Archivo de la etiqueta: carestía

Crisis Alimentaria, origen y consecuencias – síntesis explicativa

Estándar

Por Bárbara Igor

“La Revolución Verde, un proyecto que pretendía salvar al mundo del hambre, destruyó la habilidad de los pobres de auto alimentarse al desplazarlos de su tierra y al degradar el sistema agroecológico, ellos pasaron de producir a depender de la compra de los alimentos”.

crisis-alimentaria-en-paises-pobres-2

Hacia el año 2008, Veterinarios sin Fronteras publica “Introducción a la crisis alimentaria”, libro que compila una serie de investigaciones y artículos breves que proponen una reflexión alternativa a los análisis de la FAO o la OMC*, los que parecen no ser del todo adecuados ante la crisis a la que para ese entonces, se intentaba hacer frente.

Uno de los artículos que destacamos en esta oportunidad, es el ensayo crítico “De las revueltas del hambre a la soberanía alimentaria” de Eric Holt-Giménez y Loren Peabody, en el cual se propone una mirada inquisitiva a lo que los autores consideran las verdaderas causas de la crisis alimentaria, viendo en el monopolio de las grandes corporaciones a uno de los principales responsables.

El complejo agroalimentario está conformado por corporaciones multinacionales activas en los sectores del comercio, las semillas, los químicos y fertilizantes, grandes procesadoras y cadenas de supermercados (1.) Fue edificado durante la segunda mitad del siglo XX, con fondos públicos para subsidiar los granos y ayuda oficial a la investigación y al desarrollo internacional.

En la década de los 70, los países del tercer mundo en su mayoría, exportaban su sobreproducción agraria por un valor de 7.000 millones de dólares.  Luego de la primera “década del desarrollo” promovida por la ONU, el valor de este excedente se redujo a tan sólo 1.000 millones. En la actualidad, luego de 40 años, vale decir, luego de cuatro décadas de desarrollo y de la expansión del sistema global de producción de alimentos, el déficit en comida se ha incrementado en 11.ooo millones de dólares por año.

En resumidas cuentas, el aumento del déficit de comida en el Tercer Mundo no sería consecuencia directa de la sobrepoblación, ni de las sequías, sino que más bien, el hambre sería el resultado de la  destrucción sistemática de los sistemas alimentarios de los países del Sur, a través de una serie de proyectos de desarrollo impuesto por los países del norte.

Uno de los primeros pasos o acontecimientos de importancia para el aumento de los complejos agroalimentarios tuvo lugar en los años sesenta, por medio de la expansión del modelo industrial de producción de alimentos “Revolución Verde”, que “comerció con paquetes tecnológicos de semillas híbridas, fertilizantes y pesticidas químicos en Asia, África y América Latina.  Proyecto de las Fundaciones Ford y Rockefeller (posteriormente financiado por el sector público), la Revolución Verde aumentó las cosechas por acre utilizando semillas híbridas de arroz, trigo y maíz que podían ser sembradas de manera intensiva, requiriendo irrigación y altas cantidades de fertilizante.  En Occidente, la producción de alimentos per cápita aumentó  un 11%.  Pero la cantidad de población con hambre aumentó en idéntico porcentaje. Esto se debe a que las tecnologías de la Revolución Verde fueron adoptadas más fácilmente por los grandes agricultores, quienes ocuparon las tierras ricas bajas, desplazando a los campesinos”.

Los campesinos desplazados, en su mayoría, encuentran asentamiento en las áreas marginales de las grandes urbes, mientras que otro número de estos, comprando los paquetes tecnológicos de la Revolución Verde,  se abren paso en zonas en las cuales, los cultivos significan necesariamente la destrucción gradual de la  selva tropical o de los suelos de las laderas montañosas.

Con la destrucción de la agro-diversidad, construida durante siglos, destrucción a manos de estos paquetes de la Revolución Verde, los campesinos se vieron en la necesidad de cultivar cada vez más, provocando con esto un daño ambiental masivo.

