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Cabinda: en la Búsqueda de sí Mismo – Los Resultados del Memorándum de Entendimiento de 2006

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Mesa Redonda sobre la Situación de Paz en Angola del 14 al 15 de Enero de 2013 en Windhoek,  Namibia.

Traducción: Bárbara Igor (MISOSOAFRICA)

Orador: José Marcos Mavungo
(Activista de Derechos Humanos y Miembro de la Sociedad Civil de Cabinda)

0. Introducción

Señoras, señores, amigos,

Con un saludo muy cordial a los participantes de esta Mesa Redonda y mis mayores felicitaciones a sus promotores, festejo el poder estar aquí hoy, pese al clima de intolerancia política en Angola (donde el debate sobre Cabinda continúa siendo un asunto prohibido en órganos de comunicación oficial), para disertar sobre el tema: Cabinda en la  Búsqueda de sí mismo – Los Resultados del Memorándum de Entendimiento de 2006.

Como tema, podemos considerarlo en el centro de las preocupaciones de los organizadores de esta Mesa Redonda, resaltando de manera particular, la afirmación del Dr. Francisco Kapalu Ngongo, según la cual «Angola se encuentra en una encrucijada: o aborda los actuales dilemas y conflictos latentes desde el punto de vista político, social, económico y cultural, el que podría profundizar y garantizar una paz duradera y un desarrollo sustentable, o ignora los indicadores de alerta de existencia de conflictos, y prepara un futuro lleno de aprehensiones».

Así, en comparación con la realidad del territorio de Cabinda, la mantención de la actual relación del Estado angoleño con la población de Cabinda será siempre un verdadero barril de pólvora, a punto de explotar. A la luz de esta situación, la sociedad Civil de Cabinda siente sobre sus hombros el peso enorme de los desafíos de nuestro presente. Es por esto que tenía que honrar mi compromiso, ya muy antiguo, de estar aquí para hablarles del proceso de Paz para Cabinda.

En esta perspectiva, el transcurso de esta reflexión va a comenzar por abordar los límites del conflicto y los esfuerzos emprendidos hasta ahora para su resolución. En seguida, haré una revisión del Memorándum de Entendimiento. Y finalmente, examinaré las perspectivas de una paz duradera para Cabinda. La conclusión nos dará los resultados de la reflexión y recomendaciones.

1. El Conflicto en Cabinda: Orígenes y Esfuerzos de Resolución.

cabindapoliciaestadodesitioLa «cuestión de Cabinda», no surge, desde el principio y de una vez por todas, como un problema socioeconómico, o como el contradictorio esfuerzo del Derecho internacional. Al contrario, su producción, en lo que tiene de esencial, se constituye en la problemática en torno del derecho de los Pueblos  a disponer de si mismos; pues si es que la «Carta Colonial» hacía una distinción nítida entre Cabinda y Angola, siendo aquello colocado bajo el Nº 39 “Estado a descolonizar” y este bajo el Nº 35, ¿Cómo explicar que Cabinda sea una excepción a las consecuencias lógicas derivadas de este hecho durante el proceso de descolonización?

Más que un problema jurídico, la tensión entre cabindas y angoleños se evidencia también como el resultado de una identidad impuesta por la fuerza de las bayonetas, y no el resultado del consentimiento mutuo entre los pueblos, lo que levanta el problema de la legitimidad de tal imposición.

La manera de asumir esta problemática por las partes se cristalizó en la expresión elocuente de un conflicto y de una ruptura, la «cuestión de Cabinda». Se trata de una cuestión, como decía Francisco Luemba, cuya génesis situamos «en su historia remota, enraizándose en ella y aprehendiendo las metamorfosis que sufrió a lo largo de su evolución histórica». Tres hechos fundamentales marcaron esta evolución:

• La Especificidad de Cabinda, que adviene de la historia – mucho antes de las invasiones de los bakongo, ya el territorio era habitado por pueblos bantú, que, en contacto con la tierra y los otros pueblos que llegaron a la región a lo largo de la historia, acabaron por constituirse en tres reinos : Macongo, Mangoio y Maloango – con una identidad histórica propia y una voluntad de vida en común.

• El Tratado de Simulambuco y la colonización portuguesa: con la firma del tratado del 1 de Febrero de 1885, Cabinda se torna Protectorado portugués. El tratado aparecerá en las Cabindas como garantía de su independencia, de su soberanía e identidad, y de la unidad e integridad de su territorio; un fundamento inequívoco para su autodeterminación e independencia.  Pero, luego, después de firmarse el acuerdo, las expectativas de los cabindas se traducirán en ilusión con la implementación de la política colonialista, incluso cuando la Constitución Portuguesa de 1933, que tuvo vigencia hasta la descolonización, hacía una distinción nítida entre Cabinda y Angola.

• Los Acuerdos de Alvor, firmados el 15 de Enero de 1975, en los cuales las partes estipularon en el artículo 3º in fine que Cabinda es parte integrante e inalienable del territorio angoleño, sin el previo consentimiento de los autóctonos del Enclave. En palabras de Francisco Luemba, el » pos-Alvor sería prácticamente el pos-Simulambuco: esperanzas frustradas y días amargos, de tristeza, luto y dolor – en el más absoluto aislamiento y en el más completo abandono».

El desastre de la descolonización portuguesa, en especial la firma de los Acuerdos de Alvor, marcará la etapa de un conflicto de grandes proporciones, con la ofensiva del 8 de  Noviembre de 1975 y la eclosión de escenarios estratégicos que llegaron al nivel de guerrilla, oponiendo las tropas gubernamentales de Luanda y la resistencia armada de Cabinda (organizada en el seno de la FLEC – Frente de Liberación del Enclave de Cabinda).

Con la escalada de violencia, la mayoría de los cabindas se refugió sobre todo en el Congo – Brazzaville, Congo-Kinshasa y Gabón – Libreville. La intensidad del conflicto provocó la degradación de la situación de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, destruyó el tejido social y las infraestructuras económicas, ocasionando la pobreza generalizada  y constante clima de represión y de terror.

Nótese que muchas veces, los actuales gobernantes de Cabinda han fingido encontrarse con la FLEC, las poblaciones y las elites de Cabinda, y jugado a enaltecerlos con buenas palabras y a escucharlos, para después mostrarles los límites de su política para Cabinda.

Por ejemplo, luego de la independencia de Angola, el 16 de Febrero de 1976, Agostinho Neto asume el compromiso de solucionar el problema de Cabinda por la vía del diálogo. El 28 de Febrero de 1976, Agostinho Neto y Mobuto Sese Seko se reunieron en Brazaville, bajo los auspicios de Marien Ngouabi. El primero, después de forzar al segundo a renegar de la FLEC y el FNLA y a reconocer la angolanidad de Cabinda, proclamó por su parte la especificidad de Cabinda (el particularismo de Cabinda) y prometió solemnemente encontrar para éste una fórmula de administración. Sin embargo, nada fue hecho hasta hoy…

Además de prometer una conversación  en Febrero de 1991, el presidente José Eduardo dos Santos consideró, en Febrero de 2002, que Cabinda sería también «una cuestión a tratar en el ámbito de la reforma constitucional». Así será posible «saber qué es lo que los angoleños quieren, cuál es su opinión sobre Cabinda”. «Se trata de una consulta popular dirigida a todos los angoleños”, afirmó el Presidente. Cabe destacar que el Presidente de Angola prometió a los Cabindas, en Septiembre de 1992, negociaciones destinadas a determinar si Cabinda es o no Angola.

Pasaron años, y la realidad probó que las hipotéticas negociaciones prometidas contra su voluntad, no pasaban de simple oportunismo, maniobra de diversión o  manipulación. Cierto, la historia de la lucha del pueblo de Cabinda registró canales de diálogo con el Estado angoleño, pero los resultados de los encuentros se revelaron poco palpables, después de tantos años de «guerra-continua» en que el Poder político dominante sólo pretendió movilizar una gran máquina de guerra para aniquilar a los oponentes.

La historia de la lucha del pueblo de Cabinda está llena de estos encuentros desde los años 1984: Negociaciones de Sáfica, entre 1984 y 1985, que culminaron con un cese al fuego el 16 de Febrero de 1985 con las FAPLA, bajo la mediación cubana; De Junio a Julio de 1992, el Gobierno angoleño inicia contactos con la FLEC de Luís Ranque Franque y la UNLC de Lumimgu Gimby Carneiro, habiendo llegado a un acuerdo de negociaciones que deberían tener lugar en Ginebra; el 25 de Febrero de 1994, Eduardo dos Santos se encuentra con Nzita Tiago, propone un cese al fuego «para iniciar negociaciones conducentes a una solución al desacuerdo que nos opone sobre el territorio de Cabinda»; Negociaciones entre la FLEC Renovada y el Gobierno Angoleño, en los años 1995 y 1996, que acabarán por extenderse al FLEC/FAC.

