse en Argelia- se puso en contacto con el gobierno de Gamal Abdel Nasser para que nos preguntara si estábamos dispuestos a conversar con ellos. Era lo que yo había pensado desde siempre, que algún día nos íbamos a tener que sentar alrededor de una mesa y definir el mejor modo de que Argelia se convirtiera en un país totalmente independiente. Era el objetivo que buscábamos: volver a ser libres, no vivir más bajo la férula de un sistema opresivo. Yo dije que sí, que estaba dispuesto a negociar, con la condición de que fueran ellos -los franceses- quienes lo pidieran. Exigí que las negociaciones se desarrollaran en Egipto. Las negociaciones duraron seis meses. Llegamos a una solución. Con aquel pedazo de papel en el bolsillo fui, en septiembre de 1965, a informar a Mohamed V, el rey de Marruecos. Él se había implicado en aquella lucha, nos había ayudado, incluso militarmente. Entonces, cuando íbamos para Túnez, donde pensábamos informar también a las autoridades, fuimos perseguidos por la aviación francesa. Fue el primer desvío de avión de la historia. En aquel avión estaban dos tercios de los dirigentes de la revolución argelina. Nos querían liquidar inmediatamente. Fue un milagro que escapáramos a la muerte. Le cuento eso para decirle lo que pienso de los socialistas: era Guy Mollet que, apenas terminando de firmar un compromiso, ya lo estaba traicionando. Lo mismo podría decirle del gobernador Lacoste, que también era socialista. En todo caso, era la izquierda la que nos interesaba y a su lado sigo luchando. Yo soy un hombre de izquierda.

S.C.- Entonces, ¿cuando se ve al lado de los representantes de la Internacional Socialista, en las tribunas de los Foros Sociales, piensa a veces que ellos están allí principalmente por una cuestión de prestigio personal?

Ahmed Ben Bella: Sí, a veces pienso que no son serios. Yo sí deseo verdaderamente cambiar el mundo. Quiero que este mundo cambie. Para cambiar las cosas necesitamos gente sincera y, sobre todo, desinteresada.

S.C.- ¿Cree usted en la necesidad de un cambio?

Ahmed Ben Bella: Sí, desde mi temprana juventud creo en esa necesidad. Vuelvo a lo que usted preguntaba, lo que me hace abrigar, en lo personal, cierta confianza en el futuro. Quiero hablar de lo que observo aquí, en Occidente. Estoy convencido de que el sistema liberal no tiene futuro. A esos jóvenes, a esos estudiantes de la enseñanza media que he visto lanzarse a las calles, que no tienen otra cosa que su ideal de justicia; a esos jóvenes que participan en las manifestaciones, que buscan otros valores, me gustaría decirles: «Yo empecé así, cuando tenía la edad de ustedes, con pequeños pasos. Y poco a poco me siguió todo un pueblo.» Cuando voy a manifestaciones, los observo, hablo con ellos, veo que son ellos quienes tienen las cartas en la mano.

S.C.- Se plantea con insistencia la pregunta siguiente: ¿Los dirigentes de los movimientos antiimperialistas han evitado criticar a Israel, Estado ideológica y legislativamente racista que desde su creación está aplicando una limpieza étnica en Palestina? ¿Han orientado entonces mal a generaciones de jóvenes, han falseado el debate mientras que Israel se mantenía muy activo junto a Estados Unidos en el combate contra el comunismo, contra Nasser y contra el nacionalismo árabe y apoyaba regímenes horribles?

Ahmed Ben Bella: Son preguntas que están sobre la mesa y son objeto de polémica. Nosotros no queremos una solidaridad falseada. No queremos un Estado que, como el de Israel, sea el instrumento preferido de este cruel sistema global que dirige Estados Unidos, país cuya política ha hecho ya tanto mal. Para nosotros, hay una doble traición. La traición, primero, de aquellos que, en el bando de la izquierda, deberían haber estado de nuestro lado, leales a la causa palestina y árabe, y no estuvieron. Esta también es la traición de todos esos judíos a los que nos sentimos próximos, con los que tenemos algún parecido, con los que vivíamos en perfecta armonía. Árabes y judíos son primos. Hablamos la misma lengua. Ellos son semitas, como nosotros. Hablan arameo y nosotros hablamos arameo. El arameo tiene varias ramas: Etiopía habla arameo, Eritrea habla arameo, la gente de confesión judía habla arameo, los árabes hablan arameo. Eso es lo que nos hace mucho daño, el sabernos traicionados por quienes tan cerca están de nosotros, por gente que son nuestros primos, que se parecen a nosotros y que hablan arameo como nosotros. Conocemos el antisemitismo porque nosotros somos semitas. A eso agrego que hasta el profeta de ellos es nuestro profeta. Moisés y Jesucristo son profetas para nosotros.