“La Revolución Verde, un proyecto que pretendía salvar al mundo del hambre, destruyó la habilidad de los pobres de auto alimentarse al desplazarlos de su tierra y al degradar el sistema agroecológico, ellos pasaron de producir a depender de la compra de los alimentos”.

Sin embargo no sólo hubo perdedores en la Revolución verde.  El germoplasma que fue tomado por los científicos de los campesinos de América Latina y Asia, significó una ganancia aproximada de 10.2 millones de dólares por año a EEUU, esto por la producción de maíz y soya entre 1970 y 1980; mientras que un tercio de la producción de semillas del CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo), pasó a ser propiedad de empresas privadas de los países del  Norte como Pioneer Hy-Brid y Cargill.   En cuanto a los perdedores, que nunca se mencionan, tenemos a los agricultores y al medio ambiente.  Un ejemplo de ello está en Centroamérica, región que como consecuencia de la Revolución Verde expandió su frontera agrícola, perdiendo así la mitad de la selva tropical y duplicando su emisión de CO2.

 

SEGUNDO PASO:  TRAS LA REVOLUCIÓN VERDE.

Los Programas de Ajuste Estructural (PAEs) implementados entre los años 1980 y 1990, eran programas de préstamos condicionados, respaldados por el Banco Mundial y el FMI, que tenían por objetivo el pago de la deuda que los países del Tercer Mundo, tras veinte años de desarrollo agricola, tenían con los bancos del Norte.  Para recibir los préstamos del Banco Mundial, los países del tercer mundo debían firmar acuerdos con el FMI que consistían en:

1-      Suprimir las barreras tributarias a los productos importados

2-      Privatizar las compañías y servicios estatales

3-      Abrir sus fronteras a los productos importados

Como es de esperarse, esto permitió la entrada casi indiscriminada de productos subsidiados por EEUU y Europa, y que eran, por lo demás, el resultado de la Revolución Verde: su sobreproducción de granos.

Los agricultores del sur, no pudiendo competir con los granos extranjeros vendidos a precios mucho más bajos que el costo de producción local, se vieron obligados a abandonar sus tierras, quedando así a merced de los grandes agricultores, que los contrataban por sueldos miserables en plantaciones de alimentos de bajo costo para la exportación, principalmente de plátano, algodón, tabaco, café, azúcar y carne.

Es así como el abastecimiento de alimentos de consumo básico quedaría a manos de los países del norte, los que siendo subvencionados no permitían una competencia justa con los agricultores de los países del sur.  De esta manera los llamados países del Tercer Mundo pierden su capacidad de autoalimentarse, convirtiéndose así en productores de alimentos de bajo costo destinados casi de manera exclusiva a la exportación.

Como si esto fuera poco, la crisis del petróleo de los años 70 produjo un alza en los costos de producción y una recesión que llevó a los Bancos prestamistas a exigir el pago de las deudas. De esta manera las divisas provenientes de la exportación eran destinadas al pago de deudas, sin siquiera ser suficientes.  Las familias agrícolas de EEUU quebraron y los países del sur ya no pudieron pagar sus deudas, provocándose así  “la crisis de las deudas”

TERCER PASO: El libre comercio y los agrocombustibles.

hambreLa formación de la OMC en 1995, cuyo objetivo primario era fortalecer el desarrollo de la economía dirigida por el mercado, y el surgimiento de nuevos tratados de Libre Comercio (TLC), complicó aún más la seguridad alimentaria mundial.

Es así como tratados como el NAFTA y el CAFTA acarrearon la “destrucción de millones de economías de subsistencia en Latinoamérica, obligando a millones de personas a emigrar a EEUU en busca de trabajo”.  Todo esto debido a los apoyos internos, subsidios de importación, y al sinnúmero de regulaciones que por EEUU y la UE son pasadas por alto.

Hacia el año 2007, el Banco Mundial estimaba que el aumento del precio del maíz se debía “principalmente al programa de etanol de los EEUU, combinado a las fuerzas del mercado”.  Los subsidios a los agrocombustibles en EEUU, hizo que la cantidad de maíz utilizado por las destilerías pasara de 18 a 81 millones de toneladas, lo que provocó que la mitad de la cosecha de maíz de los EEUU fuese destinada a la producción de combustible, y de paso, que la producción tanto de soya como de trigo disminuyera, aumentando así su valor en el mercado.   Ciertamente el sobreconsumo de grano para la producción de combustible destinado al consumo de los países del norte, ha hecho que muchos de los pequeños productores, los que conforman al menos la mitad de la población de los países del Sur, amenazaran aun más la seguridad alimentaria nacional.