En todos estos encuentros, la controversia sobre la paz está siempre ligada a juegos divisionistas que en todos estos años sirvieron a los dirigentes de Luanda, además de que el principio del respeto a la Constitución es en todas estas negociaciones ilegítimamente empleado, sucede casi siempre que el gobierno angoleño busca expedientes y pretextos tales como la falta de un interlocutor válido y/o la desunión de los cabindas. Por todas estas razones los encuentros y negociaciones organizadas hasta ahora no tuvieron avances en dirección a la Paz.

Aparentemente, la sociedad civil de Cabinda despertó tarde para los esfuerzos de pacificación de Cabinda, por lo menos como institución organizada; pues sólo fue en 2003 que se creó una institución de Sociedad Civil, la “Mpalabanda – Asociación Cívica de Cabinda”, cuya vocación es, entre otras, participar de los esfuerzos tendientes a encontrar una paz duradera para Cabinda.

Entre sus compromisos,  Mpalabanda alertará al mundo sobre la existencia del conflicto en Cabinda y pedirá a los beligerantes el cese de las hostilidades y el inicio de negociaciones conducentes a la solución del diferendo; se esforzará por ser el puente entre el pueblo y los políticos; tomará parte en los encuentros de Helvoirt, en Holanda, un esfuerzo de aproximación entre las fuerzas de la resistencia cabindesa; marcará presencia en el encuentro preparatorio de la Inter – Cabindesa (Octubre de 2009), en París/Francia, bajo los auspicios del Reverendo Pastor Daniel Ntoni-Nzinga, con vistas a la creación de una plataforma de negociación del conflicto; e intentará monitorear los derechos humanos (el corolario de la cuestión de Cabinda), publicando tres informes – «Un Año de Dolor en Cabinda» (2003), «Cabinda, Reino de la Impunidad» (2004) y «Cabinda, entre la Verdad y la Manipulación» (2005).

Sin embargo, esa misma buena voluntad fracasará. La maldad en todo esto proviene de un hecho radical: el no haber una voluntad seria del gobierno de Luanda de encajarse en el proprio destino del pueblo de Cabinda. Y el Memorándum de Entendimiento para la Paz y la Reconciliación de la Provincia de Cabinda es un ejemplo de esta perversión.

2. El Memorándum de Entendimiento

Los principios fundamentales del «Memorándum de entendimiento» consagran el respeto a la ley Constitucional y las obligaciones legales en vigor en Angola; afirman la aceptación indudable, por las partes, por el hecho de que Angola es un Estado unitario e indivisible según la ley; afirman que las partes reconocen que, en el contexto nacional de la República de Angola, la Provincia de Cabinda tiene una especificidad que obliga a que, en el ámbito de las disposiciones legales sobre la administración de las provincias, sea adoptado «un estatuto especial» para la Provincia de Cabinda.

Las partes concluyeron que se llegó a la paz y a la reconciliación nacional en Cabinda (la Paz llegó para quedarse), desarrollando un discurso sobre «triunfo de la victoria sobre todos aquellos que todavía resistían al acuerdo de Namibe. Para tales efectos, movilizaron el apoyo de la masa a su cruzada contra los espíritus reticentes y los gobiernos liberales, con el apoyo de la poderosa prensa estatal, que dota el acuerdo de una naturaleza arquitectónica bien delineada. Pero la cuestión de Cabinda no es así tan simple. El campo de batalla se prolonga hasta hoy, y probablemente por un período largo y sinuoso.

Reconozco el cuidado con que las partes del memorándum intentaron analizar la cuestión de Cabinda, al reconocer la especificidad del pueblo de Cabinda, señal de que el tema interpela al intelecto humano, en particular aquel del político. Creo, aunque extraño, que, después de discusiones sobre el asunto, hayan ignorado, entre otros, los siguientes aspectos: el objeto principal (protectorado portugués) de la «especificidad» del territorio de Cabinda; el significado político y jurídico del Tratado de Simulambuco, el Protectorado portugués; y el error de los Acuerdos de Alvor, lo que habría permitido abordar las verdaderas diferencias entre Angola y Cabinda.

La palabra «especificidad» de un pueblo está registrada, en buenos diccionarios, como significando lo mismo que «particularidad», «identidad» que condensa una metafísica a la altura de lo intangible, habiendo encontrado efectividad histórica en los diversos estadios culturales vividos por ese mismo pueblo. En este sentido, no se puede hablar del pueblo de Cabinda sin referencia a su alma e historia, en especial de las condiciones de su integración en la nación Portuguesa y de sus derechos como pueblo.

De esto se concluye que la aporía en el contexto del Memorándum de Entendimiento es clara: la especificidad del pueblo de Cabinda es propuesta como indispensable para la paz, pero el fundamento aducido para la naturaleza del pueblo que se pretende defender, es excéntrico. Es de recordar que, en Julio de 2003, el presidente José Eduardo dos Santos se declaró sensible a las especificidades históricas de Cabinda y a las «reivindicaciones básicas». Pero, la «Vox Popoli» no revela en absoluto a los caudillos de Luanda el derecho del que el pueblo de Cabinda es portador como pueblo, ni cualquier disposición general o particular que defina lo que vendrá a ser la nueva personalidad política, jurídica y administrativa de Cabinda.

De este modo, al imponer el principio de que sólo existe un pueblo, el pueblo angoleño de Cabinda a Cunene, y de hacer del modelo de integración la única base de diálogo, el pacto firmado el 1 de Agosto en Namibe es, como dirá Carlos Pacheco, «erigido sobre las tablas ideológicas de la arrogancia centralista y del desprecio por los oponentes».

A este respecto, es importante subrayar que el Gobierno angoleño siempre optó por la lógica de perjudicar a los oponentes por la fuerza bruta. Por esta razón, tenemos la incorporación de las fuerzas aliadas a Bento Bembe en las Fuerzas Armadas Angoleñas (FAA), de entre las prioridades del acuerdo. La aspiración inmediata del régimen era asegurar esa fuerza para, apoyado en ella, llegar a una victoria militar sobre aquellos que todavía se constituirían en «estado de guerra» contra «la voluntad de las autoridades de Luanda».

La fragilidad del acuerdo se refleja también en el ostracismo al que fue votado: la expulsión de instituciones y personalidades claves y prestigiosas ligadas al propio proceso de paz, o que, por lo menos se comprometieron a ofrecer su ayuda al proceso. Pero la expresión más elocuente de este ostracismo está sobre todo en el hecho de que el Líder Supremo habría confiscado para sí mismo el monopolio de la «cuestión de Cabinda» – como una especie de secreto de estado – y negando la posibilidad al pueblo de Cabinda de pronunciarse sobre su destino.  Pero lo plantea como si fuese algo necesario, y no con la ceguera dogmática que rige a los otros. Siendo una herencia colonial a conservar, el Gobierno angoleño considera que todo lo que pudiese traspasar los impases de un diálogo auténtico sobre Cabinda es una afronta a los propios dioses de la actual figura sociopolítica y jurídica heredada de una descolonización desastrosa.

Es de referir la problemática relacionada con la persona que negoció el acuerdo por el lado de Cabinda. La faceta oscura de las peripecias de su evasión de Holanda, después que fue detenido en razón del mandato de captura internacional expedido por las autoridades norteamericanas, tuvo un efecto fatal sobre el proceso de paz para Cabinda. Intentando sacar ventaja de la situación, como el navegante a vela, perito en vientos y sus sorpresas, el Gobierno angoleño conseguirá arrastrar Bento Bembe por las espirales de su discurso demagógico e inevitablemente forzado a seguir adelante, abrazando la sombra del «único interlocutor válido de Angola en el dossier Cabinda».

Notemos que el Memorándum de Entendimiento para la paz en Cabinda sufre de una contradicción interna desde su nacimiento – por un lado el acuerdo se presenta como la liberación de la última esclavitud, aquella del largo conflicto por el Estatuto especial; pero también en reacción contra los derechos y libertades fundamentales, la paz de Namibe se extendió a consideraciones que impiden opinar sobre ella, instaurando de este modo una nueva era de persecuciones republicanas contra todos quienes osasen cuestionar sus clausulas.

