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Una pérdida irreparable para la cultura africana

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Por Nvunda Tonet (Folha 8)*

Sindika Dokolo, marido de la empresaria angoleña Isabel dos Santos, murió a los 48 años en Dubái, el 29 de octubre de 2020, ahogado, mientras hacía inmersión subacuática, una actividad que practicaba con frecuencia.  Era un coleccionista de arte y empresario natural de la República Democrática del Congo y poseía una de las más importantes colecciones de arte contemporáneo africano, con cerca de 3000 obras.  Fue condecorado por la Cámara Municipal de Oporto (Portugal) en 2015 y creó la Trienal de la Luanda, un movimiento cultural que rescató la música angoleña urbana hecha por los conjuntos históricos.

Pasó la infancia entre Bélgica y Francia.  Frecuentó el Liceo Saint Louis de Gonzague en París, donde concluyó la formación secundaria, y se licenció en Economía, Comercio y Lenguas Extranjeras en la Universidad de Pierre y Marie Curie. Inspirado por su padre, amante del arte, comenzó su colección cuando tenía 15 años y, más tarde, creó la Fundación Sindika Dokolo, con el fin de promover las artes y los festivales culturales en Angola y otros países.

Es en este contexto que desarrolló la Trienal de Luanda, en cuya tercera edición presentó más de 20 grupos en un espectáculo de danza sobre la égide del Amplio Movimiento de Revitalización de la Danza en Angola (AMORD) en colaboración con la fundación Sindika Dokolo.

La presentación transcurrió en el Palácio de Ferro, en Luanda. Los espectáculos coordinados por Maneco Vieira Dias se denominaban «Nadie detiene al viento» y aspiraban a estimular y rescatar las variadas formas de danza en el país, así como también a valorizar al sujeto artístico – el bailarín – y potencializarlo con formaciones dirigidas.

Los grupos fueron orientados por otros coreógrafos ligados al AMORD.  Para el escritor angoleño Kajim Ban-Gala autor de la obra «El balconista de Windhoek» la Trienal de Luanda es el mayor movimiento cultural de masa de los últimos tiempos (las entradas eran gratuitas), por lo que lamenta la muerte de su patrocinador Sindika Dokolo.

La trienal, según Kajim Ban-Gala, rescató la música angoleña urbana hecha por los conjuntos históricos, uno de ellos «Os jovens do Prenda» y del cual el escritor fue coordinador.  La tercera trienal de Luanda tuvo su inició el 1 de noviembre de 2015 bajo el lema «de la utopía a la realidad» y cerró el 30 de junio de 2017.

Sindika Dokolo era el mayor coleccionista de arte africano contemporáneo.  En 2015 fue distinguido con la Medalla al Mérito por la Cámara Municipal de Oporto, a propósito de la exposición de arte contemporáneo «You love me, you love me not».  En octubre de 2016, su fundación compró y repatrió a Angola 20 piezas de arte que habían sido llevadas de museos angoleños para colecciones extranjeras, y se preparó para entregar al museo de Kinshasa la primera pieza congoleña recuperada.

Crítico del régimen del presidente Joseph Kabila en la República Democrática del Congo, Sindika Dokolo estuvo cerca de 5 años en el exilio debido a los procesos promovidos contra él en Kinshasa, habiendo regresado recién en mayo de 2019, después de la llegada al poder de Felix Tshisekedi que asumió como Jefe de Estado en enero.

En febrero de 2016, con Eduardo dos Santos aún en el poder, la fundación Sindika Dokolo entregó al Jefe de Estado, en el Palacio Presidencial (Luanda), dos máscaras y una estatuilla del pueblo Tshokwe (al este de Angola) que habían sido saqueadas durante el conflicto armado y recuperadas después de varios años de negociaciones con coleccionistas europeos.

En enero de este año, el caso Luanda Leaks expuso supuestos esquemas financieros de la empresaria Isabel Dos Santos y de su marido, que les habrían permitido retirar dinero del Estado angoleño a través de paraísos fiscales.  Desde entonces ambos vivían en Dubái.

Sindica Dokolo ya había sido condenado a un año de prisión en 2017 por fraudes en el ramo inmobiliario.  En ese entonces afirmó que la condena tenía motivaciones políticas.  Entre los varios negocios que poseía, Dokolo era dueño de la joyería de lujo De Grisogono, junto con la empresa estatal angoleña Sodiam.

Se fue un hombre culto, revitalizador y comprometido con la cultura y arte africano.

* Traducción por Misosofrica

El adiós libre de Adel Hakim

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Días atrás, la noticia sobre la muerte del dramaturgo egipcio Adel Hakim, recorría los principales periódicos de Francia.  El director artístico del Théâtre des quartiers d’Ivry, fallecía tras el padecimiento de una enfermedad degenerativa que le aquejara por un período de tres años.

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Los amigos lectores sabrán que no suelo ocupar este espacio para hablar de cosas personales, pero en esta oportunidad, no puedo dejar de mencionar, que Adel Hakim forma parte de mi historia.  Era el año 2005 cuando convidado por la Universidad de Chile, Adel Hakim toma las riendas del Examen de Grado de una generación de Escenógrafos, entre los que yo me encontraba.  La obra propuesta “Calderón”, una relectura de la obra de Calderón de la Barca “La vida es sueño” a manos de Pier Paolo Pasolini, el controvertido creador italiano que tanta admiración despertaba en nuestro recién llegado director, y que precariamente nosotros nos permitíamos conocer.  O al menos algunos de nosotros, teniendo en cuenta que, fue por la influencia de Adel, o de la transparente pasión que le movía, que me aboqué al estudio exhaustivo de la producción del reputado cineasta.