Ahmed Ben Bella y Gamal Abdel Nasser

S.C.- Desde el fin del multilateralismo, la ONU está bajo control de Washington y de los neoconservadores. Todo país árabe que no se somete al dictado de estos es puesto al margen de las naciones. ¿Cómo juzga usted esa situación? ¿Cómo salir de ella? Ante el enfrentamiento del unilateralismo israelí ¿no está condenado Hamas a fracasar y a renunciar a aquello por lo que lucha su pueblo desde hace 60 años?

Ahmed Ben Bella: Pienso que Hamas es característico de lo que sucede entre nosotros, de esa dimensión que toma ahora una fuerte connotación religiosa, que abraza el Islam. Yo soy árabe musulmán. No quisiera vivir en un país dirigido por un integrismo islámico. Pero, y le hablo con toda franqueza, no los critico porque esa necesidad de religión ha sido creada por las distorsiones del sistema capitalista. A fuerza de hacernos daño resulta que finalmente, en vez de encontrarse ante un movimiento que reclama el carácter árabe, que abraza la cultura y se mantiene abierto, se ven ante los extremistas. Israel y Estados Unidos se encuentran ante esa dimensión. Ellos mismos provocaron esa situación.

S.C.- ¿Usted no desea una respuesta religiosa?

Ahmed Ben Bella: Yo soy musulmán pero no deseo que la respuesta sea religiosa. Lo que rechazo no es el hecho religioso en sí sino que se pueda hacer una lectura que no vaya en el sentido de la renovación del Islam, que se pueda hacer una lectura retrógrada del Islam cuando el Islam tiene la ventaja de creer también en dos religiones: la religión judía y la religión cristiana. Para nosotros, Mahoma es la continuidad de Jesucristo y de Moisés.

S.C.- ¿Se han puesto los musulmanes a la cabeza de la resistencia anticolonial actual? ¿No tendríamos que reconocer que lo que combaten los arabo-musulmanes no son los valores de Occidente sino su política agresiva? El Hezbollah, por ejemplo, que tiene tan mala reputación entre nosotros, ¿no ha hecho acaso retroceder el imperialismo estadounidense e israelí en el Líbano? ¿No deberían los progresistas sobreponerse a sus prejuicios sobre los musulmanes, considerarlos como un elemento dinámico en la lucha contra la opresión y apoyarlos?

Ahmed Ben Bella: Sí, sí. Ahí hay un problema de educación. Son aquellos que dirigen los partidos progresistas quienes tienen que responder correctamente ante determinadas situaciones. Pero, no es lo que sucede. Tenemos una bandera y un himno nacional. Lo demás son los occidentales, de las diferentes tendencias, quienes lo deciden por nosotros. Todo eso se envuelve con palabras bonitas, bajo la ayuda de organismos como el Banco Mundial y el FMI, que no son más que instrumentos de tortura que Occidente ha creado para continuar su dominación. lo cual significa que salimos de un sistema de colonialismo directo para caer en otra cosa que parece mejor pero que no lo es. Sin embargo, le repito que tengo la esperanza de que en ese Norte que nos ha hecho tanto daño esa juventud esté tomando conciencia de que esa lógica de dominación provoca más y más pobreza, tanto en el Norte como en el Sur. Aunque no sea la misma dominación que se aplica en el Sur, se trata de una situación de indigencia que no puede aceptar ningún ser libre. ¿Cuánta gente es víctima del desempleo, de la pobreza? ¿Cuántos han sido echados a la calle? Quizás sea eso lo que acabará por llevar a los pueblos del Norte a cambiar su visión de las cosas y a unirse francamente a nosotros.

S.C.- No vemos hoy mucha gente protestar en Occidente contra las atrocidades cometidas en Irak, en Palestina y Afganistán. ¿No tiene usted la impresión que hay tantos prejuicios, cuidadosamente alimentados, en contra de árabes y musulmanes -incluso en el seno de las organizaciones antiguerreristas- que la posibilidad de apoyar la resistencia de ustedes les parece una idea lejana?

Ahmed Ben Bella: Es cierto, los partidos de izquierda que esperábamos no han venido a nosotros. Se empecinaron en eso. Cuando se menciona el Islam, ellos hablan de Bin Laden. No me gustaría vivir en su república pero no lo critico. Cuando veo lo que hace Bush no me puedo permitir criticar a Bin Laden. Le digo a usted con toda franqueza que los ataques contra las torres de Nueva York yo no los condené. Yo condeno a Bush, condeno al gobierno estadounidense, porque considero que Bin Laden es fruto de la política de ellos. Ellos cerraron todas las puertas del diálogo a los arabo-musulmanes. Les hicieron creer, por décadas, que si hacían esto o aquello Occidente haría justicia en Palestina. Sin embargo, Israel y sus aliados no quisieron nunca la paz en nuestra tierra. Israel no ha dejado nunca de hacer la guerra y de aterrorizar a nuestros pueblos. Indirectamente Bin Laden es una creación de Bush y de Israel. Esos dos Estados siembran la muerte y el odio en el Medio Oriente y en el mundo. No nos han dejado más alternativa que la confrontación violenta. Todos esos movimientos radicales, calificados de «terroristas» e «integristas», nacieron como respuesta a los terroristas que, desde Tel Aviv y Washington, dirigen guerras de destrucción contra pueblos árabes. ¿Qué alternativa tienen esos pueblos que ellos bombardean tan salvajemente? Ante los ejércitos modernos no les queda otro recurso que sacrificar sus propias vidas en atentados suicidas. Y eso es lo que hacen. En el Corán, eso se llama «shahadah». Esa palabra expresa un recurso extremo, un estado de desesperación tal que quien lo sufre no puede seguir soportando la vida. Y se sacrifican, no en pos de una vida mejor para sí mismos sino para que al menos los suyos vivan mejor. Es el mayor sacrificio. Aquí, en Occidente, los llaman «terroristas». Pero le voy a decir con toda sinceridad que yo me inclino ante quien haga un sacrificio tan grande, se lo aseguro.