El mayor escándalo provocado por el régimen a este respecto es el drama de los activistas de derechos humanos en 2010: fueron apresados so pretexto de terrorismo, por denunciar atropellos a la justicia, a la libertad y a los derechos de las personas y por participar en el proceso de Paz para Cabinda, en una época en que el propio concepto de denuncia de las violaciones a los derechos humanos y de defensa de una cultura de paz constituyen deberes de todo ciudadano, y, por consiguiente, deben merecer el apoyo y la protección de los poderes políticos.

Por otro lado, las partes en las negociaciones de Namibe asumieron el compromiso de crear condiciones para acelerar el desarrollo de Cabinda, permitiendo que sus populaciones disfruten de todas sus potencialidades, teniendo en cuenta el presupuesto de la paz, estabilidad, reconciliación y democracia. No obstante, de acuerdo con los términos no.1, del artículo 7, de la Ley n. 26/10 del 28 de Diciembre, el ejecutivo angoleño acabará por decretar la suspensión de la transferencia mensual  de los recursos financieros (diez por ciento de los ingresos petrolíferos) a favor del Gobierno Provincial de Cabinda, que se venía realizando en los términos de la resolución nº 11/92, del 21 de Octubre. Además, la Provincia de Cabinda, que ocupó el segundo lugar en la atribución del Presupuesto General del Estado en 2007, aparece hoy en el 10º lugar.

Desde aquí se ve claramente, un seudo-proceso de paz que, enviciado por prejuicios ideológicos e intereses petroleros, se estructura en la búsqueda de una síntesis en torno del status quo, dejando espacio a una visión poco realista de la «cuestión de Cabinda», con una escasa aceptación popular del Memorándum de Entendimiento; la afirmación de un activismo oposicionista, que condenó y rompió el acuerdo como una imposición arbitraria de Luanda;  y el recrudecimiento de los enfrentamientos armados en el interior de Cabinda.

Así, Angola deja la situación en suspenso e invierte en la solución militarista, convencida, dentro de su propia lógica belicista, que el tiempo trabaja a su favor; olvidándose, ciertamente, del efecto boomerang.  Además, la historia nos enseña que la fuerza no hace al derecho, y que los guerrilleros casi nunca son derrotados, que a largo plazo esos «Davids» derrotaron «Goliats» por la estrategia de saturación.

Hoy, la paz en Cabinda es una paz de los cementerios, de los rendidos y mutilados (físicos y espirituales). El diagnóstico de la violencia y de la cultura del miedo en Cabinda se traduce en una psicosis colectiva, cada uno de los cabindas tienen una historia de terrorismo de Estado, particular, para contar sobre la brutalidad del régimen contra las populaciones indefensas: prisiones, violaciones, golpizas, asesinatos y la deportación de algún familiar, prohibición de asistir a las labras y a la caza, de legalizar asociaciones de derechos humanos o de organizar manifestaciones.

La sinfonización (mención al sinfo) y militarización del espacio vital de los Cabindas continúa afectando al aparato judicial, estando este corroído por el autoritarismo del poder político, donde resulta frecuente el encarcelamiento arbitrario y los asesinatos. Ejemplo cabal de esto: el día 12 de Diciembre de 2011, el cuerpo de António Zau fue encontrado inmóvil en un sitio eriazo con señales visibles de tortura, por el simple hecho de haber tenido la osadía de ir a la labra, desobedeciendo así a las prohibiciones de las instancias superiores; Venâncio Chicumbo y Cornélio Sambo estuvieron bajo detención en el Comando de la Región Militar de Cabinda durante dos meses, entre Septiembre y Noviembre de 2012, por el simple delito de leer y distribuir panfletos que condenaban las elecciones en Cabinda.

Por otro lado, el salto extrajudicial dado por el Gobierno, aquel que accionó la ilegalización de Mpalabanda en Julio de 2006, se inscribe en esta lógica del autoritarismo del poder político sobre la razón jurídica – puesto que el Tribunal Provincial de Cabinda no habría osado formular la hipótesis de la extinción de esta asociación, si en la conciencia del Juez no hubiese encontrado su realización viva como siendo una orden de las instancias superiores.

En el plano socioeconómico, el desarrollo tan propagado por el régimen no pasa de ser una mala imitación del Plano Calabube, indebidamente gestionado por los sucesivos gobiernos que pasaron por Cabinda desde los años noventa.

En efecto, apenas un gobernador llega a Cabinda cae adormecido en negocios locales y se dedica a aterrorizar por medio de la fuerza de las bayonetas a los negociadores y activistas locales que manifiestan su disconformidad.

El malestar que provoca esta situación es enorme. La industria petrolífera genera millones en Cabinda; pero la mayoría de la población vive en la pobreza abyecta. Cabinda se está asfixiado, con una rigurosa tempestad que causa mucha crisis; obstáculos a se desarrollo industrial y comercial; los servicios de infraestructuras básicas de agua potable, electricidad y saneamiento mal funcionan; y el empobrecimiento de la población autóctona. El empresariado local se encuentra empobrecido por la irracionalidad de una gobernación que lo discrimina. El sector de salud se queja de casi todo (material gastable, medicamentos para primeros auxilios, sueros, etc.), además del salario miserable de los agentes de salud.

Al nivel de la comunidad internacional, como dice Orlando Castro: «la pasividad también es plena, además de atávica, sólo Manuel Monteiro tuvo el coraje de decir, en relación a Cabinda, que «en el plano de las relaciones internacionales reina el primado del cinismo» y que » las consideraciones sobre lo justo o lo injusto dependen de las épocas, de las circunstancias y hasta de los intereses materiales»».

Se nota aquí la dimensión histórica y cultural de la cuestión de Cabinda, en su compromiso con los intereses sociales, políticos y de poder, el posible carácter alienante de la petro-cultura como síntoma de la patología de las instituciones sociopolíticas de nuestros estados minados por los intereses petrolíferos. En el pasado, era la esclavitud colonial, hoy no hay más negros para comercializar en el mercado de Malembo, pero existe el petróleo de alta calidad, que emana profusamente de las plataformas de Cabinda.

Es así como el petróleo alimentó en Angola todos los vicios políticos posibles: belicismo cultural, corrupción y falta de transparencia en la gestión pública, despotismo y estrategias escudadas en el simulacro del diálogo y la paz.

Donde, la necesidad supera los obstáculos y las contradicciones del Memorándum de Namibe.

3. Más Allá del Memorándum: Exigencias de una Paz Duradera

Si es que la cuestión de Cabinda surgida en 1885 aquando de la conferencia de Berlín no encontró solución hasta hoy, es porque las políticas de su gestión a lo largo de estos ciento treinta y ocho años a las cuales ella se ataca permanecieron siempre pobres al reprimir el testimonio de la consciencia moral, revelándose así incapaces de cultivar la cultura de paz y, por consiguiente, de hacer justicia a las populaciones de Cabinda.

El discurso político nunca estuvo en condiciones de ir al encuentro de las disposiciones legítimas de las poblaciones de Cabinda o, por el menos, de instaurar una sociedad democrática y de derecho, en el cual se respete el  Derecho y las libertades fundamentales, se acepta opinión contraria y la identidad del pueblo de Cabinda.

El diálogo tan difundido por el régimen desde la ascensión de Angola a la independencia ha sido duramente abalado por la violencia política – ola de detenciones, fusilamientos, torturas y desapariciones con que el régimen intenta combatir toda la oposición a su política en Cabinda.

El gobierno angoleño presentó su mensaje al mundo, pareciendo de cierta forma enmarcarlo en los estrechos límites de sus intereses políticos y económicos sobre Cabinda. Es el conflicto del derecho con lo político, en un ser político sacudido entre los apetitos suscitados por un laberinto rico en materias primas, sobre todo petróleo, y las exigencias del humanismo jurídico. Es por eso que en el Memorándum de Entendimiento de 2006, así como en los Acuerdos de Alvor, la sociedad cabindesa, de hecho, se desnudó totalmente de «su soberanía como pueblo».

Hoy, el conflicto es una realidad. El actual malogro del pueblo de Cabinda tal como se constituyó desde la firma de los Acuerdos de Alvor – e igualmente, en cierta medida, desde la colonización portuguesa – provoca la necesidad de la nueva figura socio-política para Cabinda que todos esperan, unos con angustia, otros llenos de esperanza.

Las políticas seguidas hasta aquí no sirven, es necesario otra generación de políticos y de políticas, que piensen más en el bien de las poblaciones de Cabinda que en su propio bien, que abandone las políticas centralistas-estalinistas; que reconozca la legitimidad de las fuerzas de la resistencia de Cabinda; que abdica de restricciones en la mesa de negociaciones; y que se comprometa en un proceso de paz para Cabinda fundado en la justicia y dignidad de los pueblos.