Palabras finales.

Por medio de esta breve exposición que sintetiza el informe de Veterinarios sin Fronteras, se intenta ofrecer un panorama esclarecedor de una situación que hasta hoy muestra sus consecuencias, y que afecta a un gran número de países en condición de subdesarrollo, en todo el mundo. Es así como el gran desastre alimentario no sería otra cosa que la consecuencia de políticas económicas y ambientales dolosas, articuladas para satisfacción de las ambiciones de una minoría, en desmedro del bienestar de la población más vulnerable.

En las próximas entregas veremos cómo este tipo de prácticas continúan vigentes, a manos de ONGs inescrupulosas, o de monopolios empresariales que aprovechando la falta de infraestructura e inversión en algunos países africanos, lucran con excedentes de dudosa salubridad, indiscriminadamente.

*Organización Mundial del Comercio

Imagen 1:  Fuente desconocida, por favor de informar.

Imagen 2: EXTRAÍDA DE EL CIUDADANO

Reflexiones en torno a la Crisis Alimentaria (Primera Parte)

Estándar

Por Bárbara Igor (MISOSOAFRICA)

“… la alimentación es un derecho, pero lamentablemente en la actualidad no pasa de ser un negocio que, en la mayoría de los casos, ha derivado en un triste vicio que no se ha querido reconocer como tal…”

Hay quienes no tienen más alternativa que la de alimentarse de la luz solar.

Revuelo ha causado estos últimos días, la noticia de la muerte de una mujer suiza, víctima de inanición voluntaria, y si se quiere, ideológica. No estamos hablando de las ya tan comunes a nosotros “huelgas de hambre”, sino que de un particular caso en donde la figura de la espiritualidad, se vuelve materia de discusión. Dicha mujer, la que curiosamente perdiera la vida hacia febrero del año 2011, según indican las fuentes periodísticas, sólo ha hecho noticia esta última semana.

Su decisión de renunciar a la comida habría estado avalada por un video documental en el que dos hombres, un místico indio y un científico occidental, aseguraban que era posible la subsistencia sólo por medio de un recurso que, si bien sabemos es fundamental para cualquier expresión de vida, nunca llegaríamos a considerar como a un único componente de nuestra dieta: la luz del sol.

El miércoles pasado, sin ir más lejos, NAT GEO exhibía por su señal de cable, Tabú Brasil, un programa especialmente dedicado a, como su nombre bien lo indica, los tabúes alimentarios de dicho país. De entre varios reportajes, era posible acompañar la experiencia de dos personas que habían decidido en un determinado momento de sus vidas, dejar de considerar la comida como necesaria para su subsistencia. De este modo, una mujer aseguraba haber pasado cerca de 3 meses sin probar bocado, mientras que, un joven aseguraba que desde el año 2010 sólo se alimentaba de la energía solar y de jugos naturales que ingería sólo cuatro veces por semana.

Sin mostrar mayor pérdida de energía ni debilidad, había renunciado a todo tipo de alimento sólido sin ver por esto mellada su capacidad deportiva ni intelectual. En términos simples, el vivía una vida como cualquier otra, con la absoluta conciencia de que su decisión no era perjudicial para su propia salud, hecho que le llevaba, inclusive, a difundir su estilo de vida por medio de charlas y de pasquines.

Ha sido también esta semana que nos hemos enterado de una nueva dieta que está revolucionando el mercado de la estética: la alimentación por sondas. La seguridad que este sistema garantiza a quienes la prueban y la efectiva pérdida de peso, la ha convertido en la dieta favorita de europeos y norteamericanos, siendo posible perder 10 kilos en 10 días.