S.C.- Si entiendo bien, ¿usted dice que todo lo que causa la rebelión de la gente en el Medio Oriente ha sido generado por Occidente, que el que lucha tiene que sacrificarse y sufrir por los demás, que los árabes dieron pruebas de tolerancia en el pasado?

Ahmed Ben Bella: Así es. La violencia que se expresa en el mundo arabo-musulmán es el resultado de la cultura de odio y violencia que engendró Israel al imponerse por la fuerza en las tierras de los árabes. Las atrocidades de ese Estado ilegal obligan a los más valerosos a reaccionar. No creo que haya lucha más noble que la de los palestinos que resisten al ocupante. Cuando veo lo que ha sufrido ese pueblo desde hace más de un siglo y que sigue encontrando fuerzas para luchar, sólo puedo expresar admiración. Los mismos que masacran a ese pueblo presentan ahora a la gente de Hamas como fascistas y terroristas. ¡No son fascistas! ¡No son terroristas! ¡Son gente que resiste!

S.C.- Palestina es una nación encarcelada. ¿Cómo se llegó a hablar de «terrorismo», incluso en el seno de la izquierda, en vez de hablar del derecho a resistir con los armas? ¿Encuentra usted grandes similitudes o diferencias entre la colonización francesa en Argelia y la colonización israelí en Palestina?

Ahmed Ben Bella: Es peor en Palestina. Allí hay, además, un apartheid. Los franceses no podían expulsarnos de un país que tiene cinco veces el tamaño de Francia. Trataron de crear una zona de contención en el norte, con la menor cantidad de argelinos posible, pero no dio resultado. No establecieron un verdadero apartheid, como hacen los israelíes en Palestina. El Estado de Israel creó la más terrible de las dominaciones.

S.C.- ¿Cree usted que los palestinos vivirán bajo la ocupación menos tiempo que los argelinos?

Ahmed Ben Bella: Yo creo que sí. En primer lugar, el colonialismo es un fenómeno claramente identificado y condenado por las leyes internacionales. Además, si hay un asunto sobre el cual existe unanimidad en el mundo árabe, ese es el problema palestino. Mientras no se haga justicia a los palestinos, el mundo árabe musulmán tampoco podrá sentirse libre. Es una parte de su ser que se mantiene cautiva.

S.C.- En otra época, la política no era más noble pero había aún un equilibrio. Desde que se acabó la bipolaridad fueron barridos los principios morales más elementales. Se habla constantemente de combatir el «terrorismo» pero no se habla de los 800 niños abatidos en Palestina por los soldados israelíes desde el año 2000 ni de los millones de niños iraquíes asesinados o enfermos que no tienen ya derecho a un desarrollo normal. ¿Habrían sido posibles las atrocidades de Guantánamo y Abu Ghraib si la comunidad internacional hubiese tenido la decencia de decir no a la violencia de Washington? ¿Qué dirigente de un Estado tiene aún las manos limpias en esta supuesta guerra contra «el terrorismo»?

Ahmed Ben Bella: Lo que sucedió en Guantánamo, en Abu Ghraib y en otras partes es enorme. Y todo ese horror sigue propagándose y provocando grandes sufrimientos. Supimos que Estados Unidos instaló prisiones en Europa Oriental para esquivar sus propias leyes y que Europa es partícipe de todo eso. Incluso se le critica a Suiza el haber autorizado que sobrevolaran su territorio los aviones que transportan prisioneros fantasmas, secuestrados, sometidos a torturas.

S.C.- ¿Cuáles serían a su entender los medios de contrarrestar la estrategia de Bush y los neoconservadores?

Ahmed Ben Bella: ¡Ese es un movimiento integrista, pero cristiano! El problema que enfrentamos hoy es el siguiente: la ideología de Bush es el peor integrismo que se pueda imaginar. Los que inspiran a Bush son los famosos evangelistas protestantes. Es un integrismo terrible. ¿Qué medios tenemos para combatir? Ya le hablé de las esperanzas que pongo en la juventud, aunque sé que no tiene verdaderos medios de combatir ese espantoso sistema. Sé que no basta con lanzarse a la calle. Hay que pasar a otra cosa, inventar otros medios de acción, pero lo necesario es actuar en vez de sufrir. Y cuando se tiene la impresión de que no se avanza, hay que pensar que existen fases, que se necesita cierto tiempo para que la mayoría nos entienda. La acción empieza con los que tienen una comprensión clara, aunque esta no cubra todos los problemas. Pero después hay que vencer los obstáculos y pensar que ni el partido socialista, con todo lo socialista que dice ser, ni tal o más cual asociación son los que van a cambiar este mundo.

