La «Princesa de África» en aprietos

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Mientras el periodismo independiente era perseguido por sus denuncias, cadenas como BBC adulaban la figura de Isabel dos Santos ¿Qué cambió?

F8

En noviembre del año 2011, MISOSOAFRICA en español presentaba la nota “¿Casa en la Playa? ¿Para qué?” en donde se exhibían imágenes del lujoso yate de Isabel dos Santos, hija de José Eduardo dos Santos, presidente de Angola entre los años 1979 y 2017, ininterrumpidamente.

Fueron treinta y ocho años en el poder de un país de contrastes, tan rico en recursos naturales de gran plusvalía como el petróleo, que representa el 48% de su Producto Interno Bruto, y a la vez tan pobre, con un 70% de su población bajo la línea de la pobreza.

Hacia el año 2012, reportábamos su infeliz tasa de mortalidad infantil, con 250 decesos cada 1000 nacimientos, un problema incrementado por la falta de servicios básicos, cuando apenas un 38% de la población contaba con acceso a agua potable y un 25% con acceso a los servicios de salud.  Las cifras, devastadoras, no hacían más que incrementar la obscena ostentación de riqueza y poder de la familia dos Santos, a la cabeza de las principales empresas estatales.

En el año 2016, el titular “15 muertes diarias en el hospital pediátrico de Luanda”, dejaba de manifiesto que las cosas no cambiarían bajo una democracia puesta constantemente en duda, a raíz del excesivo poder que la constitución – diseñada a la medida de José Eduardo dos Santos – atribuía al poder ejecutivo, y a una nula gestión para mejorar las condiciones de vida de la población.

Hacia el año 2017, un cambio de gobierno que perpetuaba la vapuleada figura del MPLA, no representó necesariamente una mejoría en la situación de la mayoría desfavorecida, aunque hubo cosas que sí cambiaron, de alguna manera.  Ese mismo año la expulsión de Isabel dos Santos de la presidencia de Sonangol, marcaría un precedente, en nombre de la lucha contra la corrupción.

A día de hoy, medios de prensa internacional  como La Vanguardia o BBC, la misma cadena que el año 2015 la adulaba con su participación en el ranking “100 mujeres”, han hecho eco de los llamados “Luanda Links”, utilizando titulares como “La princesa saqueadora” o “El oscuro origen de la fortuna de la mujer más rica de África”, en medio de los rumores de una posible candidatura presidencial de Isabel dos Santos, y del congelamiento de sus cuentas bancarias en Angola, y las de su marido, el coleccionista de arte Sindika Dokolo.

 

Polémicas aparte…

Educada en el King’s College de Londres, Isabel dos Santos ha vivido buena parte de su vida en Inglaterra, país donde conoció al congoleño Sindika Dokolo.  Es recordada la polémica levantada tras su matrimonio, uno de los más costosos de la historia de Angola con un gasto total estimado de 4 millones de dólares, y al cual, los invitados internacionales habrían llegado en aviones privados.  La polémica, más allá de los obscenos costos, fue desatada por periódicos nacionales como O Angolense o Folha 8, quienes denunciaban un nulo control para el ingreso al país de los invitados de la “Princesa de África”, denuncia que derivó en una querella judicial por parte de la acusada, y en la que solicitaba una indemnización de 25 mil euros por daños y perjuicios.  Lo más curioso del asunto, como relatara el medio CLUB-K, es que la indemnización sería donada a la Cruz Roja, institución presidida por la propia Dos Santos, y a la que sus miembros acusan de total abandono.

Los “Luanda Leaks”, como se ha dado en llamar al caso de corrupción que sacude a la familia Dos Santos, tendría cuatro tramas relacionadas al Petróleo, los diamantes, los terrenos y las telecomunicaciones.   En la primera de las tramas, Isabel dos Santos es acusada de malversación, por una suma que asciende a las 58 millones de dólares en pagos presuntamente dolosos a una empresa llamada Matter Business Solutions, con sede en Dubái, y de propiedad de uno de sus amigos. Los pagos fueron realizados por medio de 50 facturas el mismo día en que Dos Santos fue destituida del cargo.

Otra arista de investigación en esta trama, sería la adquisición de su participación en la empresa portuguesa Galp, comprada por Dos Santos a Sonangol. En esa oportunidad, Dos Santos habría asegurado su participación en base a préstamos que la propia petrolera le proveyó y que fueron devueltos sin el pago de intereses, el año 2017, bajo su presidencia.

En la trama de los diamantes, el rol de Dos Santos va de la mano de su esposo, quien tras firmar un acuerdo de sociedad con la empresa angoleña de diamantes Sodiam, para la compra de acciones en la joyería suiza De Grisogono, habría utilizado dineros de la propia Sodiam para pagar su participación.  En relación a los dineros utilizados para la transacción, la investigación da cuenta de que fueron tomados en préstamo por Sodiam de un banco privado del cual Dos Santos es accionista mayoritaria.   Dicho préstamo costará a Sodiam un interés del 9%, lo que se traduce, según su nuevo director general Bravo da Rosa, en más de 200 millones de dólares en pérdidas.

En la trama de las tierras, se acusa a Dos Santos de la compra irregular de un terreno en primera línea de playa en la capital, y por el que habría pagado apenas el 5% de su valor.  No estará de más decir que los terrenos costaron el desalojo a decenas de luandeses, los que fueron reubicados en sectores sin servicios básicos. (ver acerca de los desalojos en Luanda)

Respecto de la trama de las telecomunicaciones, su participación del 25% en UNITEL le aseguró un suculento préstamo de 388 millones de dólares para su nueva compañía Unitel International Holding, préstamo en el que ella actúa como prestamista y prestataria, dejando con ello, a la luz, un evidente conflicto de intereses.

Isabel dos Santos no es la única del clan que ha sido cuestionada.  Su hermano, natural candidato a la presidencia, José Filomeno, más conocido como “Zenu” ha sido procesado en diciembre pasado por blanqueamiento de capitales, tras una transferencia irregular de 500 millones de dólares desde el Banco Nacional de Angola, que él dirigía, hacia un banco británico, cuyo nombre, por cierto,  los medios no mencionan, en septiembre de 2017.  Zenu, que estuvo en prisión preventiva, fue liberado tras la recuperación del dinero, lo que planteo serias dudas sobre la postura anticorrupción de João Lourenço, la misma que le llevó a la presidencia en 2017.

Mayores detalles de esta investigación pueden ser encontrados a través de las páginas webs de periódicos como La Vanguardia, Deutsche Welle o New York Times.  Para nosotros, es importante señalar que resulta cuando menos curioso ver a tan reputados medios de prensa reproduciendo informaciones que durante décadas costaron la persecución al periodismo independiente en Angola y Portugal, más aún, cuando hicieron vista gorda ante las sucesivas denuncias de corrupción que recaían sobre el gobierno de Dos Santos, entre las que se cuentan, la del fraude electoral del año 2012, y que tuvo como resultado su reelección.

Con todo, es de esperar que la repercusión internacional que ha tenido este caso, anime a los angoleños a combatir de forma efectiva la corrupción, y que, de una vez por todas, se les permita soñar con un país en donde la prosperidad alcance para todos.

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