Pero ¿a que viene toda esta introducción?. Mucho se ha cuestionado por parte de las ciencias médicas la irresponsabilidad frente a las dietas que intentan reemplazar productos que parecen fundamentales para la dieta humana, como lo son la carne, la leche y los vegetales. El boom del vegetarianismo y en su versión extrema, el veganismo, ha puesto en tela de juicio muchas de las teorías alimentarias occidentales. No es secreto para nadie que la dieta de un hombre como Gandhi sólo se basaba en el consumo de sumos frutales, vegetales crudos y legumbres, y que aun así vivió una larga vida, interrumpida sólo por su lamentable asesinato. Pero tenemos también su contraparte, jóvenes intentando imitar su ejemplo, víctimas de anemia o sin ir más lejos, el caso que mencionáramos al principio, de una inanición que desembocó en la muerte.

Nuestra pregunta entonces va por las siguientes directrices: en una sociedad donde la comida parece un bien de consumo de acceso indiscutible al menos para aquellos que se deciden por prescindir de ella, y si la información sobre una buena alimentación es material de cabecera para cualquiera de nosotros, ¿cómo es que surgen estos ejemplos que en una primera instancia, no podemos más que considerar rayanos en la autodestrucción?

Entendemos el ayuno como una tradición a la que muchas culturas echan mano por los más diversos motivos, los que van desde la idea de la austeridad hasta el castigo del cuerpo y la penitencia. Pero ¿quién se ha preguntado una vez, cómo es que el bombardeo alimentico del que estamos siendo víctimas en la actualidad, nos está influyendo?

El boom de los programas de televisión que tienen como protagonista la cocina, el surgimiento diario de productos que garantizan ser más saludables que los ya conocidos, y más aun, de desarrollo sostenible. La aparición constante de nuevas dietas, productos extra vitaminizados capaces de mejorar nuestro aspecto, incluso nuestro color, nuestra memoria, regular nuestro colesterol y otros que simplemente, al ser consumidos, elevan nuestro estatus en términos sociales.

No tengo los antecedentes de cuándo esto comenzó, pero dando una vuelta una noche cualquiera por la televisión, resulta posible encontrarnos con realizaciones que van desde lo más simple, como es el caso de un amigable chef enseñando las más variadas recetas, hasta los más cosmopolitas, donde generalmente un sujeto carismático va “descubriendo la cultura de cada país” probando en un día todos los manjares que su estómago le permite. También los hay aquellos de fábricas de tortas, en donde enormes equipos de gente cumplen tu sueño por medio de la realización de una torta de cumpleaños espectacular, como también tenemos aquellos en los que cierto chef estrella, capacita a otros tantos en una suerte de reallity de la humillación; y por supuesto, su infaltable versión para niños. Ya en su expresión más desenfadada y sincera tenemos al hombre que compite con la propia cocina, desafiando a cantidades ingentes de comida chatarra a ser devoradas. ¡Buena Salud a todos estos programas! que en buena medida se atreven a darnos un pequeño indicio de lo que estamos haciendo con nosotros mismos y si se me permite decirlo, nos dan una respuesta a la existencia de fenómenos como el de aquella mujer de 50 años, muerta por inanición voluntaria, en un país como Suiza, en pleno siglo XXI.

Comencemos por preguntarnos, – y muchas de las preguntas que nos hagamos probablemente no tendrán una respuesta en esta entrega, pero por ahora nos basta con plantearlas- ¿en qué momento la alimentación y por ende la comida, dejaron de ser la base de la subsistencia humana, cuyo valor yacía en su capacidad de perpetuar la vida, para convertirse en un valor de mercado, en simple mercancía; en lo que actualmente conocemos como el “agronegocio”?

Muchas veces nos jactamos de nuestra dieta balanceada, de nuestra capacidad de reconocer lo que es beneficioso para nuestro cuerpo y lo que no lo es, y también, muchas otras veces hacemos alarde de nuestra contribución con el medio ambiente, al escoger unos productos por sobre otros. Pero antes de comprar, ¿quién realmente se pregunta sobre la cadena de producción que permitió que dichos productos, todos saludables y capaces de hacer de nuestra vida una verdadera fiesta de sabores, llegaran hasta nosotros?