S.C.- ¿La solución para llegar a un reequilibrio puede venir de China y Rusia?

Ahmed Ben Bella: Pienso que China puede ser una esperanza. En el pasado Rusia nos ayudó extraordinariamente. Pero, por el momento, desgraciadamente, Rusia no está en una situación fácil. Yo no pondría esperanzas en ella. Yo contaría mucho más con China. En primera, tiene argumentos que Rusia no posee. Es un país que se encuentra a la cabeza de los países en expansión. El propio Occidente se implantará en China para reactivar su economía. De aquí a 20 años habrá que ver el nuevo mapa político.

S.C.- ¿Qué decir, mientras tanto, a los pueblos abandonados a su suerte en Palestina, en Irak?

Ahmed Ben Bella: Nunca actuamos pensando que somos nosotros los que vamos a beneficiarnos. Actuamos porque hay que actuar. Las grandes conquistas no han sido nunca producto de una sola generación. En nuestro país dicen que el que come no es el que sirve el plato. Hay que crear redes de solidaridad que apoyen incondicionalmente la lucha de esos pueblos.

S.C.- ¿Qué decir también a esa juventud que usted ha mencionado, testigo de tantos abusos?

Ahmed Ben Bella: No pueden respetar las barreras, tienen que tomar iniciativas. Si no basta con reunirse periódicamente en grandes demostraciones, si nada cambia, hay que pasar a otra cosa, inventar sin demora otras formas de lucha.

S.C.- Pero, ¿no ha llegado la hora de que los árabes tomen la dirección del movimiento antibelicista, hasta ahora en manos de los occidentales?

Ahmed Ben Bella: Sí, sí. Ante la gravedad de la situación en el Medio Oriente, son los palestinos o representantes de los movimientos del mundo árabe los que tienen que actuar. Pienso que ese movimiento árabe, el movimiento palestino, todas esas fuerzas, si se conjugan y se sobreponen a sus divergencias, son una esperanza no sólo para los árabes. Esas fuerzas también pueden contribuir a cambiar este mundo, el sistema global tal y como funciona.

S.C.- ¡Parece usted optimista!

Ahmed Ben Bella: ¿Sabe usted? No sólo soy optimista. Me paso la vida actuando. No me conformo con hacer discursos. Dedico todo mi tiempo a la acción mediante la organización Norte-Sur. También creo que, a veces, las fuerzas de la esperanza vienen de donde menos se espera.

S.C.- El primer congreso constitutivo de la Alianza Popular Árabe de Resistencia tuvo lugar a fines de marzo de 2006, en El Cairo. Los participantes llamaron a los pueblos a ponerse «bajo la bandera del internacionalismo para apoyar al pueblo árabe en su lucha contra la agresión imperialista». ¿Constituye eso el punto de partida de una campaña que, si los partidos progresistas de Occidente se uniesen a ella, podría reactivar el movimiento antibelicista e ir en el sentido de sus deseos?

Ahmed Ben Bella: Sí, en lo personal soy favorable a esa iniciativa. Lo importante es avanzar. No se avanza si se duda, si se piensa que se acabó, si nos estancamos en las divergencias. Avanzar o corregir los defectos, eso es la vida. Del lado de los árabes también hay muchos obstáculos que vencer. Tenemos que hacer un esfuerzo para vencer las divergencias. En el seno del movimiento árabe encontramos, en efecto, las mismas debilidades que encuentra el movimiento antiimperialista en Occidente.

S.C.- Hay más de 10 000 palestinos injustamente encarcelados en las prisiones israelíes y que no son reconocidos como prisioneros políticos. Ahmed Sa’adat -secuestrado por Israel en Jericó en marzo de 2006 junto a cinco de sus compañeros, cuando estaba bajo custodia de estadounidenses y británicos- está siendo sometido desde entonces a torturas constantes. Él ha reafirmado su voluntad de no ceder al decir: «Donde quiera que esté, seguiré combatiendo.» Usted se reconoce seguramente a sí mismo en esa afirmación. ¿Sabe usted lo que significa vivir encarcelado?

Ahmed Ben Bella: Sí. Yo viví 24 años y medio en prisión. Cuando los franceses me encarcelaron en La Santé, me encerraron con los condenados a la guillotina. Desde mi celda podía ver la guillotina. Son terribles los malos tratos que Israel inflige a los palestinos. Actualmente no tengo otro proyecto que Palestina. Haré todo lo que pueda por ayudarla. Para alcanzar la paz, en Palestina y en el mundo, tiene que acabar este sistema de mercaderes. Porque los problemas son inmensos, los daños son inmensos. Dejar el mundo en manos de mercaderes y asesinos constituye un crimen. Es ese el verdadero terrorismo, no Bin Laden.