Dejando de lado los comentarios personales, diremos que Adel Hakim nació en el Cairo el 13 de octubre de 1953, lugar donde vivió hasta la edad de 11 años. Su padre de origen egipcio-libanés y su madre italiana, se trasladan a Beirut, lugar de residencia del dramaturgo hasta 1972, año en que se instala en Francia, país que sería su residencia definitiva.

En su labor como director teatral, Adel Hakim lleva a escena obras de autores como Seneca, Esquilo, Shakespeare y Pirandello, entre muchos otros, mientras que sus propios textos, tales como Ejecutor 14, Corps, La Toison d’or y Oum, fueron estrenados en diversos países e idiomas.

No es superficial decir que sus años en Egipto dejaron una profunda huella en Adel Hakim, hecho que se constata en su interés por los asuntos de los pueblos de Oriente Medio, de los que dio cuenta por medio de su Antígona, espectáculo en árabe estrenado en el Teatro Nacional Palestino (Jerusalén) merecedor del Gran Premio de la Crítica del año 2012.   Des roses et du jasmin, es una obra de su autoría, que también ofrece una mirada del conflicto judío-palestino, que, más que proponer una perspectiva sesgada, objetiva la reflexión del propio espectador.

Como se hiciera públicamente conocido, Adel Hakim, días antes de su partida, obsequió a sus amigos y colaboradores, con una carta de despedida, que fuera titulada “El adiós libre”, en referencia a su libre decisión de practicar un suicidio asistido, en la institución Dignitas (Suiza).  Sin embargo, días antes de que su voluntad se hiciera, su fallecimiento ocurre.

De la carta quisiera rescatar los siguientes párrafos:

“El 17 de diciembre del 2010, en Túnez, ocurrió la auto-inmolación a lo bonzo de Mohamed Bouazizi en una plaza pública. Las autoridades habían confiscado la mercadería a este joven vendedor ambulante de frutas y verduras en la ciudad de Sidi Bouzid. La revolución tunecina comenzó ese día, llamada «Revolución de los Jazmines», recordando la «Revolución de los Claveles» de Portugal en 1974.

Esto nos habla de cuánto la relación entre la vida y la muerte otorga sentido a la humanidad. Un sentido que no se puede ignorar. Las sociedades capitalistas, por ende, puramente materialistas, no hacen más que ocultarlo. Esta ignorancia termina produciendo dramas y luego tragedias”.

Con su despedida, Adel da muestras de su compromiso social y de su generosidad, al presentarnos una mirada de la muerte que pocas veces queremos valorar.  Este es uno de los tantos aprendizajes que el autor nos lega, aunque ahora de manera póstuma.

Fuentes consultadas:

Le Figaro (en francés)

Enlaces en Español sobre Adel Hakim:

Haz clic para acceder a yakich_biografia_hakim.pdf

http://www.artes.uchile.cl/agenda/9116/obra-de-teatro-calderon-de-pasolini

http://culto.latercera.com/2017/08/30/muere-adel-hakim-director-estrecho-fuerte-lazo-chile/

 

Murió el artista plástico Valentim (1950-2014)

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 caterçaEl pasado viernes 17 de abril murió el artista plástico Fernando Caterça Valentim, en el Hospital do Prenda, en Luanda, víctima de una enfermedad.

Nació el 5 de mayo de 1950 en la región de Gabela, Kwanza Sur.  Pintor autodidacta, era miembro de la Unión de los artistas Plásticos Angoleños desde 1977, así como miembro de la sociedad Portuguesa de derechos de autor.  Fue alumno del pintor angoleño Lusolano João de Deus.

En julio de 1994, Valentim obtuvo el premio Presidente de la República del Congo, en la V Bienal de Arte Bantú Contemporáneo realizado en Brazzaville y promovido por el CICIBA, con su obra «La Aurora».

Multifacético, el pintor también frecuentó el taller de pintura de azulejos en la escuela Inatel, en los años 97 y 98.  La exposición «O paraíso das Pérolas», dedicada a los azulejos, dibujos y pinturas de Valentim, fue un éxito en Portugal.  Sus obras más emblemáticas y de mayor expresión mediática son «Lágrimas de la Negra» y «El Sol Negro».  La primera fue donada a la galería de pintura Naif Podgorica – ex Titorgad – y representó a Angola en la Exposición de Arte de los países no alineados, en el Cairo, Egipto.  La famosa pintura «el sol negro» se encuentra en el museo de la Torre Nabemba, en Brazzaville, Republica del Congo.  La sensibilidad del artista lo condujo a la publicación del libro de poemas «Sentimientos» en 1993.