El respeto por esta dignidad comienza por el reconocimiento y por la tutela del estatuto ontológico-jurídico del pueblo de Cabinda, de su derecho a vivir como pueblo y de hacer elecciones sobre el futuro de sus hijos. Por lo que no se puede continuar reprimiendo el testimonio de la propia conciencia moral, renegando la Libertad y la Dignidad de todo un pueblo.

De esto sigue finalmente, que no se puede continuar haciendo guerra en Cabinda para quedarse con el petróleo, ahogando los legítimos deseos de las poblaciones de este territorio. El pueblo de Cabinda debe ser privilegiado para vivir normalmente como pueblo.

El problema actual consiste en encontrar principios sólidos conformes con la verdad sobre Cabinda, sobre el sentido de la vida y de los destinos de sus poblaciones, y adoptar consensos a partir de los cuales se acabará con el conflicto armado y se hará justicia al pueblo de Cabinda. De aquí la necesidad de Angola de tener una actitud de constricción frente al «fraude» contenido en los Acuerdos de Alvor que estipuló la apropiación del enclave de Cabinda y  su integración en el «espacio-territorio» de Angola al alero de la Constitución portuguesa de 1933.

Finalmente, la paz en Cabinda precisa de un fundamento estable, en lo relativo, y no rebajado. Y la única solución sensata para construir la paz autentica para Cabinda es un diálogo franco y abierto, ese diálogo que, partiendo del real subyacente a la «cuestión de Cabinda» va al encuentro de reconciliación, de fraternidad y de justicia, de dignidad para las poblaciones de Cabinda.

Conclusión y Recomendaciones:

Y, para terminar, debo decir que la cuestión de Cabinda es inevitable y irreprimible; envuelve cada hombre en particular que no renuncie a pensar. Y si es que este problema reaparece en este debate, es porque existe. «No es porque se hable poco de ello que deja de existir», decía Orlando Castro.

Mientras no haya política que instaure una verdadera justicia para Cabinda, no se puede poner fin al conflicto todavía reinante, pues la actual gestión de la especificidad de Cabinda tendrá siempre el mismo valor semántico que «alienación», «colonización». En este contexto, Cabinda será  siempre un verdadero barril de pólvora: el número de aquellos que en nuestro medio  se llaman FLECs va a aumentar.

Ante esta situación, recomiendo:

1) La auscultación de las Poblaciones de Cabinda y promoción de un debate franco y abierto en torno a su causa, constituyendo para el efecto, una comisión independiente integrando elementos de las Naciones Unidas y de la Unión Africana para conducir el proceso de auscultación;

2) El envolvimiento de la ONU y de la Unión Africana en la resolución de la cuestión de Cabinda. Es necesario que la Comunidad internacional asuma  sus responsabilidades en esta cuestión;

3) La elaboración de una Agenda de Paz para Cabinda, informe producido por una Comisión Independiente de Auscultación de las Poblaciones de Cabinda y que describe la situación actual en Cabinda, los contornos de la cuestión de Cabinda, la evolución de las perspectivas de solución del conflicto y definir procedimientos susceptibles de establecer una paz duradera para Cabinda.

4) La instauración de un clima susceptible de pacificar las conciencias, a través del respeto por los derechos humanos y de las libertades fundamentales, de justa repartición de la producción y de la riqueza acumulada de la comunidad y de la permanente búsqueda de consensos sobre la cuestión de Cabinda. Este clima permitiría la reaproximación de los beligerantes, lo que por si sólo constituiría un éxito de realce;

5) La organización de negociaciones constructivas e inclusivas sobre el futuro estatuto político y Jurídico de Cabinda.

¡Muchas gracias!

Windhoek, 14 de Enero de 2013.

Si el MPLA va a barrer con la oposición en Angola, entonces en la colonia de Cabinda será mucho peor

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Por Orlando Castro

Porque la esperanza es legítima y es lo último que se pierde, muy buenas personas desean que el próximo día 31, los angoleños muestren una tarjeta roja al régimen que desgobierna Angola desde 1975.

Todo indica, como es típico en las dictaduras, que eso no va a suceder.  La máquina del MPLA, con la criminal venia de la comunidad internacional, va – como dijo hace días el ministro Kundi Paihama – a “barrer” la Oposición.

Y si en Angola es así, en su colonia de Cabinda va a pasar lo mismo.  Además, tal como sucede con los angoleños, también los cabindeses pasan hambre, viven en una pobreza generalizada y en cuanto a la salud, la situación es gravísima, no teniendo los hospitales siquiera las condiciones mínimas para realizar un parto.

Teniendo los cabindeses una elevada estatura moral, continúan serenamente sin dar al régimen colonial la oportunidad que espera para barrerlos de la región.

Siendo un pueblo pacífico que, con todo, no se arrodilla delante de los hombres, apuesta por la vía del voto a decir a los políticos angoleños que la represión, entre otras técnicas dictatoriales, tiene un plazo de validez que hace mucho que caducó.

Los cabindeses, y la comunidad no sabe eso sólo porque se vendió al régimen angoleño), saben bien que en materia de empleo, por ejemplo, sólo son admitidos los que tuvieran  Tarjeta del MPLA.  Tal como saben que por las reglas del régimen colonial angoleño, son siempre culpables hasta que se pruebe lo contrario.

Sin embargo, gran parte del Pueblo de Cabinda ni siquiera tiene libertad para cultivar sus campos, buscando de esta forma medios mínimos de subsistencia.  Los militares ocupantes, determinan hasta el acceso a los campos de cultivo.

Lamentable es que la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) pase por el lado de la realidad y ni si quiera toma posición en relación al hecho de que en Cabinda, si una mujer embarazada en labores de parto, quiere ser atendida en el Hospital – en caso de que quiera tener alguna asistencia – el alcohol, el algodón, las ligaduras, las compresas y las jeringas.

Esa situación que si no fuese tan dramática seria ciertamente anecdótica, no impide que la Procuraduría General de la Republica en Cabinda, tenga dinero para poner en terreno campañas de lo que llama “educación cívico-jurídica electoral” pero que, en realidad, se puede traducir como “manifiesto de solicitud al voto por el MPLA”

De acuerdo con el Procurador de la Republica de Angola en la colonia de Cabinda, Antonio Nito, la campaña tiene como objetivo prestar apoyo institucional a los órganos que intervienen en la organización de las elecciones generales del 31 de este mes.

Las campañas, dice la propaganda del régimen, apuntan también a la elevación de la consciencia jurídica de los ciudadanos sobre la organización de las elecciones, teniendo en cuenta que los periódicos electorales son potenciadores de conductas contrarias a la ley, a las buenas costumbres, como a las reglas democráticas.

El magistrado destacó la urgencia de disciplinar la conducta de los partidos políticos o coaliciones de partidos, candidatos, militantes y simpatizantes de los partidos, órganos de comunicación social, fuerzas de orden público, electores, miembros de las asambleas de votos, observadores y delegados de listas en las asambleas de votos.

Están contenidos en los paquetes de estas campañas, temas como “las elecciones generales y la libertad de prensa a la luz de la constitución de la ley”, “La ley contra la violencia doméstica y las ofensas como consecuencia de la divergencia política en el seno de las familias”, “Las elecciones generales a la luz de los derechos, libertades y garantías fundamentales”.

Traducción: Bárbara Igor (MISOSOAFRICA)

VIVIMOS AFRICA – 1 / Entrevista con Orlando Castro

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Por Bárbara Igor (MISOSOAFRICA)

 

Orlando Castro, es en la actualidad una de las voces críticas más implacables contra el gobierno de José Eduardo dos Santos.  Establecido en Portugal desde el año 1975, su labor como periodista no ha estado exenta de inconvenientes, lo que ciertamente, no ha sido una limitante para continuar con lo que define como  “el deber sagrado de dar voz a quienes no tienen voz”.

Autor de libros como «Cabinda – ontem protectorado, hoje colónia, amanhã Nação» (2011) y «Alto Hama – Crónicas (diz)traídas» (2006), libro con prólogo de Eugénio Costa Almeida, donde da cuenta de su trayectoria en el portal Alto Hama, espacio informativo en clave crítica,  dedicado a la actualidad del Conjunto de Países de Lengua Portuguesa.

Es con esta primera entrevista y con la particular visión de Orlando Castro, que damos inicio a nuestra serie “Vivimos África” donde los más diversos actores, conformarán un único testimonio: el de su relación y responsabilidad para con el continente cuna de la humanidad.

ORLANDO CASTRO, PERIODISTA.