S.C.- Cuando oye jefes de Estado que dicen que hacen la guerra en Irak en nombre de la libertad y de la democracia ¿qué les diría?

Ahmed Ben Bella: Les digo que el derecho a la vida es el más importante de los derechos humanos. Los derechos humanos son el derecho a vivir. Todos los filósofos hablan del derecho a la vida. Salvaguardar la vida, vivir es lo primero a que aspira todo el mundo. Pero el sistema mundial no se molesta en garantizar ese derecho. Explota y mata. Y cuando no puede matar construye cárceles sin control, abusos que pretenden aportar democracia. Estados Unidos está haciendo en Afganistán e Irak lo que siempre hizo Israel contra los palestinos. Nos hablan de democracia israelí, de democracia estadounidense. Pero ¿qué democracia han aportado ellos al destruir toda posibilidad de vida?

S.C.- ¿Sufre usted por Irak?

Ahmed Ben Bella: Ah, sí. Para mí, Irak… estuve quince veces en Irak ¿sabe? (Silencio) 1 Casi me matan en Irak. ¡Es insoportable ver lo que le están haciendo a Irak! ¡Lo que están haciéndole a ese país que es la cuna de la civilización! Fue en Irak que se empezó a cultivar la tierra. Allí nació la humanidad. Allí se forjaron los primeros principios. Allí nació el alfabeto, el primer código, el de Hammurabi. Todo eso fue destruido por dirigentes incultos, por una nación de sólo 250 años de historia, que fue colonia de Gran Bretaña. Que liquidó el colonialismo inglés e instauró un colonialismo mundial. ¿Qué se hicieron los 80 millones de amerindios? Nunca volveré a Estados Unidos. Es un país de bandidos.

S.C.- ¿Las guerras desencadenadas en Afganistán y el Medio Oriente son para usted guerras racistas?

Ahmed Ben Bella: Exactamente. Son guerras contra el Islam, contra la civilización árabe. Eso salta a la vista. Entre los países que según Bush están fuera de la ley sólo uno no es arabo-musulmán: Corea del Norte. Los demás, Siria, Irak, Sudán, Irán, son todos musulmanes. Las cruzadas tenían como objetivo supuesto la recuperación de la tumba de Cristo. A veces, para molestar a los occidentales les pregunto: ¿Qué lengua hablaba Jesucristo? Hablaba mi lengua, no la de ustedes. Hablaba arameo, ¡como yo! Cuando usted lee la Biblia, Jesucristo dice: «Eli, Eli, Lama sabakta-ni» 2 Y nosotros decimos en Argelia: «Ilahi limada sabakta-n». Son exactamente las mismas palabras que pronunció Jesús. Jesús hablaba como yo. El Islam saca muchas cosas del Evangelio o de la Biblia, que el propio Islam viene a completar.

Yo exploto de ver tanto abuso. Nos han hecho tanto daño… Han afectado nuestra dignidad. Sin hablar de aquel pequeño pueblo en Palestina. ¿Cuántos palestinos tienen que vivir bajo la férula más abyecta? Nuestra reacción no tiene que ver con el racismo, se lo aseguro. Estamos más que cansados. Occidente nos ha hecho mucho daño. ¿No fue acaso en Occidente donde se cometieron los peores crímenes contra la humanidad? ¿Dónde nació el fascismo? ¿Dónde nació el nazismo? ¿Dónde nació el estalinismo? La famosa Inquisición, que duró 400 años, ¿dónde se desarrolló? Francamente, hace falta mucha abnegación para decirse diariamente: «No quiero odiar a Occidente».

S.C.- ¿No habría que incriminar a los defensores del «choque de civilizaciones», a los proisraelíes, como los principales instigadores de lo antiárabe, antiislám, que se propaga de forma inquietante contra sus pueblos?

Ahmed Ben Bella: Por supuesto. El lobby israelí en Estados Unidos es algo terrible. Hasta ahora no se podía mencionar sin que lo acusaran a uno de antisemitismo. Recientemente aparecieron varios estudios que demuestran con ejemplos irrefutables el peso del lobby israelí en las opciones políticas y militares de las que somos objeto 3. Ya nadie puede negar hoy la importancia, hasta el peligro que representa ese lobby que penetra todas las esferas estratégicas. Me siento, por tanto, muy implicado en ese aspecto de las cosas que dificulta más aún la solución de la cuestión palestina.

Tengo que decirle que aunque el Islam sufrió muchos males, el Islam nunca hizo daño a otros países. A lo largo de la historia, el Islam mostró una tolerancia que no existe en ninguna otra parte, mientras que Israel logró implantarse por la fuerza en un espacio y en un lugar que están habitados por los palestinos -uno de los pueblos árabes más evolucionados- y creó, despojándolos de sus tierras, un Estado racista. Mientras que Israel se niegue a reconocer el derecho de los palestinos a existir y a regresar a sus tierras, no habrá paz en el mundo.