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«La aurora»

En 1997, el investigador y profesor universitario Alfredo Margarido dijo, al hacer un análisis de una de las exposiciones del autor en Portugal, que  «… si partimos desde la premisa de que el artista posee una evidente fuerza taumatúrgica, podemos entonces comprender que la fuerza que lo pone en movimiento depende de una relación íntima, tensa y constante entre el imaginario individual y las pulsiones colectivas, como si el artista fuese una condensación de los proyectos de su grupo».  Ana Maria Mão-de-Ferro Marinho, en un articulo intitulado «El arte de Valentim: Tradición africana y actualidad plástica», escribe: «La africanidad estética notoria en las obras de Valentim asume dos vertientes distintas, que coinciden con la opción intermitente por el color o por el blanco y negro.  En el primer caso, la intensidad y luminosidad alcanzadas, sin que los colores se revelen fotográficos o excesivamente realistas, traducen la preferencia por la recuperación de memorias y paisajes marcados por la tradición».

Investigan, por eso, la coherencia de caracteres étnicos a través de tipologías figurativas, los títulos atribuidos a las diferentes obras (y que pueden citarse como ejemplos: Campesino, La Madre, La Anciana, Nómadas, Saudade, Despertar) confirman la visión de mundos que evolucionan, marcados por la relación estrecha entre el pasado y el presente, la complejidad e interrogación, trazos aun más sintomáticos cuando nos referimos a África»

En entrevista con Jornal Cultura, el año 2013, Valenim contó que pasó muchas dificultades en su infancia, al haber crecido sin sus padres.  Antes de convertirse en un artista plástico, quería ser jugador de fútbol, pero no lo consiguió.  El artista contó que recordaba perfectamente el día en que su  interés por la pintura ganó vida.  «Fue en las décadas de los 60 y 70 cuando encontré a un empleado de una tienda haciendo una caricatura con lápiz de color.  Esa imagen quedó grabada en mi memoria.  Cuando fui admitido en 1975 en el Comisariado Provincial de Luanda, pasé a pintar caballos y flores, para vender.

Valentim se esforzó para llegar a ser reconocido como un artista plástico de renombre internacional, cuando en 1977 logró ganar espacio en el mercado portugués, lo que no era común para un artista angoleño poco conocido.

Según contó Valentim, fue algo jamás visto, porque, incluso no conociendo sus obras, los portugueses las aceptaban con mucha facilidad.  Era un estilo nuevo que los portugueses desconocían y del que comenzaron a gustar.

«Cada dia de la vida del hombre es como una obra de arte, y él es la pieza principal de esa obra».  Es la frase de un artista que siempre mostró señales que evidencian el arte en su vida.

 Fuentes: Jornal Cultura (traducción libre del articulo, edición 55)

Fuentes: Cores e Palavras

‘100% África Negra’ de la mano de David Vidarte

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El africanista David Vidarte expone en Álava su trabajo 100% África Negra. Desde el 25 de febrero hasta el 9 de marzo se podrá ver esta selección de la obra de pintores, escultores y artesanos anónimos.

Autor de Afroconciencia, David Vidarte presenta una exposición que ha denominado 100% África Negra y que es una selección de diferentes artistas y ramas artísticas ejecutadas por artesanos anóminos africanos de diferentes países. Tras pasar cuatro años en Liberia, Costa de marfil, Angola y Mozambique, cada vez que puede vuelve al continente africano para seguir retratando y conociéndolo cara a cara.

En esta estancia, Vidarte ha etado en contacto con decenas de artistas locales para adquirir una selección de pinturas, máscaras, tallas de madera y otros objetos que enseña en la exposición que ha diseñado y que el año pasado obtuvo un rotundo éxito en Galdakao, Bizkaia, sin más objeto que mostrar al público «la riqueza de los modos de expresión de África Negra».

Además, la exposición también recoge instrumentos que representan la música africana, una expresión cultural inherente al continente y por la que respira.  Según el coleccionista, «no se trata de grandes figuras de renombre internacional, sino artistas anónimos que desean buscarse la vida como otros muchos artistas europeos lo hacen, a través de aquello que mejor saben hacer y que no es otra cosa que plasmar su talento en sus obras de arte y poder ganarse la vida de una forma digna».

La mayoría de los autores africanos de la exposición viven en las grandes ciudades africanas, aunque proceden de origen rural, mundo en el que nace el arte con la raíz más profunda. Sus obras están muy vinculadas a la realidad social que viven sus países y Vidarte aprovechara para decir que «subraya la importancia de cuestiones propias de la colectividad y demuestra que una de las realidades ineludibles de África sigue siendo la de la comunidad».

«Esta exposición pretende ser un humilde homenaje a tantos y tantos artistas anónimos, que inundan de vida y de arte las calles de los pueblos y ciudades de ese gran continente que es África», concluye. La exposición se puede visitar en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa Kultura Etxea de Vitoria-Gasteiz.

Si quieres que ‘100% África Negra’ esté en tu municipio puedes ponerte en contacto con el autor de la colección, David Vidarte a través de su blog Afroconciencia.

REF: guinguinbali

 

Gentileza de nuestro amigo y colaborador Carlos Souza (Brasil/RJ).