Bárbara Igor: Para muchos, Orlando Castro representa una de las caras visibles de la lucha contra el gobierno de José Eduardo dos Santos.  Más allá de su responsabilidad como periodista, ¿qué le hace insistir diariamente en esta tarea, muchas veces poco reconocida y hasta “ingrata”?

Orlando Castro: Es, efectivamente, una misión muy ingrata y hasta peligrosa.  No faltan las amenazas de todo tipo, algunas hasta de muerte.  Pero como angoleño y como periodista, tengo el deber (para mi sagrado) de dar voz a quien no tiene voz.  Y el 70% de los angoleños son gestados con hambre, nacen con hambre y mueren después con hambre.  Y todo esto en un país muy rico.  Por tanto, mientras haya un angoleño con hambre por culpa de un presidente y de un gobierno que sólo trabaja para los pocos que tienen millones y no para los millones que tienen poco, mi conciencia exige que continúe luchando.

BI: Poco se sabe en el exterior sobre la situación de los opositores al gobierno de José Eduardo dos Santos.  ¿Podría hablarnos un poco de su experiencia, en un país con lazos muy importantes con Angola, como es el caso de Portugal?

OC: Es principalmente después de la muerte, hace diez años, del líder de la UNITA, Jonas Savimbi, que terminó efectivamente la oposición al régimen de José Eduardo dos Santos.  Y si internamente, o sea, dentro de Angola, todos los que piensan de forma diferente del MPLA son culpables hasta que se pruebe lo contrario, también en el exterior (en Portugal por ejemplo) los que no son favorables al régimen, sufren la persecución propia de países que no quieren que el actual dueño de Angola se enfade.  Eduardo dos Santos, directa e indirectamente, es dueño de grandes empresas portuguesas, principalmente de comunicación social.  Y por esa razón hay cada vez menos periodistas hablando de lo que sucede en Angola.  Y también por eso, los partidos que en Angola luchaban contra el régimen, tienen poco tiempo de visibilidad en el exterior y todavía menos en el interior.

Salí de Angola, oficialmente hacia fines de 1975.  Durante los años de guerra civil, volví varias veces, entrando en el país de forma clandestina, según el régimen instaurado en Luanda, y de forma natural, de acuerdo con el partido que luchaba contra el régimen, la UNITA.  Hoy estoy impedido, en la práctica, de entrar en mi país.  Todas las tentativas de entrada legal, son boicoteadas y aplazadas “sine die”.

BI: Según lo que podemos leer diariamente en sus artículos, su trabajo además de ser informativo, intenta reforzar la ética periodística.  ¿Cómo es que surge este interés por ejemplificar el trabajo del periodista?

OC: ¡Bueno!  Cada vez más, sobre todo tomando como referencia Portugal y Angola, el periodismo dejó de tener reglas deontológicas y éticas, pasando apenas a seguir las  leyes de la oferta y de la demanda, transformándose en un mero producto comercial, en una mera mercadería.  Ahora, para mí, el periodismo debe ser una actividad en que la verdad sea el objetivo esencial y único.  De hecho, la verdad puede doler mucho, pero sólo ella puede curar.  Es, además, esto lo que el público (y es finalmente nuestro único patrón) exige de nosotros.   No obstante, cuando el “periodista” escribe sólo lo que le mandan, lo que da dinero, no pasa de ser un mercenario.  Aprendí que si el periodista no procura saber lo que sucede, es un imbécil.  Y que cuando sabe lo que sucede pero se calla, es un criminal.  Y por eso es que hay cada vez más imbéciles y criminales.

BI: ¿Tiene alguna explicación para la falta de rigor o de ética periodística de la que hace diariamente denuncia?

OC: Los periodistas, más que informar, más que formar, tienen que vender.  Vender, vender y vender siempre más.  Los periodistas son los montadores que, de acuerdo con el mercado, alinean las piezas de un crimen, de un mitin, de un atentado o de un hoyo en la calle.  Si lo que vende es dar una ayuda al partido del Gobierno para que este gane en las próximas elecciones, son esas las piezas que tienen que montar, nada contando la teoría de la exención que es tan de nuestro teórico agrado.  Si lo que vende es divulgar los productos de la empresa “X”, son esas las piezas que tienen que montar, pasando por encima del hecho de que esa empresa eventualmente no paga los salarios a sus trabajadores, promueve criminales despidos o apuesta al trabajo infantil.  Si lo que vende es dar cobertura a las dictaduras (sean las de Robert Mugame o José Eduardo dos Santos), son esas piezas las que tienen que montar, calibrándolas de forma que parezcan de los mejores ejemplos democráticos.

ORLANDO CASTRO Y ANGOLA

BI: en mi experiencia, muchos angoleños que dicen ser “apolíticos”, explican no tener reparo alguno contra el gobierno de su país, ni mucho menos haber visto represión hacia los periodistas.  ¿Cómo puede explicar esto?

OC: Para ver no basta mirar.  Es necesario querer ver.  Además, el peor ciego es exactamente aquel que no quiere ver.  Tal como en los tiempos de la Unión Soviética, con la cual el régimen angoleño aprendió todo lo que sabe, o en el tiempo de la dictadura portuguesa de Salazar, existe en Angola una cortina de fierro que separa a los hijos de los hijastros.  Y quien quiera ser hijo, quien quiera tener empleo, tener casa, tener asistencia médica… tiene que ser “ciego”.  Esto es, tiene que saber que el MPLA es Angola y que Angola es el MPLA.  No pueden, por eso, ver lo que pasa.  No pueden defender la igualdad de derechos y, mucho menos, el derecho a una opinión diferente.  La situación está cambiando, las manifestaciones de los jóvenes son prueba de eso.  Pero, aun así, por una cuestión de sobrevivencia, los angoleños sólo consiguen ver lo que el régimen quiere que ellos vean.

BI: Hablando en su propio lenguaje, podemos decir que existen dictaduras fuertes y dictaduras blandas, así como también dictaduras que representan un beneficio para las potencias económicas y culturales.  En la actualidad, ¿cómo es que el mundo ve el hecho de que el MPLA sea el único partido político en el poder desde la independencia de Angola?

OC: El mundo, en un sistema hipócrita, sólo mira hacia las riquezas de Angola.  Y mientras el régimen continúe negociando, vendiendo petróleo y comprando armas, va a mantener el estatuto de bestial.  Siempre fue así.  Fue así con Túnez, con Libia, con Egipto.  Si un día el régimen cae (y va a caer), las potencias internacionales van a decir finalmente que, Eduardo dos Santos era un terrorista y pasarán a negociar con quien esté en el poder.  Reconozco con todo, que es  más fácil al mundo negociar con dictadores que con democracias.  Es más fácil negociar con un régimen que tiene al mando desde hace más de 30 años a la misma persona, que con uno que sea democrático y que por esto va alternando a sus dirigentes.  En otras palabras, es más fácil corromper siempre a los mismos.

BI: no sería novedad una nueva victoria del MPLA en las elecciones de Agosto.  En su opinión, ¿cuáles deberían ser las nuevas directrices del gobierno en cuanto al desarrollo del país, en asuntos como: infraestructura, superación de la pobreza, mortalidad infantil y libertad de expresión?.

OC: No, no es novedad que el MPLA va a ganar.  Con los años que está en el poder, volverá, tal como en el año 2008, a poner a los muertos a votar.  Será difícil creer que el régimen alguna vez va a poner el interés del pueblo encima de sus intereses.  Como cualquier dictadura, Angola tendrá siempre dos caras.  Una de lujo y una de miseria.  Hasta por razones étnico-históricas, el MPLA nunca estará interesado en desarrollar las zonas del país donde viven pueblos que históricamente pertenecen a otra sociedad.  Fue además, esa elitista política de segregación en que los pueblos del Norte, principalmente de la región de Luanda, son valorados como pertenecientes a una casta superior, lo que llevó a que la UNITA nunca desistiese de luchar.  Los pueblo ovimbundos y bailundos siempre fueron considerados por el régimen como seres inferiores.  Sus regiones van, por este motivo, a continuar siendo las menos desarrolladas.  Por alguna razón el día 24 de Febrero de 2002 alguien dijo: “sekulu wafa, kalye wendi k’ondalatu! v’ukanoli o café k’imbo lyamale!”.  O sea, murió el más viejo (Jonas Savimbi), ahora iréis a apañar café a las tierras del norte como contratados”.

BI: ¿Cuál es su previsión para el futuro de Angola como un Estado Director? ¿Y en relación al Palop?