Entrevista realizada por Silvia Cattori para la Red Voltaire.

Fuente: http://www.voltairenet.org/Ahmed-Ben-Bella-estima-que-la

1 En 1990-91, el presidente Ahmed Ben Bella dirigió una mediación entre Francia e Irak para tratar de impedir la guerra del Golfo. Los negociadores franceses eran Edgard Pisani y Marc Boureau d’Argonne, administrador de la Red Voltaire. Leer «Le double jeu de François Mitterrand», Voltaire, 3 de noviembre de 2003.

2 «Eli, Eli, Lama sabakta-ni», palabras atribuidas a Jesús en Los Evangelios poco antes de su muerte. Traducción: «Padre, Padre, ¿por qué me has abandonado?»

3 Ben Bella se refiere al ensayo, publicado por la London Review of Books, intitulado «Le Lobby israélien et la politique étrangère des États-Unis» (The Israel Lobby and US Foreign Policy), redactado en conjunto por el profesor John Mearsheimer, de la Universidad de Chicago, y el profesor Stephan Walt, decano de la Kennedy School of Governement de la Universidad de Harvard. Una versión al francés aparecerá próximamente en el sitio Voltairenet.org.

Ref: voltairenet.org

Gentileza de nuestro amigo y colaborador Carlos Souza (Brasil/RJ).

Asedio y captura de Tombuctú, capital cultural de África.

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Por Fernando Báez

La ciudad de Tombuctú, hoy abandonada por 24.000 habitantes que huyen despavoridos junto a los turistas, llegó a tener 200 madrazas para enseñar teología y no menos de 40.000 estudiantes

Ahora vuelve a mencionarse con insistencia la mítica ciudad de Tombuctú, tras su asedio y captura junto a Gao y Kidal por el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA), que aspira a crear un territorio autónomo sahelo-sahariano para el nomádico pueblo Tuareg. Un proverbio popular en Malí dice que a nadie lo pica un escorpión si primero no pisa la arena, y ese temor ha mantenido la incertidumbre de una posible guerra civil entre los Tuareg y sus enemigos naturales, hoy en el poder desde fines del 29 de marzo tras un golpe de Estado que llevó a la conformación del Comité Nacional para el Retorno de la Democracia y el Restablecimiento del Estado (CNRDR), dirigido por el ambiguo capitán Amadou Sanogo.

Tombuctú, como Bagdad o El Cairo, es más un recuerdo colectivo de diversas generaciones que un lugar y no es incomprensible el temor que ha renacido por las consecuencias de un ataque sobre la antigua ciudad, donde se han construido monumentos culturales imponentes que son Patrimonio de la Humanidad según la declaratoria que hizo la Unesco en 1988 y la inclusión de las extraordinarias bibliotecas del lugar, que forman parte del Programa Memoria del Mundo y sobre todo de la historia olvidada de España. Tombuctú, llamada también El Dorado africano y también la villa de los 333 santos, jamás ha conocido tiempos de paz, pero nunca antes como ahora ha sido tan evidente su posible exterminio justo cuando había logrado ser una referencia turística planetaria con festivales de teatro y música.

El orientalismo ignoró por siglos –o para ser más exacto, omitió- el mestizaje curioso entre el mundo musulmán y los cultos antiguos africanos. Con la penetración del Islam cambiaron incluso las mitologías de pueblos tan independientes como los mandinga o los dogón. En Tarik al-fattash de Mahmud B. Muttawakkil Ka´ti se lee que el Caos dominó a sus habitantes, hasta que aceptaron el credo de Alá. Todavía puede encontrarse entre los ancianos una práctica esotérica animista; y la práctica exotérica islámica comunitaria.

La ciudad de Tombuctú, hoy abandonada por 24.000 habitantes que huyen despavoridos junto a los turistas, llegó a tener 200 madrazas para enseñar teología y no menos de 40 .000 estudiantes divulgaron su doctrina. En Tombuctú funcionó la que se estima primera universidad del mundo de Sankore (aunque Bolonia mantenga el merecido prestigio europeo), una obra que gracias a la erudición de sus creadores alcanzó el número fantástico de 25.000 estudiantes.

De las mezquitas habría que mencionar Djinguereiber, erigida hacia 1325 por Ishaq es-Saheli, el escéptico arquitecto granadino nacido en 1290 que enriqueció por la millonaria fortuna que le pagó el espléndido emperador Mansa Musa, quien también se distinguió porque hizo su peregrinación a La Meca con sesenta mil personas y cien camellos cargados de oro sólo para probar su devoción. El edificio de la mezquita es extraño, y su estilo desconcertante y mimético ante el paisaje se extendería por la ciudad al combinar el adobe y la palmera, como puede verse también en la milagrosa Sidi Yahya , que estuvo abandonada hasta que un iluminado apareció del desierto con las llaves y pudo abrirla siglos más tarde, o en la gigantesca Mezquita de Djenné.