Artesanía Tuareg

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La población conocida en occidente por el nombre genérico «tuareg», se encuentra actualmente repartida en gran parte del Sahara y en Sahel, faja semi árida al sur del desierto. Viven en las actuales repúblicas de Argelia, Níger, Malí y Burkina Faso y en el reino de Marruecos. Los Tuareg son parte del gran grupo Amazigh (o Berebere) que vivía en el norte de África antes de la llegada de los árabes a esta región en el siglo VII. Convertidos al islam, hasta hoy los tuareg son los maestros del desierto, criadores de camellos y caravaneros. Su habilidad para cruzar el Sahara ha garantizado desde siglos la relación comercial y el tránsito cultural entre el Magreb y los grandes centros difusores al sur del desierto, como las ciudades históricas de Tombuctú, en Mali, o Agadez, en Níger. Divididos en subgrupos, los tuareg comparten la lengua tamasheq y la escritura tifinagh.

Su cultura material está marcada por los dibujos geométricos. La plata, considerada como «bendecida por el Profeta», es el metal más preciado por los tuareg. Sus eximios artesanos, utilizando técnicas simples como el modelado por el método de cera perdida, crean objetos y adornos refinados. El acabado es hecho manualmente con cincelado y grabación. El cuero es también trabajado con maestría por los tuareg, siendo esta actividad ejercida por hombres y mujeres. El tallado en madera y los bordados presentan los mismos detalles geométricos utilizados en las demás técnicas artesanales.

Ref: Casa das Africas

Traducción: Bárbara Igor

Gentileza de nuestro amigo y colaborador Carlos Souza (Brasil/RJ).

MALÍ: un viaje por sus tejidos

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Mucho más que moda pasajera, los tejidos de Malí cargan una rica simbología capaz de descifrar el alma de los pueblos ancestrales.  Flecos que evocan a la lluvia, el trazo que señaliza un buen camino, la flecha que alerta contra personas deshonestas…  En este país el ovillo de significados es infinito.

Por Marie Ange Bordas.

Hablar de tejidos en la África occidental, significa mucho más que hablar de moda o artesanía: es un camino para descifrar costumbres locales y comprender un poco más de la intrincada historia de cada lugar.  En la raíz de la cultura textil oeste africana, está la tejeduría, técnica dominada por las antiguas civilizaciones desde el siglo 9, mucho antes de la llegada de los europeos.  Cuando desembarcaron en la costa del actual Senegal en el siglo 15, los portugueses quedaron estupefactos al ver que los «salvajes» no sólo cultivaban y tejían el algodón, si no que también lo teñían de azul intenso.  El azul del índigo luego se convertiría en materia prima disputada por los europeos, así como lo fueran las tiras de algodón, tejido utilizado como moneda de cambio hasta poco tiempo después de la segunda guerra mundial.

Segundo mayor productor de África (después de Egipto), Malí tiene una tradición textil que se remonta a más de mil años, cuando casi todas las mujeres sabían hilar y la mayoría de los agricultores tejían en sus horas libres.

Tejer tiene significados rituales y mitológicos.  Para el pueblo dogón, el lenguaje es indisocible del tejer.   El término sou por ejemplo, significa palabra pero también una faja de tejido que sale del telar.    Para ellos, estar desnudo, es estar sin palabras.

Segunda Piel

El primer destino es el taller Ndomo, centro de formación y creación en teñido natural, fundado por el artista Boubakar Doumbia en la ciudad de Segou.  El taller es construido en banco, mezcla de tierra, paja y un poco de aceite de karité, extraído del árbol del mismo nombre) para dejar la estructura impermeable.   La entrada ya traduce la filosofía del negocio: coronando la puerta hay cinco columnas adornadas con caracolas.  Ellas representan la máscara Ndomo y hacen alusión a los 5 dedos de una mano que es capaz de transformar la materia prima en riqueza.

Ndomo también es el nombre de la primera fase de iniciación por la que pasan los jóvenes bambara a partir de los 7 años para aprender a vivir en sociedad.

Significando literalmente «hecho con tierra», el bogolan (bogo=tierra) es la atracción principal del taller.  Ese nombre terminó por ser asimilado como el tejido acabado, pero la verdad es que designa el diseño hecho con barro rico en óxido de fierro, aplicado sobre tejidos teñidos con tinturas vegetales, como el Basilan.  Según la tradición, ese teñido con plantas que son también medicinales (basi=curar), da al tejido no sólo bellísimos tonos de ocre, marrón y amarillo, pero también propiedades curativas.  Con alta concentración de tanino, las plantas utilizadas son fijadores naturales, lo que garantiza a los tejidos un color que nunca desaparecerá.  El proceso es largo.  Las hojas del N’galama y del Cangara y las cascaras del N’péku son secas al sol y peladas para luego ser hervidas o puestas en remojo para soltar su color.

Con el baño listo, las fajas del tejido son sumergidas y puestas al sol varias veces, dependiendo de la tonalidad deseada.  Terminado el teñido, se pasa al Bogolan, el diseño con barro recogido en el lecho de los rios y guardado en jarros cerrados por tres semanas.

Hoy en día, son principalmente hombres los que realizan el trazado de los motivos (llamados binye) en el taller Ndomo.  Ellos entraron en el ramo durante los años 80, cuando el tejido tuvo éxito internacional en el mercado de la decoración y del turismo.  Pero tradicionalmente, esa era una tarea exclusiva de las mujeres.  Ellas siempre retuvieron no sólo los secretos de la arcilla, como el vocabulario simbólico de los motivos: cada uno de ellos significa un valor, un mensaje pasado entre generaciones, sobre todo por medio de los ajuares.