OC: Angola, sobre todo porque es una potencia económica y militar, acabará por tener un futuro sonriente.  Y creo que no tardará mucho.  La población está cansada de las malas acciones del régimen y va, espero pacíficamente, a apostar por el cambio democrático y por la verdadera creación de un estado de Derecho.  Y cuando esto suceda, aliando el poder económico a la credibilidad democrática, Angola será la locomotora del desarrollo de los Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa.  En esa altura, como se vio por su reciente interferencia en Guinea- Bissau, los resultados no fueron los esperados porque Luanda no se presentó como un estado democrático, hecho que le restó todo margen a la maniobra.

BI: Continuando con lo sucedido en Guinea Bissau, ¿cómo ve la presencia de la MISSANG y su salida hacia el reciente golpe de Estado?

OC: Como dije en la respuesta anterior, la MISSANG fue vista, y con toda razón, como un acto de colonialismo.  Si fuese Angola un régimen democrático y un verdadero Estado de Derecho, o sea, un ejemplo de buena gobernanza (como sucede con Cabo Verde), las autoridades guineanas no tendrían problemas en aceptar su presencia.  Por alguna razón los guineanos preguntaban: ¿quién es Angola para mandar una misión militar a Guinea-Bissau? Y tenían razón.  Al factor militar propiamente dicho de Angola, faltó la legitimidad que sería total si el régimen fuese democrático.

 

ORLANDO CASTRO Y EL CONTEXTO AFRICANO

BI: Podría explicarnos cómo entiende la actualidad africana, cuáles son sus mayores problemáticas a resolver, y cuáles de estas problemáticas tienen alguna posibilidad real de ser resueltas por los propios africanos.

OC: Todos los problemas africanos, y son muchos, deben ser resueltos, en primer lugar, por los africanos.  África tiene (casi) todo para ser un gran continente y hasta, de aquí a algunas generaciones, un gran espacio de desarrollo económico, humano y social, de armonía más o menos estable.  Dios, sea Él quien sea, dio a África todo lo que era preciso para ser uno de los continentes más prósperos.  Infelizmente, este espacio fue criminalmente dividido a regla y escuadra por los colonizadores europeos que, por considerarse superiores, se limitaron (con pocas excepciones, entre las cuales – a pesar de todo – Portugal) a explotar sus riquezas.  Es esta división la que originó, y origina, las endémicas guerras.  El mismo pueblo fue, por ejemplo, dividido por varios países y obligado a convivir con razas totalmente diferentes.  Ahora esto es algo que, en el contexto africano, genera guerras fronterizas.  Si a esto se junta el hecho de que las grandes potencias quieren vender armas a cambio de las riquezas naturales…

 

BI: Más allá de los problemas más urgentes que algunos de los países de África presentan, el problema de la inestabilidad política y la falta a la democracia, así como los constantes golpes de estado, parecen ser la génesis de las dificultades.  ¿Cómo es que este tipo de situaciones todavía no se pueden controlar o evitar?

OC: Es necesario que la Comunidad Internacional tenga el coraje, que yo creo que no tiene, de reconsiderar la división territorial de muchos países, creando nuevas fronteras y procurando juntar lo que es posible de ser juntado.  Con el tiempo, con la imprescindible colaboración de los africanos, será posible ver que las actuales fronteras fueron heredadas de los regímenes coloniales (recientes en términos históricos) y no corresponden a la verdad de los pueblos que ocupan esas regiones.  En muchos casos, más que querer instaurar la democracia, es urgente reinventar la geografía de África.

BI: Mucho se ha hablado de un Renacimiento del continente africano, y poco a poco vemos un creciente interés por los asuntos relativos a África.  ¿Cómo entiende esta situación?

OC: África está de moda, pero no siempre por las mejores razones. Son pocos los que, por ejemplo, se atreven a defender la tesis de que las fronteras africanas deben ser reestructuradas si se quiere pacificar el continente.  La mayoría sólo pretende explotar las riquezas y, como si esto no bastase, vender armas.  Esto porque los africanos van matándose unos a otros… pero las riquezas continúan allá, a la espera de quien las vaya a explotar.

BI: En la época de las independencias, países como Angola, Sierra Leona y Sudáfrica,  parecían ver en América Latina un ejemplo a seguir.  Hoy se habla de un África que mira con creciente interés hacia China.  ¿Cuál es su visión sobre esto?

OC: Creo que América Latina es, desde el punto de vista de la convivencia política y del rejuvenecimiento económico, un ejemplo considerado por muchos países africanos.  Lamentable que sean los chinos quienes toman cuenta de los países africanos.  Está claro que China, desde luego también por el apoyo que dio a los movimientos de liberación, está sacando dividendos de la apuesta que hizo en África.  De cualquier modo, pienso que las nuevas generaciones de africanos quieren acabar con ese dominio y enfocarse en los países que, a pesar de todo, son referencias más importantes.  Sin considerar el aspecto de que China sea  un enorme mercado consumidor y productor, América Latina puede desempeñar un papel relevante tanto en África como en Europa, pero no puede perder el tren (*).

BI: Para concluir, podría hacer una reflexión en relación a su trabajo como periodista y su interés y/o responsabilidad para con África.

OC: Hay ciertamente razones profundas para que yo crea (sin gran éxito, destáquese), que es preferible ser salvado por la crítica que asesinado por el elogio.  Hay con toda certeza razones profundas para que yo crea (sin gran éxito, destáquese) que es preferible andar todos los días, a toda hora, con la columna vertebral, en vez de dejarla en casa.  Y esas razones profundas nacieron en Angola, nacieron en África.  ¿Ha sido una tarea complicada? Ha sido y continuará siendo.  ¿Por qué? Porque es muy fuerte la presión de los que nos quieren acéfalos, autómatas y como si esto no bastase, invertebrados también.  Fue en las calles de la ciudad de Huambo que aprendí valores que, o se tienen, o no se tienen.  No se compran.  Aprendí que, tal como Angola, África no se define, se siente.

(*) Perder o comboio.  América Latina, para constituir un verdadero ejemplo para África, no puede perder el rumbo que ha tomado hasta ahora.

LER EM PORTUGUÊS

El MPLA pone de rodillas a la Iglesia Católica.

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Por Orlando Castro (Portugal)

Aunque de vez en cuando surjan revueltas dentro de la propia iglesia Católica, lo cierto es que su jerarquía en Angola continúa haciendo el juego del régimen, sobre todo en lo que a Cabinda, su colonia, respecta.

Aunque de vez en cuando surjan revueltas dentro de la propia iglesia Católica, lo cierto es que su jerarquía en Angola continua haciendo el juego del régimen, sobre todo en lo que a Cabinda, su colonia, respecta.

Contradiciendo sus principios más fundamentales, la Iglesia Católica está claramente «vendida» al régimen angoleño, siendo cómplice de las acciones de dominación, de prepotencia, y violaciones a los derechos humanos. Además, la tesis de la liberación fue hace mucho – pero sobre todo en los últimos años – desestimada por la jerarquía católica.

Por muchas que sean las veces que los responsables católicos comulguen, cierto es que el año pasado fue celebrado un acuerdo entre el MPLA y la Iglesia Católica para que esta lo apoye en la campaña electoral del 2012.

«De parte del partido en el poder, negoció el acuerdo Manuel Vicente, en su condición de Presidente del Consejo de Administración de Sonangol al mando de Eduardo dos Santos, mientras que de parte de la Iglesia estuvieron algunos obispos del régimen: Don Damião Franklin y Filomeno Vieira Dias de Cabinda, bajo la orientación del militante Cardenal Alexandre do Nascimento», escribió el club K.

Que la jerarquía de la iglesia católica de Angola continúa queriendo agradar a Dios (José Eduardo dos Santos) y al diablo (José Eduardo dos Santos), degradando sus más sublimes fundamentos de lucha por la verdad, y el espíritu misionero que debería ser el de dar voz a quienes no la tienen, no es novedad.

A lo que parece una enorme violación a los derechos humanos en Cabinda, la forma execrable como las autoridades coloniales de Angola tratan a los intachables ciudadanos de Cabinda, poco interesa a la Iglesia Católica. Esto porque, de hecho, el régimen colonial compra su cobardía dándole las regalías que la llevan a estar de rodillas delante del MPLA.

«Nosotros como Diócesis, contactamos a la Procuraduría General de la República y esperamos que el asunto se resuelva de la forma más célere y se esclarezca cuanto antes, aunque notamos con preocupación que el tiempo de la prisión cautelar ya se ha excedido», decía hace tiempo el vice presidente de la CEASI y Obispo de la diócesis de Cabinda, Don Filomeno Vieira Dias, dando una en el clavo y otra en la herradura.