De los grandes patrimonios de Tombuctú, sin duda que son sus bibliotecas y libros. Una de ellas fue la biblioteca errante que conformó lo que hoy se llama Fondo Kati, una de las maravillas más increíbles de Malí. Ni su número es habitual (comenzó por la cifra de 400 volúmenes y hoy tiene 7000 volúmenes sagrados); tampoco deja de sorprender que sus manuscritos híbridos salieron en unas condiciones clandestinas de España, pasaron de mano en mano de Marruecos a Walata en Mauritania y estaban en el Níger hacia el siglo XVI hasta 1818, y sus herederos la escondieron cuando los franceses la buscaban en Malí para llevársela a París. Volvió a reaparecer la colección en 1990 y para 1999 estaba abierta al público, con los apuntes que solía hacer Mahmud Kati a sus textos que producen de fuentes árabes, españolas, hebreas e incluso francesas y que León el Africano admiró sin medida. Según la versión de Ismael Diadiè Haïdara, descendiente autorizado de los Banû l-Qûtî ( de ahí el nombre Kati), hay más de 300 archivos que permitirían reescribir los lazos entre Tombuctú y el exilio morisco español, lo que permitiría recuperar una parte inevitable de la crónica de España.

En un manifiesto público fechado el 25 de Febrero de 2000, autores como el fallecido Premio Nóbel de Literatura José Saramago y autores de enorme importancia como Juan Goytisolo, Antonio Muñoz Molina, José Da Silva Horta y Ousmane Diadié Haidara, entre muchos otros, alertaban sobre el estado del Fondo Kati:

«Hoy, tres mil manuscritos de una familia exiliada de Toledo, la Familia Kati están en peligro de destrucción en Tombuctú. El diario ABC de España, News and Events de la Northwestern Uiniversity de EEUU, el Boletín de la Saharan Studies Association de EEUU, y el 26 Mars de Mali llevan meses señalándolo en vano”.

Lamentablemente, para 2012 el Fondo Kati todavía esperaba buena parte de la ayuda de la Junta de Andalucía, dispersada –como sabemos- por demagogos y políticos irresponsables. Los 7000 libros que ha cuidado Haïdara, estaban ya en peligro antes de que la ciudad fuera capturada por rebeldes Tuaregs, pese a que el tatarabuelo del intelectual escribió: “Hemos perdido el color y la lengua, pero nos queda la memoria”.

Bastó un golpe de estado en Malí el 22 de marzo para que fuera más evidente la precariedad de este legado.

Pero hay otras bibliotecas en peligro como la de Abu al-Abbas Ahmad ibn Ahmad al-Takruri Al-Massufi al-Timbukti (nacido en 1556), cuyo nombre sirvió a la biblioteca pública de Tombuctú y preserva 20.000 manuscritos. En un sublime texto, este poeta se atrevía a expresar un tema que se volvería nostálgico y popular: “La sal viene del Norte, el oro viene del sur, la plata viene de los blancos, pero la palabra de Dios, los cuentos hermosos y las posturas santas sólo los hallarás en Tombuctú”.

El amor por los libros no era inusual y se citan anécdotas que tal vez exageran, pero definen un contexto. Se dice, por ejemplo, que Al Uaqidi al morir dejó 823 baúles de libros y que el erudito Al Jahiz fue uno de los primeros hombres víctimas de su biblioteca porque al caerle un armario con libros lo aplastó y murió. Son curiosidades, pero asombrosas porque en la misma fecha una biblioteca en Europa apenas llegaba a 2000 títulos en un monasterio. Sobre todo a partir de la batalla de las Navas de Tolosa en 1212 el exilio de familias moriscas al África estableció distintas rutas de libros que fueron sacados para ser salvados de la hoguera.

El 50% de 500.000 libros y archivos ha desaparecido hasta el día de hoy, y la guerra puede aumentar las pérdidas. Todo el norte de Malí es una región sitiada, donde el Programa Mundial de Alimentos (PMA) calcula que los primeros refugiados se cuentan en 200.000 en Mauritania, Níger, Burkina Faso y Argelia sin esperanzas de volver; y este miedo lo manifiestan los valientes bibliotecarios que resisten justo a esta misma hora el desafío de la violencia y el odio que han puesto una emboscada a Tombuctú. El 2 de abril la Directora Irina Bokova de la UNESCO publicó una nota de prensa manifestando su preocupación por el futuro de la cultura de Malí y dejó claro que la comunidad internacional debe reaccionar sin demora.

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¿Primavera africana?”, pregunta no sin cierta sonrisa el guía que nos despide en el Aeropuerto de Bamako a los que hemos pasado un mes en Malí. ¿Me preguntan por una posible primavera africana?”, vuelve a interrogar con ese tono de los hombres que ya lo han visto todo o están por verlo y luego responde de modo definitivo y suficiente cuando alguien advierte en voz alta que el vuelo tendrá un retraso de 24 horas más: “Sangre, dictaduras, corrupción, masacres, todo eso forma parte de la imagen de África, pero uds. los extranjeros sólo ven la fachada, vienen y se marchan pronto, y no entienden que la verdad del continente está en sitios sagrados como Tombuctú, un símbolo de la resistencia cultural y de la diversidad de nuestros pueblos”. Cuando el hombre se aleja, pienso en sus palabras y me digo a mi mismo que algo más grave que lo que hemos visto está pasando porque el paradigma de tenacidad también está en peligro.