Muchas otras veces y aprovechando la reciente Semana Santa para ejemplificar, ¿no nos hemos visto acaso sentados a la mesa agradeciendo a Dios y a la vez, implorando por aquellos que no tienen nada para llevarse a la boca en ese mismo momento? Ciertamente no hay nada de malo en esto, pero me parece que más que agradecer nuestra buena fortuna y la posibilidad de acceder a nuestros sofisticados platos marinos, podríamos preguntarnos ¿cómo es que por ejemplo en África la crisis alimentaria no ha podido ser paliada, si no que más bien sólo se ha visto acrecentada? Y probablemente no nos preguntemos esto, porque sabemos que la respuesta está en los manjares que estamos próximos a disfrutar.

No es novedad para nadie que la costa africana está siendo constantemente arrasada para que en nuestras mesas “no falte el pan de cada día”. También es cierto que las tierras a muchos campesinos les han sido compradas a precios irrisorios o simplemente expropiadas por el estado para ser vendidas a empresas extranjeras, reduciendo así la posibilidad del cultivo de subsistencia para sus naturales. A esto podemos agregar la novedad de la privatización de las aguas y los suelos más productivos de muchos de los países del continente. No es muy diferente la situación en América Latina, pero como África continua siendo un continente con una mayoría de población rural significativa, no podemos dejar de considerarla. Para que decir de todos aquellos terrenos expropiados para el cultivo de la materia prima de los agro combustibles “no contaminantes” y de última generación. La enumeración de estos eventos no tendría fin. Y nuestro objetivo es instalar una problemática para ser desarrollada gradualmente.

Las estadísticas indican que en la actualidad serían mujeres y niñas las principales víctimas de la hambruna en el continente africano, así como también, que el problema de la hambruna sería particular de las regiones rurales, motivo por el cual se subentiende una necesidad de replanteamiento de las políticas agrícolas y por ende, del agronegocio.

Y porque el problema no pasa solamente por la carestía, podemos revisar las siguientes cifras manejadas por la FAO y hechas públicas en uno de los tantos informes de Veterinarios Sin Fronteras:

“El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo” de 2010 cifraba en 925 millones las personas subnutridas en el mundo. La inseguridad alimentaria, entendida como la falta de acceso a una alimentación suficiente, nutritiva, inocua y culturalmente adaptada, afecta a otros 1.300 millones de personas que sufren “deficiencias nutritivas” además de a otros 1.000 millones de personas que sufren de obesidad (ibíd.)

Porque no está de más decirlo: la alimentación es un derecho, pero lamentablemente en la actualidad no pasa de ser más que un negocio que en la mayoría de los casos ha derivado en un triste vicio, que no se ha querido reconocer como tal.

Frente a todo esto, al bombardeo que existe sobre la alimentación, no es ilegítimo cuestionarnos si acaso realmente necesitamos las cinco frutas y las cinco verduras diarias que los programas del gobierno promueven, o los dos vasos de leche, la proteína animal y por cierto, el omega tres de los salmones y el atún, y ya siendo más extremistas, si realmente necesitamos esas 4 refacciones diarias que nos han enseñado a tomar desde niños, tan ricas en vitaminas y minerales. Cuando pienso en esa mujer que últimamente ha muerto en Suiza como consecuencia de inanición y luego en todos esos jóvenes, en su mayoría, que juran de pies juntos que una taza de arvejas puede suplir a dos vasos de leche, me pregunto si todo esto no es más que nuestra nueva manera de resistir a un mercado que se muestra violento, amenazante e incluso aun más nocivo para nuestra salud, que la propia dieta de la luz.

Los invito entonces a sacar sus propias conclusiones.

IMÁGENES: PITBOX / LA HIPNOTERAPEUTA

REF: Veterinarios sin Fronteras

REF: NATIONAL GEOGRAPHIC

———————————————————————————————————————————————-

Este post está dedicado a mi gran amigo Cristián Vergara, gracias a quien MISOSOAFRICA fue posible.