A continuación, algunos de los diseños más característicos:

Céfarin jala: literalmente, la cintura del corajudo.  Simboliza la bravura o la fecundidad

Dankun: cruce de dos caminos. Evoca un sacrificio por otras personas

Falifereke: la imagen representa animales domésticos presos. Es un símbolo de inmovilismo.

Juru sarabali ka sira: zig-zag, el camino tomado por quien no quiere pagar sus deudas.

Kalabanci ka sira: camino hecho por el impostor, aquel que finge ser quien no es.

Kolon kisèso: la casa de las conchas (o monedas). Es el lugar donde se guarda la fortuna.

Bunteni ku: la cola del escorpión, siempre asociada a personas deshonestas, traicioneras.

Aferrados a la idea de una comunicación estrictamente femenina, se concreta un encuentro con Madame Pakarsa Traoré, fundadora de la cooperativa Bogolan de Djenné.  Fundada en el siglo 9, abriga una de las más impresionantes mezquitas africanas, símbolo del islamismo tolerante de Malí.  Declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, la Gran Mezquita es sólo una de las señales visibles de la importancia de la ciudad para el mundo islámico.  Lo otro menos evidente, puede ser percibido de mañana, al recorrer los tortuosos pasajes de la vieja ciudad: es la hora en que los niños frecuentan las madrassas o escuelas coránicas.  Sentadas a la sombra de los edificios, ellas se concentran en escribir en sus tableros de madera los versos del Corán.

Embriagados por la misteriosa ciudad de fachadas impenetrables y laberínticas calles sorprendentemente vacías, se siente un gran alivio al subir hasta el tejado de la cooperativa y permanecer al aire libre.  Desde allí la vista de la ciudad impresiona.  Es en los patios y en los tejados que la vida acontece cuando el sol no brilla inclemente.  Las mujeres cocinan, lavan ropa, los niños juegan… Protegidos del calor en un pequeño nicho, tomamos el té mientras Madame Traoré explica que los tejidos teñido absorben las virtudes de las plantas terapéuticas y por lo tanto, son protectores, una segunda piel que cubre y protege el cuerpo, en momentos cruciales a lo largo de la vida, como el nacimiento, la menstruación, la circuncisión de los niños y la mutilación genital de las niñas en algunas etnias- según varios estudios científicos, la planta N’galama tiene alto poder cicatrizante.

El trabajo de las maestras del trazo llamadas binyetigi es delicado.  No existe margen de error.  Con una pequeña espátula de fierro y un bastón de madera, ellas van delineando trazos de arcilla que, después de lavados, quedarán negros e indelebles.  Sosteniendo un palito de madera, el hijo de Madame Traoré traza los motivos en el suelo, mientras ella explica sus significados: un trazo significa tomar un buen camino en la vida;  dos trazos, evite tomar dos rumbos al mismo tiempo; una flecha, no sea deshonesto; una «X», Dankun, la encrucijada que simboliza el sacrificio para los otros; un círculo con un punto, Kolon Kisèso, el lugar de la fortuna; el zig-zag, el camino de aquel que no quiere pagar sus deudas; el Suraka taasira, el paso del camello, símbolo del viaje…  Y la lista sigue en un extenso inventario de consejos y valores pasados de generación en generación.

De Djenée partimos a Mopti, capital de la sub-región y punto estratégico para el turismo regional.  La Venecia de Malí nos recibe con un día caliente, un fuerte olor a pescado y vendedores insistentes.  La confluencia del Río Níger con su afluente Bani, Mopti es el más importante puerto de la región.  Aquí llegan las pinasses, embarcaciones cargadas de cebollas del país Dogon, arroz del Delta del Níger, barras de sal de Tumbuctú, carneros y pescado.

Hombres y mujeres dividen las tareas de diseño, tejido y teñido.

Después de encomendar el traje a boubou de mangas largas, a un sastre callejero, partimos camino al mítico país Dogon. ¿Cómo introducir a quien aun no conoce la fascinación que él ejerce en los occidentales hace un siglo?  ¿Hablar de la arquitectura impar de las pequeñas villas suspendidas en los acantilados, hablar de un pueblo que hacen décadas encanta a etnólogos por haber mantenido su cultura en un país 90% musulman?  ¿Hablar de su fascinante cosmología, la ciencia que trata de la estructura del universo donde sexo, lenguaje y tejeduría se mezclan en un bordado extraño y poético?  Hablar de la historia de un pueblo que atravesó el Níger para instalarse en ese acantilado poco acogedor…

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el país Dogón se extiende alrededor de los 200 kms del Acantilado de Bandiagara, en el Este del país.  La región alberga 250 mil personas viviendo en casi 420 villas repartidas en tres paisajes distintos: planicie, la meseta y el acantilado propiamente dicho.  Una geografía que determinó el desolamiento y aislamiento de este pueblo por siglos, no sólo protegiéndolo de sus enemigos, sino que también dando guarida a costumbres y tradiciones.