(*) Autor de la Nueva historia universal de la destrucción de libros, Planeta, 2011.

Fuente: WEB ISLAM

Gentileza de nuestro amigo y colaborador Carlos Souza (Brasil/RJ).

25 de Marzo, Día Internacional de las Víctimas de la Esclavitud y el Tráfico Trasatlántico.

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El triángulo Turísitico e Histórico Cultural Kanawa Mussulu y la Unión de Escritores Angoleños, Luanda, realizarán este Miércoles 28 de marzo de 2012 a partir de las 18h00, en la sede de esta institución una conferencia subordinada al tema:

«Se vende un moleque, António, de nación Cacanje. El infierno esclavista angoleño en el Nuevo Mundo”

Resumen

La catástrofe humana que se desató sobre África, el tráfico negrero y la esclavitud en América y el Caribe, dejó centenas de millares de víctimas.  Esta evolución, extraordinariamente violenta, es rememorada en varios documentos de archivo, tales como en los anuncios de periódicos brasileños del siglo XIX.  Constituyendo la mayoría de la mano de obra esclava instalada en el inmenso Brasil, los malungos congo/angolas, serán, lógicamente los más referidos en los avisos.  Las lecturas de estos comunicados revela el universo implacable en que vivía y trabajaba la servidumbre venida de la colonia y del Reino de la contra costa.

La conferencia a realizarse este miércoles 28 de marzo, está abierta a todos los escritores, historiadores, profesores, investigadores, estudiantes y al público interesado.

AV.HO-CHI-MIN, LARGO DAS ESCOLAS 1º DE MAIO CEP 2767 – TEL: 222322421-222323205 FAX: 222323205

http://www.ueangola.com E-MAILS: uniaoea@yahoo.com.br/uniaoea@hotmail.com

Simão Souindoula Historiador – Biografía

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Por Bárbara Igor (MISOSOÁFRICA)

Simão Souindoula, nació el 11 de Mayo de 1956 en la villa Maquela do Zombo, Provincia de Uige, Angola.

Actualmente se desempeña como asesor Principal del Ministerio Angoleño de Cultura, Miembro del Comité Científico Internacional del Proyecto de la UNESCO «La Ruta del Esclavo» y Director de la International Networking Bantulink.

Es autor de centenares de artículos y comunicaciones cientificas, de millares de notas de prensa, reseñas y co-autor de una decena de obras relativas a los distintos aspectos de la evolución proto-histórica e histórica, de las realidades antropológicas y linguísticas, así como ligadas a las expresiones artísticas (artes visuales, música) de África Bantu y de su diáspora.

Ha sido distinguido, entre otros, por  la Federación brasileña de las Comunidades Negras, São Paulo y el FESPAM, Brazzaville.

Algunas de las funciones que ha desempeñado a lo largo de su trayectoria son las siguientes:

– Director del Museo Nacional de la Esclavitud

– Coordinador del Comité Nacional angoleño del Proyecto de la UNESCO «La Ruta del Esclavo»

– Jefe del Departamento de Documentación en los Archivos Nacionales Históricos de Angola

– Director Adjunto del Museo Nacional de Antropología

– Profesor de Historia de Angola, en el Instituto Superior de Ciencias de la Educación (ISCED), Universidad Agostinho Neto, Lubango, Provincia de Huila

– Funcionario internacional, durante 22 años, en el Centro Internacional de las Civilizaciones Bantu (CICIBA), Libreville, Gabón.  

– Director de las Producciones Culturales donde coordinó,  una decena de programas de publicación y comunicación cientifica así como de promoción artística

– Investigador colaborador en la Universidad Omar Bongo de Libreville

– Profesor colaborador en las Universidades brasileñas de São Paulo, Bahia y Florianópolis

– Miembro del Comité Cientifico Internacional del Tercer Festival Mundial de las Artes Negras.

Miembro del Comité de Dirección del Festival Panafricano de Musica, Brazzaville

Miembro del Comité de Dirección del Centro de Estudios Linguísticos e Históricos para la Tradición Oral, Niamey, Níger

Consultor CICIBA, Unión Africana y Unión Europea

– Presidente del Jurado de Premios Ensarte

– Presidente del Jurado del Festival Canción de Luanda

Simão Souindola actualmente reside en Luanda, capital de Angola.

POR MISOSOAFRICA. Para cualquier reproducción o cita de esta información, necesariamente se debe señalar esta fuente.

MISOSOAFRICA: Bárbara Igor Ovalle (1982), natural de Santiago de Chile. Es Licenciada en Artes, actualmente coordina las publicaciones en el presente espacio.