MISOSOAFRICA: Bárbara Igor Ovalle (1982), natural de Santiago de Chile. Es Licenciada en Artes, actualmente coordina las publicaciones en el presente espacio.

Somalia: la hambruna acabó, los refugiados siguen llegando.

Estándar

Por MANUEL RUIZ RICO

Addis Abeba (Etiopía)

El pasado 3 de febrero la ONU anunció el final de la hambruna en el Cuerno de África. La hambruna había sido declarada el 20 de julio del año anterior, en principio para las regiones de Bakool y Bajo Shabelle, aunque 15 días más tarde, el 5 de agosto, la declaración se tuvo que ampliar a otras tres áreas más (dos regiones del Shabelle Medio, el corredor de desplazados internos de Afgoye y el campamento de desplazados de Mogadiscio). El balance final de la hambruna sólo se puede calificar de dantesco: cientos de miles de refugiados y decenas de miles de muertos, en su mayoría niños. Sin embargo, el fin de la hambruna declarado el 3 de febrero ha hecho girar las miradas hacia otro lado, pero la situación no ha sido resuelta y la crisis humanitaria en la zona es profunda. El éxodo de refugiados somalíes no cesa y las previsiones apuntan a unas pobres cosechas en junio y julio. En Etiopía, el gobierno y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) están buscando ya un emplazamiento para ubicar un nuevo campamento de refugiados en Dollo Ado, el sexto en poco más de medio año, en la frontera con Somalia, después de que el último de los abiertos esté al borde de su capacidad. La soga en torno a los cuellos de cientos de miles de somalíes vuelve a tensarse. “Actualmente, hay más de 17.000 refugiados en Buramino. La capacidad planeada para este campamento es de 26.000 personas”, asegura Natalia Prokopchuk, portavoz de Acnur en Etiopía, quien alerta de que “en la última quincena de marzo la media diaria de llegadas alcanzó las 133 personas. De hecho, la última semana de ese mes se registró el mayor número de llegadas de 2012, con casi 220 personas cada día”, unas cifras que están en los niveles registrados durante muchos de los meses de la hambruna. En apenas medio mes de abril, la cifra roza las 1.100 llegadas, mientras que febrero (con 3.324 llegadas) se mantuvo en las cotas de agosto, septiembre, noviembre y diciembre del año pasado, meses de hambruna declarada.

“La hambruna ha acabado pero no era la única razón que forzaba a la gente a dejar Somalia y convertirse en refugiados en Etiopía. Era una combinación de sequía y también los combates y la inseguridad. Los últimos factores permanecen. La gente huye ahora del conflicto y la violencia”, afirma Prokopchuk. “El motivo principal de estas llegadas a Dollo Ado son las luchas en el interior de Somalia”, aclara Prokopchuk. Se refiere a los combates entre las tropas de Kenia, Etiopía y el Gobierno Federal de Transición (GFT) de Somalia contra las milicias islamistas de Al Shabab, que controlan no pocos territorios somalíes, entre ellos, los más afectados por la hambruna. Una de estas zonas es Gedo, limítrofe con Somalia. “Según nuestros socios en terreno, en marzo se han contabilizado unos 2.000 desplazamientos internos en esa región, de los cuales la mitad tiene como destino los campamentos de refugiados de Dollo Ado”, destaca Andreas Needham, portavoz de Acnur en Somalia, quien añade: “Sin querer señalar lo obvio, si finalmente la media de precipitaciones está por debajo de lo normal, el número de desplazados incrementará sin duda”.

El campamento de Buramino, en Etiopía, está a menos de 9.000 personas de completar su capacidad. Con los datos de llegadas actuales, entre 100 y 200 personas cada día, Acnur y el gobierno etíope tienen entre un mes y medio y dos meses para abrir las puertas del sexto campamento. Buramino fue abierto en noviembre de 2011, cuando la hambruna afrontaba sus últimas semanas, sin embargo, en cinco meses está afrontando el final de su capacidad plena. En Dollo Ado había sólo dos campos antes de que se declarara la hambruna (Bokolmanyo y Melkadida, que acogen a 40.000 personas cada uno). Cuando ésta llegó, se tuvo que abrir Kobe en junio de 2011 (actualmente con 26.000 somalíes); Hilaweyn, en agosto de 2011 (también albergando ya 26.000 personas) y, finalmente, Buramino, en noviembre de ese año. En total, los cinco campamentos de Dollo Ado albergan 150.000 personas, según los datos de Acnur con fecha del 16 de abril.