Don Filomeno Vieira Dias, sabe que en Cabinda, como en Angola, hay cada vez más gente siendo tratada de forma innoble por el régimen del MPLA. Sin embargo, con tal de no perder sus privilegios, la Iglesia va haciendo el juego de los pocos que tienen millones, sin importarles los millones que tienen poco o nada.

No deja de ser esclarecedor de la posición condescendiente de la Iglesia Católica el hecho de que Don Filomeno Vieira Días prácticamente resume los atentados a los derechos humanos en Cabinda al caso que entonces recorrió el mundo, y que fue obviamente muy grave, el del padre Raul Tati.

Yo personalmente visité a este sacerdote. Tuve encuentros con él. Nuestro Vicario general también, hace pocos días lo visitó y tuvo encuentros con él», agregó el prelado, que remató indicando que «es todo lo que tenemos que decir sobre esta materia».

Recuérdese que, entre otros, Raul Tati fue humillado física y sicológicamente, y a pesar de esto, la Iglesia Católica hizo de cuenta que él estaba bien, rehusándose a denunciar – como era y es su deber – las abominables condiciones en que el padre y todos los otros detenidos intentaban sobrevivir.

A pesar de haber pedido la dimisión, el Padre Tati no dejaba de ser un ciudadano. Ciudadano cabindeño cuya nobleza de espíritu lo llevó a no pactar con una Iglesia que olvida y hasta deshonra sus más elementales mandamientos.

Hacia fines del 20122, D. José Manuel Imbamba, arzobispo de Saurimo y portavoz de la Conferencia Episcopal de Angola y Santo Tomé, dijo que los padres que insisten en defender los intereses de los cabindeños no fueron apartados por razones políticas, pero si por cuestiones disciplinares, principalmente por no mantener una buena relación pastoral con el obispo D. Filomeno Vieira Dias.

D. José Manuel Imbamba sabía y sabe que está mintiendo. Es grave. O estaba callado, o porque, si tuviera coraje hablaría de las presiones del régimen angoleño sobre los prelados que – tal como aprendió el arzobispo de Saurimo – apenas quieren dar voz a quien no la tiene, principalmente en la colonia angoleña de Cabinda.

Por otra parte, lo mismo pasa con D. Filomeno Vieira Dias que sólo de vez en cuando, raramente, casi nunca, se va acordando del rebaño que tiene a su cargo como obispo de la colonia angoleña de Cabinda.

Cuando fue instado a comentar las detenciones en el extranjero de activistas de los derechos humanos de Cabinda, al mando del régimen de Luanda o – ¿quién sabe? – de cualquier fuerza extra-terrestre, el prelado católico no quiso (¡podría!) desagradar a los dueños del poder en Angola y se refugió en el argumento de que no comentaba un caso que había ocurrido fuera del país.

Consta, con todo, que D. Filomeno Vieira Dias se mostró preocupado con aquello que llamó «incapacidad de diálogo» entre las personas. Así es. Que en Cabinda todos los que osen pensar de forma diferente del MPLA sean culpados hasta ser probado lo contrario, eso no es preocupante para el Obispo.

Preocupante es la falta de diálogo… en un régimen colonialista que sólo permite su propio monólogo, que se juzga dueño de la verdad, que pone a la razón de la fuerza por encima de la fuerza de la razón.

«Para nosotros es siempre preocupante cuando no hay capacidad de diálogo y conversación entre las personas. Por lo tanto, él (Agostinho Chicaia), fue detenido fuera de Angola, yo no puedo pronunciarme sobre un hecho que ocurrió en otro país, no tengo elementos, es algo que sobre lo que intentamos profundizar, intentamos saber cuáles son los motivos, pero no tenemos elementos sobre esto», dijo en su estilo angelical D. Filomeno Vieira Dias.

Al contrario de lo que supuestamente aprendió durante su formación religiosa, D. Filomeno Vieira Dias sólo raramente se acuerda de que debe dar voz a quienes no tienen. Me acuerdo por ejemplo de que el obispo llevó mucho tiempo descubriendo los excesos del régimen colonial angoleño en relación a los ciudadanos supuestamente involucrados en acciones de apoyo a los militares del FLEC.

Aunque en el caso del ataque a la escuela militar y policial angoleña, al equipo de Togo, todo ocurrido en enero de 2010, sólo en junio, D. Filomeno Vieira Dias envió una carta al Procurador General de la República colonial, João Maria de Sousa, para mostrar preocupación en relación al exceso de prisión preventiva en activistas y deplorar el aplazamiento indefinido del juicio a los acusados.

Antes, hacia el 3 de mayo de 2010, D. Filomeno Vieira Dias dijo que la libertad de informar y de ser informado es un derecho fundamental que no debe ser subestimado.

El Obispo de Cabinda, recuérdese, hablando de libertad de información cuando, exactamente en Cabinda (Colonia de Angola) se es detenido por tener ideas diferentes, siendo que en muchos casos se es apresado sólo porque las autoridades coloniales angoleñas piensan que alguien tiene ideas diferentes, es algo macabro.

D. Filomeno Vieira Dias dijo entonces que la información juega un papel fundamental en la vida de la sociedad, por eso los comunicadores deben actuar con responsabilidad. ¿Será la responsabilidad a que alude D. Filomeno Vieira Dias, la de decir sólo la verdad oficial del régimen? ¿Será el ser libre para tener apenas la libertad de concordar con las arbitrariedades del régimen colonial?

«La libertad de prensa es un derecho ligado a las libertades fundamentales del hombre» subrayó el prelado, hablando a propósito del Día Mundial de la Libertad de Prensa, proclamado por la UNESCO en 1993.

Es un derecho, pero nótese, sólo en los Estados de Derecho, cosa que Angola no es de facto, aunque de juramento lo quiera parecer. Sin embargo, ningún Estado de Derecho viola los derechos humanos de forma tan soez y execrable como hace el régimen angoleño en su colonia de Cabinda.

«Cuando celebramos ese día, debemos observar lo siguiente: que es una gran responsabilidad informar e informar siempre con la verdad», destacó D. Filomeno Vieira Dias, ciertamente pidiendo de inmediato perdón a Dios por él mismo no contar toda la verdad.

D. Filomeno Vieira Dias deberá, creo, también pedir perdón por ponerse de rodillas delante de los dueños del poder en Angola, contrariando las enseñanzas, como recordó en Bruselas el Padre Jorge Casimiro Congo, de que delante de los hombres debe estar siempre de pie, y de rodilla sólo delante de Dios.

Y si una de las principales tareas de los periodistas es dar voz a quien no la tiene, también la Iglesia Católica tiene la misma misión debiendo, además, ser ella quien da el ejemplo. Lo que no sucede.

Fray João Domingos, por ejemplo, afirmó en una homilía en Septiembre de 2009 en Angola, que Jesús vivió al lado de su pueblo, encarnando todo su sufrimiento y dolor. Y agregó que nuestros políticos y gobernantes sólo están preocupados con sus intereses, de sus familias y de sus más próximos.

Cómo a los angoleños y a los cabindas les hubiese gustado que hubiese sido D. Filomeno Vieira Dias quien dijera estas verdades.

«No nos podemos callar, aunque nos cueste la vida», dijo Fray João Domingos, agregando «que muchos gobernantes que tienen grandes automóviles, numerosas amantes, mucha riqueza robada al pueblo, son aparentemente relucientes pero están podridos por dentro».

Cómo a los angoleños y a los cabindeños les gustaría que hubiese sido D. Filomeno Vieira Dias quien dijera estas verdades. Por todo eso, João Domingos llamó la atención de los angoleños para que no se callaran, para que continúen hablando y denunciando las injusticias, «para que este país sea diferente».

Traducción: Bárbara Igor

África y su diversidad cultural – Países

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En respuesta a nuestros amigos que nos preguntaron: ¿qué idioma se habla en África además de afrikáans?, comenzaremos por decirles que África no es un país, si no que un conjunto de 54 países (según algunas fuentes) o 58 países (según wikipedia que incluye la África Insular y  sin autonomía), y que cada uno de ellos comprende una diversidad cultural y lingüística.

MISOSOAFRICA intenta abarcar la totalidad del continente africano, pero hasta ahora sólo ha sido posible conseguir información relevante sobre países como Angola, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Malí, Etiopía, entre otros.

Es por esto que para comenzar, publicaremos un listado de estos 58 países, en los que hemos incluido a la República Saharaui, para luego ir profundizando semanalmente en algún aspecto de cada uno de ellos.