Tejedores en el acantilado

Llegar al país Dogón es como llegar a otro mundo.  La carretera es mala, larga y complicada.  Aun así, a cada kilómetro que pasa, a cada conversación de orilla del camino, en cada población, la sensación de estar entrando en otra dimensión sólo aumenta.  La primera visión de las antiguas habitaciones Tellem, incrustadas en el acantilado, da una impresión surrealista.  Como celdas de una colmena, decenas de construcciones en forma de torres, hechas de minúsculos ladrillos, parecem confundirse con la piedra ocre del acantilado.  Cuenta la leyenda que los Tellem, pueblo casi pigmeo que habitaba la región antes de los dogones (entre los siglos 11 y 13), tenían poderes mágicos que les permitían elevar ladrillos por las alturas.

Con el cielo estrellado como techo y el suelo de una terraza como cama, descansamos en la villa de Sangha, donde aprendemos un poco más.  Como varias otras actividades entre los dogones, tejer es una manera visible para hablar de lo invisible.  En prácticamente todas las villas, los tejedores forman parte del paisaje solos o en grupo, pedaleando en sus telares, mascando nuez de kola cercados por fajas de algodón, que se enrollan y se acumulan en largos rollos.  Entre los dogones, las mujeres hilan, los hombres tejen y las mujeres tiñen… hilan, tejen, tiñen, cosen.

Azul, color de los sueños, de calma, de paz.  Azul que evoca viajes, encuentros, despedidas.  Azul del índigo, índigo del país Dogón.

Para llegar hasta las tintoreras es necesario escalar el acantilado de 600 metros.  Aminata, Adama, Fumata, Amagara, las mujeres de Ondougou, están sentadas en un patio costureando o cortando los hilos de los tejidos ya teñidos.  Todas están vestidas con sus coloridos boubous, que contrastan con el ocre del paisaje y con la sensatez oscura del índigo.  Hoy los tejidos tradicionales en índigo son más usados en ocasiones especiales, o como pagnes (pareos) amarrados a la cintura como pollera.

Djeneba Babara muestra el proceso de teñido.  Al lado de sus canaris (caldera de barro),  repletos de la tintura del índigo,  sus manos teñidas de azul son el testimonio de que, en ese pedazo del país Dogón, el teñido vegetal no cedió lugar al químico.  Señal de los tiempos: para acelerar el proceso y garantizar un azul más intenso, ellas incluyen una mezcla sintética al índigo vegetal.

Madame Napo muestra un antiguo echarpe azul con largas franjas y explica que la pieza envía a los cielos un pedido de lluvia, mientras más largas las franjas, más lluvia se pide.  Dicen las más ancianas que antiguamente, la mujer menstruando no podía teñir con índigo y, si quería que el proceso tuviese éxito, no debía mentir a su marido.  Los hábitos cambiaron, principalmente con la islamización de la comunidad y con el intercambio con otros pueblos. Pero sentadas en grupo, hilando el algodón al son de animadas conversaciones, Aramata y sus amigas perpetúan la palabra, sea ella del paño o de la voz, la trama de la vida.

Fuente: Marie Claire pelo mundo.

Traducción y edición de textos: Bárbara Igor

Los textos fueron «despersonalizados».  Siendo narrados en primera persona en português, esta adaptación elimina datos anecnóditcos considerados  no informativos. 


Gentileza de nuestro amigo y colaborador Carlos Souza (Brasil/RJ)

Adinkras

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De entre los saberes desarrollados por los akan – grupo cultural presente en Gana, Costa de Marfil y  Togo, países de la África del  Oeste – se destaca la utilización de un sistema de símbolos para transmitir ideas. Cada símbolo está asociado a un proverbio o  sentencia específico, enraizado en la experiencia de los akan.  El conjunto de esos símbolos, llamados adinkra, forman un sistema de  preservación y transmisión de los valores acumulados por los akan. Puede decirse que esos símbolos son un tipo de escritura  pictográfica, utilizada ampliamente en el cotidiano de esa sociedad y que está presente en los tejidos, cerámica, arquitectura y en  objetos de bronce.  De la misma manera que los documentos escritos materializan la historia en las sociedades occidentales, en muchas  culturas africanas es el arte quien trae el conocimiento del pasado hasta el presente.

Historia

La población akan desarrolló habilidades significativas en la tejeduría en el siglo XVI, en Nsoko (hoy Begho), importante centro  de tejeduría.  Los adinkra, originalmente producidos por los clanes gyaaman, de la región Brong, eran de derecho exclusivo de la realeza y de los líderes espirituales, y sólo podían ser utilizados en ceremonias importantes, tales como funerales – adinkra significa «adiós».  Durante un conflicto militar en el inicio del siglo XIX, causado por los gyaaman, que intentaban copiar la «silla de oro» (símbolo de la  nación ashanti), el rey gyaaman fue muerto.  Su manto adinkra fue tomado por Nana Osei Bonsu-Panyin, el Ashantehene (rey  ashanti), como trofeo.  Con la túnica, vino el conocimiento de la aduru adinkra (tinta especial utilizada en el proceso de impresión) y  del proceso de estampado de diseños en paños de algodón.   Con el tiempo, los ashantis desarrollaron más la simbología  adinkra, incorporando su propia filosofía, cuentos folclóricos y cultura.

