MPLA recupera texto escrito para Gadafi y que nunca llegó a ser publicado (*)

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«La democracia sólo existe si brota de cada uno de nosotros y es cultivada cuidadosamente en el cotidiano en todos nuestros gestos».

Ese es el punto de partida.  Y en el régimen democrático nunca hay punto de llegada, porque los regímenes políticos exigen un perfeccionamiento permanente. Nada es dado por adquirido, el pluralismo de ideas se impone ante las verdades absolutas y sucesivas generaciones tienen puntos de vista y soluciones diferentes para los mismos problemas.  Quien cultiva en si la democracia es tolerante, sabe perder, sabe ganar y,  sobre todo, es capaz de reconocer el valor de las ideas de los otros.

En la democracia no hay enemigos, sólo adversarios. Y todos son importantes en la construcción de las condiciones que sustentan la libertad: trabajo para todos, habitación, salud y educación. Por eso, el régimen democrático comienza en nuestra casa, aun no habiendo mucho pan en la mesa.  En democracia todos pueden reñir y todos tienen razón.  Pero el día en que en nuestra casa hubiesen oprimidos y sus voces fueran silenciadas, la democracia queda reducida a buenas intenciones. No es con palabras más o menos bien intencionadas que se construye o se defiende la democracia.  Casa donde no hay democracia, no existe legitimidad para discutir ideas o presentar alternativas.

Cada libio tiene que cultivar en si la democracia. Cada casa de Libia tiene que vivir en un clima democrático y sus miembros tienen el derecho indeclinable de hacer oír  su voz. Sólo así la democracia avanza y se enraíza cada vez más en nuestro país.  Se engañan los que piensan que el régimen democrático se institucionaliza por decreto o que bastan juegos de palabras para contribuir con la profundización  de la democracia.   Libia  abrazo el multipartidarismo y la economía de mercado hacen muchos años.  En ese momento fueron libremente aceptados por los libios los más importantes presupuestos de la democracia. Como resultado de esa opción política, Muammar Gadafi  pasó a ser el primer defensor del régimen democrático.

La Historia reciente demuestra que Muammar Gadafi  ha honrado los compromisos asumidos.  Ni la propia guerra lo hizo cambiar de posición. En una altura en que la autoridad de Estado fue puesta en crisis en la mayor parte del territorio nacional por un ejercito ilegal y destructivo, Muammar Gadafi apostó a la democracia y no fue por el camino que las circunstancias apuntaban, que sería la declaración del estado de sitio.   Su fidelidad a los principios democráticos permitió que hoy los libios vivan en paz y libertad en un innegable clima de reconciliación nacional.

Muammar Gadafi  es un demócrata convicto.  En su casa hay democracia y libertad de opinión.  Nadie puede apuntar en el seno de su gobierno casos de dirigentes castigados sólo porque piensan de forma diferente al líder. Cada uno asume públicamente sus ideas sin miedo de castigos, de expulsiones o de amenazas.  Por eso, el electorado le dió más del 82 % de los votos en las últimas elecciones apoyándose la política seguida por Muammar Gadafi .

Mustafa Abdel Jalil dijo que “la dictadura en Libia es refinada pero es dictadura”. La grandeza de la democracia está en este simple hecho: los demócratas son capaces de arriesgar la vida y la libertad para que el líder del Consejo Nacional de Transición de Libia  tenga derecho a formular libremente sus opiniones.  Pero yo considero que Mustafa Abdel Jalil  no tiene razón.  Los libios dieron a la democracia en África y en el mundo una dimensión nunca alcanzada.  Mustafa Abdel Jalil  sabe como ningún otro que el CNT  estuvo varios años en un Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional.  Lamentablemente, en ese período su partido dio una contribución muy pobre al desarrollo del régimen democrático y en algunos momentos hizo de la Asamblea Nacional arena de demagogia, silla vacía y exasperación en niveles que llegaron a poner en duda si el partido adhiere a sistema democrático.

Felizmente, continua triunfando el buen sentido. Hoy Mustafa Abdel Jalil  pide diálogo.  Pero fue lamentable que en la fase intensa del conflicto Mustafa Abdel Jalil hubiese optado por el silencio, apoyando la guerra por omisión.  Los héroes de su partido que firmaran la paz, poniendo fin a la absurda aventura belicista, nunca merecieron del líder del CNT una palabra pública de reconocimiento.  Y ella era debida, porque fueron ellos que le permitieron liderar el partido y usufructuar das regalías del régimen democrático que el ingratamente acusa de “dictature raffinée”.

La democracia libia es joven y hace su camino.   Si Mustafa Abdel Jalil  pide hoy diálogo es porque tiene graves problemas en su partido.  El día en que la democracia llegue a la casa de Mustafa Abdel Jalil, verá que quedará más fuerte y más madura, porque la Oposición es imprescindible al régimen democrático.  El líder del CNT daría una señal importante de apertura democrática si, por ejemplo, concediese a nuestro periódico la entrevista que en los últimos tiempos en dos ocasiones rechazó.  Sería una buena oportunidad para explicar a los libios lo que entiende por “dictadura refinada”.»

(*) Este artículo es de autoría del portavoz de Gadafi, Musa Ibrahim, y estaba listo para ser publicado después de la victoria que el dictador daba por conseguida. Como esto no sucedió, el texto fue recuperado, adaptado y publicado por el régimen amigo de Eduardo dos Santos, bajo a pluma del director del Periódico de Angola, José Ribeiro.

Artículo publicado gracias a la colaboración de Alto Hama

Traducción MISOSOAFRICA

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