Por Custódio Fernando (Angola)
Después de leer este artículo, las personas podrán cuestionar quien soy y donde estuve. Todo va a depender del punto de vista. Si su ángulo de visión está dirigido hacia los famosos y las estrellas, ¡olvídalo! ¡Tú nunca vas a saber quien soy! Entre tanto si así como yo, es de aquellos que aun a lo lejos acompañan las actividades que nuestros ídolos andan por ahí haciendo, entonces tu sabes quién soy yo. ¡Soy el pueblo! Soy tu, sólo que en otro cuerpo y con otra mente. Pero como no podemos ser la misma persona dividida en dos cuerpos, entonces…. Digamos que somos dos personas en dos cuerpos, dos personas preocupadas con el estado de salud de nuestra sociedad.
Esta sociedad se forma con personas de los más variados estrados, con los más diversos gustos, y las más raras manías. Y fue en esta sociedad a la que pertenecemos, que un día surgió un estilo musical que más tarde vino a ser llamado Kuduro. Quien creo, quien desarrolló, quien animaba o quien danzaba mejor, ¡eso no nos interesa discutirlo ahora! Interesa decir que hoy el Kuduro se tornó una auténtica fuente de recetas que va proporcionando bien estar a los que consiguen ejecutarlo en el más alto escalón, y algún desahogo a los que en la base van grabando esta o aquella música que cae en el gusto del pueblo y así consigue surgir, aunque de modo descartable. Pero no siempre fue un mar de rosas, y eso es lo que me preocupa. Ya fue duro hacer Kuduro. Y nadie, además de los “animadores” (si, escribí ANIMADORES-sólo hoy es que nosotros los conocemos como Kuduristas) se atrevían a defender el estilo. Todos escapaban! Lanzaban piedras contra los artistas, agitaban para que las radios no los tocaran porque eran considerados bandidos y vagabundos. Pero el Kuduro prosperó. Ya fue mbrututo, ya fue azúcar, ya fue gato preto, ya metió dibengo, se volvió mamakudi, mamadi, y sus “creadores” sobrevivieron agresiones después de los shows hasta que hoy ya todo está bien.
Hoy tenemos personas diciendo que se identifican con el Kuduro. Si, ustedes aman el Kuduro y nosotros también. Pero no vengan a usar el Kuduro como hándicap para la internacionalización de sus carreras. Queremos internacionalizar el verdadero, el original, el Kuduro Kazenga, del Rangel, del Sambila, de los Combatientes, de la Viana, el Kuduro que se sienta en la «bauca» y se reparte por los «candongueiros» por hasta llegar a las 18 provincias, ya que lo que nace allá, no tiene kumbu para llegar a la Nguimbe, la capital de esta, ¡nuestra Angola! Porque el kuduro es de Angola y debe ser reconocido como tal.
Por eso, un recado para ti, que no te conozco, sin embargo ni tu a mi me conoces. Si quisiéramos mostrar el Kuduro en la diáspora, traiga Los Lambas, traiga Nacobeta, traiga el Xru Bantu, traiga Puto Prata o al maestro Yara, Fofandó o Noite e Dia, traiga a quien tu creas que es kudurista, pero no venga a cantar semba dando “toques de Kuduro” y presentar ante los “pulas” como Kuduro. ¡Eso no por favor! ¡El Kuduro es otra cosa! El Kuduro es nuestra historia, es la contemporaneidad del angoleño cuyas letras o mensajes sólo sirven, reparten lo que vivimos hoy en los barrios de Luanda con una luz que oscila, y en el oscuro de la periferia de Angola donde la luz ni llega. Por eso cantamos, por eso hacemos “el” Kuduro para seguir adelante y continuar felices. Viva el Kuduro.
Bauca: en los «colectivos» o «van» de Luanda, el sector del motor (caliente y movedizo) donde generalmente va sentado quien no tiene dinero o más espacio para viajar.
Candongueiros: es el nombre dado a los taxistas informales. Viene de la palabra Kimbundu Kandonga, que significa «negociante o explotador»
Pulas: En Angola, blancos extranjeros.
Custódio Fernando, es angoleño, natural de Malanje. Es periodista, locutor de radio y escritor. Actualmente vive en São Paulo-Brasil, donde estudia audiovisual y es co-productor y animador del programa Zwela! África como nunca ouviu!
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IMAGEN GRACIAS A LA GENTILEZA DE LA GRAN PARADOJA
TRADUCCIÓN: BÁRBARA IGOR (MISOSOAFRICA)