Tejidos

Los tejidos ocupan un lugar muy especial en la cultura Akan. Son utilizados no sólo como vestimenta, si no que  también como forma de expresión.   Así, los símbolos adinkra son estampados en los tejidos, para transmitir mensajes. Esa rica tradición existe desde el siglo XVII.  Inicialmente, las vestimentas con símbolos adinkra eran usadas sólo en las ceremonias fúnebres.  Los  símbolos utilizados expresaban las cualidades atribuidas a la persona que había muerto.   Hoy en día, los tejidos con estampas adinkra son usados en el día a día,  pero principalmente en celebraciones.  Los símbolos son estampados en los tejidos por medio de una  especie de carimbo, hecho con la cascara de calabazas.  Este es sumergido en una tintura hecha con corteza de árboles y presionado  diversas veces en el tejido para crear estampas.  Actualmente, tejidos industrializados conmemorativos también son estampados con  adinkras.  Es el caso de un paño producido con ocasión del fallecimiento del profesor Georges Niangoran Bouah, gran estudioso de la  cultura Akan.

Ref:   Casa das Áfricas

Recomendamos:  «Adinkra: sabedoria em símbolos africanos» de Elisa Larkin Nascimento e Luiz Carlos Gá. Rio de Janeiro: Pallas, IPEAFRO, 2009.

Gentileza de nuestro amigo y colaborador Carlos Souza (Brasil/RJ)

MÁSCARAS AFRICANAS

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Sin duda las máscaras constituyen el elemento más sugestivo del arte negroafricano. En ellas se despliega la prodigiosa capacidad creadora y la imaginación de los africanos, que se patentizan en una extraordinaria variedad formal, subrayada por la utilización, junto a la madera, materia prima fundamental, de toda clase de elementos decorativos (rafia, cauris, hojas, sartas de vidrio de colores, conchas, campanillas etc.); por otra parte, mientras que las tallas mágicas o de antepasado, casi nunca van pintadas en las mascaras el color puede ser utilizado con enorme liberalidad y en tonalidades muy contrastadas y violentas.

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A la innumerable variedad de formas hay que añadir la complejidad de significados y la multiplicidad de usos, determinados por los distintos tipos de ceremonias en las que la máscara tiene su marco especifico dentro de la sociedad tribal. En efecto, las máscaras constituyen el elemento esencial de las ceremonias funerarias, de la fertilidad de la tierra, los animales y los hombres, y en las ceremonias de iniciación de las distintas sociedades secretas, que constituyen uno de los rasgos específicos de la sociedad negroafricana. En general, cualquier acto importante de un determinado grupo social esta marcado por la celebración de ceremonias en las que son protagonistas la música, el canto y las danzas; en esas danzas participan siempre, en mayor o menor número, los enmascarados. La tipología de las mascaras es muy amplia y hay que tener en cuenta que, dentro de cada etnia y cada grupo tribal o clánico puede desplegar una marcada diversidad de formas.

Texto extraido del libro: Cómo reconocer el arte negroafricano
Autora: Carmen Huera
Editorial: EDUNSA

Gentileza de nuestro amigo y colaborador Carlos Souza (Brasil/RJ)

Alfredo Jaar y Ruanda en la Bienal de São Paulo

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Por Bárbara Igor

Mayor fue nuestra sorpresa cuando caminando por los salones de la Bienal de São Paulo, nos encontramos con la obra de Alfredo Jaar.  Si bien es cierto que la versión 2010 se encargaba de hacer un recorrido por las 29 ediciones anteriores, no dejó de llamar nuestra atención que era precisamente la obra de Jaar la que acaparaba la atención tanto del público como de los jóvenes estudiantes de artes a los que se les encargara la guía a los turistas menos entendidos en la materia.

En términos formales la obra constaba de un pasillo en el que el espectador, por medio de una frase de la extensión de la pared, era introducido en el contexto de la obra: el genocidio en Ruanda de 1994.

Mientras que en el salón, sobre una mesa de luz, miles de diapositivas representando el número de muertos durante el genocidio,  en dicha primavera del 94.

Las diapositivas reproducían la mirada de una joven que vivió en carne propia los horrores del conflicto.  En concreto, sus ojos vieron el asesinato de los miembros de su familia.

Fue una joven afrodescendiente, estudiante de arte, la que orientó nuestro paseo por la Bienal.   Su sorpresa fue saber que compartíamos la misma nacionalidad con el artista, autor de la obra que a su juicio, era la más cautivadora de toda la Bienal.

Pero ¿A qué se debía esta admiración que la obra despertaba?  Según sus propias palabras, a la simpleza con que el mensaje era transmitido a través del simbolismo de las cifras; la observación de una sola mirada que era capaz de representar la de cientos de miles de ruandeses tras el evento que había arrasado con cada uno de ellos, indiscriminadamente.

Indudablemente la obra era conmovedora.  Aun en el desconocimiento absoluto de lo que fuera aquella catástrofe, era posible situarse y comprender.

Resulta inquietante la efectividad de la obra pese al abismo existente entre países como Ruanda y Chile, y más aun entre Ruanda, Chile y Brasil.  Sin embargo, para ser efectiva, la obra no necesitaba de más presentaciones que aquella frase reflejada en la pared y de la intimidad de una sala oscura, llena de miradas cómplices.