¡Te invitamos a participar!

mapa recortado

          Mapa actualizado de África

1 Angola (República de Angola) 1 leer más 2 leer más

2 Argelia (República Argelina Democrática y Popular)

3 Benín (República de Benín)

4 Botsuana (República de Botsuana)

5 Burkina Faso

6 Burundi (República de Burundi)

7 Camerún (República de Camerún)

8 Cabo Verde (República de Cabo Verde)

9 República Centroafricana (República Centroafricana) LEER MÁS

10 Chad (República del Chad)

11 Comoras (Union de las Comoras)* (África Insular)

12 Costa de Marfil (República de Costa de Marfil)

13 República Democrática del Congo (República Democrática del Congo)

14 Yibuti (República de Yibuti)

15 Egipto (República Árabe de Egipto)

16 Guinea Ecuatorial (República de Guinea Ecuatorial) 1leer más

17 Eritrea (Estado de Eritrea)

18 Etiopía (República Democrática Federal de Etiopía)

19 Gabón (República Gabonesa)

20 Gambia (República de Gambia)

21 Ghana (República de Ghana)

22 Guinea (República de Guinea)

23 Guinea-Bissau (República de Guinea Bissau) 1literatura 2cine

24 Kenia (República de Kenia)

25 Lesoto (Reino de Lesotho)

26 Liberia (República de Liberia)

27 Libia (Gran República Árabe Libia Popular y Socialista) 1leer más

28 Madagascar (República de Madagascar)

29 Malaui (República de Malaui)

30 Malí (República de Malí)

31 Mauritania (República Islámica de Mauritania)

32 Mauricio (República de Mauricio)* (África Insular)

33 Mayotte (Francia)

34 Marruecos (Reino de Marruecos)

35 Mozambique (República de Mozambique)

36 Namibia (República de Namibia) 1 leer más

37 Níger ( República del Níger)

38 Nigeria (República Federal de Nigeria)

39 República del Congo (República del Congo)

Reunión* (Francia)

40 Ruanda (República de Ruanda) 1 leer más

Saint Helena* (territorio Británico de Ultramar)

41 Santo Tomé y Príncipe (República Democrática de Santo Tomé y Príncipe) 1leer más

42 Senegal (República de Senegal)

Seychelles (República de Seychelles)*

43 Sierra Leona (República de Sierra Leona)

44 Somalia (Somalia)

45 Sudáfrica (República de Sudáfrica)

46 Sudán (República de Sudán)

47 Sudán del Sur (República de Sudán del Sur)

48 Suazilandia (Reino de Suazilandia)

49 Tanzania (República Unida de Tanzania)

50 Togo (República Togolesa)

51 Túnez (República Tunecina)

52 Uganda ( República de Uganda)

53 Sahara Occidental (República Árabe Saharaui Democrática) 1 leer más…

54 Zambia (República de Zambia)

55 Zimbabue (República de Zimbabue)

Mapa extraido de : ADIMAPAS y actualizado por MISOSOAFRICA

 

CABINDA, la codiciada provincia de Angola

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Por MISOSOAFRICA

Cabinda es un protectorado portugués situado en África central. Tiene 12.283 kilómetros cuadrados. Comparte fronteras, al oeste, con el Océano Atlántico; con la República del Congo al norte, y con la República Democrática del Congo al sur y al este.  Gran parte de su territorio se encuentra cubierto por la floresta del Mayombe.

La población que cuenta aproximadamente con  300.000 habitantes, sobrevive a través de la caza, la pesca, la agricultura de subsistencia y la explotación de la madera.  Un gran porcentaje de los cabindos vive en las vecinas República Popular del Congo y Zaire, donde buscan trabajar lejos de la guerra y la ocupación de las FAA de Angola.

Respecto de su lengua,  90% de los cabindeses habla francés y sólo un 10% portugués, esto debido a que Cabinda es un enclave pequeño prácticamente inmerso entre dos grandes estados francófonos.

Mapa de Angola incluyendo Cabinda

Un poco de Historia.

El Tratado de Simulambuco, firmado entre las Autoridades Tradicionales locales y la Corona Portuguesa el 1 de febrero de 1885,  reconocía por primera vez a las poblaciones de la región como entidades políticas. Dicho Tratado garantizaba la protección de Portugal sobre las poblaciones de la región, como medida contra la expansión colonial en el Congo del rey Leopoldo II de Bélgica.

Hacia esa fecha Portugal ya había establecido colonias en la costa, entre los ríos Congo y Cunene.  Dichas localidades, 17 en su totalidad,  fueron incorporadas a la colonia de Angola.  Cabinda en cambio fue administrada separadamente de Angola como protectorado de la corona Portuguesa.

Es en los años treinta que el dictador portugués Oliveira Salazar, pasa a ejercer mayor control sobre las posesiones de ultramar, declarando así a Angola como provincia ultramarina pasando así Cabinda  a ser administrada por la misma estructura que Angola.

Ya hacia 1956 se manifiestan las primeras reivindicaciones independentistas por parte de los cabindeses, tras la unión administrativa de Cabinda y Angola impuesta por los portugueses.  A raíz de esto se crea en 1960 el movimiento de liberación del Estado de Cabinda (MLEC), y hacia 1963 el Comité de Acción de Unión Nacional de los Cabindeses (CAUNC) y la Alianza del Maiombe (ALLIAMA).

En los años 60 vientos de cambio corrían en el mundo.  Muchas de las colonias existentes en el mundo estaban ad portas de su independencia, concedidas por sus propios colonizadores.  No siendo este el caso de Portugal, que se negaba a conceder la independencia. Dicha actitud por parte de Portugal preparó el terreno para el surgimiento de movimientos independentistas armados.  Mientras que FNLA, MPLA y UNITA luchaban por Angola, el FLEC se levantó en armas para luchar por la independencia de Cabinda.

En abril de 1974, Portugal inicia el proceso de independencia de sus colonias, apurando negociaciones  con el FNLA, MPLA y UNITA, de Angola, omitiendo al FLEC.  Es de este modo como el MPLA, toma el poder de Angola en la celebración de su independencia el 11 de noviembre de 1975 y extiende su control sobre el protectorado de Cabinda.

Desde esa fecha y pese ser un territorio anexo al de Angola, Cabinda ha sido administrada como una Provincia más, y como es lógico no permitiendose la elección de gobernadores propios, ni administradores y ni la elección de estructuras a nivel  local.

En noviembre 1975,  CABINDA es ocupado por las fuerzas armadas del régimen del MPLA de Angola con ayuda de las milicias sovietico-cubanas y en complicidad con el Portugal. Es así como CABINDA quedó ocupada por la FAA Angolana, la que según la opinión de algunos, «continua aplicando sin escrúpulos una política de empobrecimiento, de extermio y de purificación étnica del pueblo Cabindés, con la indiferencia casi general de la opinión internacional». 1

Poblados desaparecidos.

Varios poblados cabindeses fueron arrasados y sus pobladores obligados a buscar refugio en la selva o en los Congos durante las acciones militares del año 2003.

Tal fue el caso de Khoyi, en el municipio de Belize, donde sus pobladores fueron diezmados.

Según fuentes, la lista de  aldeas des pobladas y/o desaparecidas sería la siguiente:  Municipio de Belize: Miconje Velho, Kicocolo, Kimbede, Seke Banza, Kimbama, Khoyi, Vako II (comuna de Miconje). En la zona de Mombo Pena, desaparecieron las poblaciones de Mongolu, Khengue y Mbata-Banga. En la zona de Nsaka desaparecieron las poblaciones  de Mazinga, Kindamba y Nkandikila. En la zona de Luali, desaparecieron las poblaciones de Ntaca y Ditadi. Municipio de Buco-Zau: Tsaka, Viedi, Thando, Kissungo, Kingubi, Tsuka-Kingubi, pertenecientes a la comuna de Necuto. (2)

Recursos Naturales que no se perciben.

En la costa de Cabinda, están localizados algunos de los pozos petroleros más productivos del mundo. La región produce actualmente más de 970.000 barriles de petróleo por día, generando más del 70% de los beneficios que Angola obtiene de la industria del petróleo. (3)

Sin embargo la gran riqueza que alberga en sus costas, no se traduce necesariamente en beneficios para Cabinda.  Este sería uno de los motivos por el que la lucha por la autonomía e independencia de este protectorado seguiría hasta nuestros días en pie.

Fuentes: http://www.cabinda.net/ 

Fuentes: http://www.cabinda.org/


 

MISOSOAFRICA: Bárbara Igor Ovalle (1982), natural de Santiago de Chile. Es Licenciada en Artes, actualmente coordina las publicaciones en el presente espacio.