Imágenes: MISOSOAFRICA

MISOSOAFRICA: Bárbara Igor Ovalle (1982), natural de Santiago de Chile. Es Licenciada en Artes, actualmente coordina las publicaciones en el presente espacio.

Jóvenes creadores de Malí

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 Para todos los amantes del arte, aqui les va un listado bien completo de artistas que pueden revisar y conocer.  El común denominador es la ciudad de Bamako, conocida internacionalmente por la bienal de fotografía que ya cuenta con 8 versiones.

Este selecto grupo de artistas, integrado tanto por nuevas promesas del arte malí como por artistas ya consagrados, formó parte de la exposición «Singularidades: jóvenes creadores de Malí» en el teatro Víctor Jara de Gran Canaria, España.

¡Que lo disfrutes!

MISOSOAFRICA

Los artistas

  • Mamadou Lamine Barry. Nacido en Bamako en 1980, vive y trabaja en su ciudad. Muy sensible a las costumbres, trabaja tanto la pintura, la escultura como los decorados y la creación de vestuarios para el cine y el teatro. En su obra fotográfica La Magie, trata el tema de la continuidad de las tradiciones, frente a la globalización de la cultura.
  • Seydou Cisse. Nacido en Sevare, Región de Mopti en 1981, vive y trabaja en Bamako. Se expresa a través de la video-creación utilizando sus habilidades de artista plástico para moldear un mundo imaginario. A menudo en sus obras cuestiona los prejuicios los más arraigados sobre el mundo, con un sentido poético siempre renovado.
  • Lamine Coulibaly. Nacido en Bamako en 1982, vive y trabaja en dicha ciudad. Trabaja la pintura, la escultura y la fotografía con el mismo cuidado. Lamine abordó la obra Antiguo Ancestro con un sentido de la apropiación del otro que refleja un profundo conocimiento de las cualidades actuales de la creación.
  • Toussaints Klemagha Dembele. Nacido en Koutiala, región de Sikasso en 1982, vive y trabaja en Bamako. Conocido principalmente en el mundo del cómic y de la animación, ha descubierto recientemente las posibilidades de la multimedia. El artista destruye los límites de los géneros artísticos para incluir, en su video creación, el performance.
  • Modibo Doumbia. Nnacido en Bamako en 1975, vive y trabaja su ciudad. La cultura oral ha sido el inicio de su obra Parole, donde mezcla dibujo, pintura y escultura con un sentido de la instalación digna de la tradición de los grandes artistas africanos contemporáneos.
  • Hawa Keïta. Nacida en Sikasso en 1989, vive y trabaja entre Bamako y Sikasso. Se distingue por la calidad despejada de su discurso, tanto formal como estético. Sus imágenes atraen la atención participando discretamente de las tendencias más contemporáneas de la fotografía.
  • Mohamed Konate. Nacido en Bamako en 1978, vive y trabaja en esta ciudad. Crea videos e instalaciones experimentando con los límites de la credibilidad social y política de las fronteras. Su obra ha sido señalada en la última Bienal de Dakar en 2008.
  • Tiecoura N’Daou. Nacido en Mopti en 1983, vive y trabaja entre Bamako y Mopti. Sus obras fotográficas y de video-creación destacan por su sorprendente perfección. Utiliza diversos soportes de un modo socialmente comprometido.
  • Oumou Sankaré. Nacida en Niafunke, región de Tombuctú en 1977, vive y trabaja en Bamako. Esta artista, muy comprometida en las tendencias del arte contemporáneo, expresa sus mitologías personales en unos videos performances inteligentes y estéticamente muy creativos.
  • Abdoul Karim Sylla. Nacido en Bamako en 1980, vive y trabaja en esta ciudad. Crea esculturas con materiales poco corrientes como el pelo. Fotografía y después manipula los colores, investigando los limites de la imagen entre fotografía y la pintura.

Lino Damião (Angola 1977)

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Lino Damião.  Original de Luanda, realiza cursos de Dibujo, Pintura y Grabado en distintas instituciones del país, entre ellas el taller de la UNAP, Escola Nacional de Artes Plásticas (INFAC),  y en el taller del maestro Viteix.  Leer más acá.

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António Aly Silva (Guinea Bissau 1966)

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António Aly Silva.  Pintor Autodidacta, se desempeña como periodísta desde 1995 y ejerce actualmente en la revista Hipersuper. Es director del diario Lusófono, el que se publica con periodicidad quincenal y tiene como tema la actualidad de los países africanos de lengua portuguesa.  Actualmente vive y trabaja en Portugal.  Leer más acá

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Etona (Zaire, Angola, 1961)

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Tomás António Ana «Etona» es uno de los pintores angoleños más reconocidos a nivel internacional.  Comenzó su carrera como aprendiz del artista João Luís de Almeida, en la Isla de Luanda, con quien trabajó durante 5 años.   En la actualidad, Etona es responsable del área plástica del comite de Artistas de Luanda.  Leer más acá

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Álvaro Macieira (Angola)

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Álvaro Macieira,  periodista cultural e investigador literario, ha motivado el surgimiento de nuevos talentos en su país de origen, Angola.  Considerado  uno de los críticos de arte más rigurosos y respetados del medio periodístico, se inicia en la pintura destacando como uno de los artistas más eclécticos y representativos de la región.  Leer más acá