Etiopía es el país que durante 2012 recibe la gran mayoría de refugiados de Somalia, reemplazando a Kenia, país que durante 2011 vio cómo los campamentos de refugiados de Dadaab superaban las 500.000 personas y se convertían en su tercera ciudad más poblada después de Nairobi y Mombasa. Debido a la incursión de tropas keniatas en Somalia y al cierre de fronteras con este país que esta ofensiva ha supuesto, el grueso de los refugiados somalíes escapan ahora de su país hacia Etiopía, hacia Dollo Ado. Según Acnur, durante 2012, más de 21.000 somalíes llegaron al país etíope y 6.000 cruzaron en patera a Yemen, un destino cada vez más en auge, frente a los apenas 2.000 que han llegado a Kenia. Esta trágica situación actual, además, no cuenta con buenos pronósticos, precisamente. La estación de lluvias que vive ahora el Cuerno de África y que comenzó a finales de marzo o primeros de abril, va a dejar precipitaciones muy por debajo de la media, según las previsiones hechas públicas por la Red de Sistemas de Alerta Temprana contra la Hambruna (FEWS NET, en sus siglas en inglés), el organismo vinculado a la ONU para la declaración de hambrunas. De este modo, las cosechas de junio y julio serán malas. Según fuentes de FEWS NET, “como se destaca en el informe del 3 de abril sobre el Cuerno de África, la estación de lluvias entre marzo y mayo ha comenzado tarde y estará pobremente distribuida en el espacio y el tiempo. Además, sólo dejará entre un 60 y un 85% de la media habitual”. La conclusión, insisten las fuentes, no puede ser más clara: “Las agencias humanitarias deberían implementar inmediatamente programas para proteger los hogares, los medios de subsistencia y el consumo de alimentos en esta región de África”. Si no es así, si la comunidad internacional vuelve a reaccionar tarde, el verano puede ser devastador para la zona. “Y entretanto”, recuerda Needham, “no hay que olvidar que en Somalia sigue habiendo 2,3 millones de desplazados internos, en un país de unos ocho millones de habitantes”. La hambruna terminó, pero la crisis humanitaria está y va a estar durante 2012 tan presente como entonces.

Ref: guinguinbali

Drama en Malí: Cómo huir a la vez de los golpistas, los rebeldes y del hambre.

Estándar

Malí se resquebraja. El estado que conforma el eje de África Occidental ha saltado por los aires, con rebeldes en el norte avanzando y ocupando posiciones, mientras que en Bamako una junta militar destituyó al Gobierno democrático precisamente porque no hacía frente a estos rebeldes. Ahora, la CEDEAO, organización supranacional que engloba a los países de la zona, ha impuesto severas medidas contra los militares golpistas, sin apenas fijar un trazo sobre el que trabajar para impedir el avance de los rebeldes. Los ciudadanos, acorralados además por la sequía y el hambre huyen en masa de algunas ciudades, llegándose a contabilizar hasta 200.000 refugiados según distintas organizaciones.

Ref. guinguinbali

El hambre también golpea en Senegal

Estándar

Por José Naranjo

Al igual que en el resto del Sahel, el hambre ya golpea en el interior de Senegal. La sequía del año pasado unida a la inacción de un gobierno metido de lleno en un proceso electoral se han combinado para que al menos 800.000 personas hayan tenido ya que reducir a una sus comidas diarias y vender lo poco que poseen para poder comprar sus alimentos, sobre todo en la rivera del río Senegal, al norte, y en el sur del país, en la región de Casamance. Y todo apunta a que lo peor está aún por venir. Senegal, o de cómo una economía sólida y estable puede dejarse sorprender por el viejo fantasma del hambre debido a la nefasta gestión de sus gobernantes.

En el Sahel el hambre se extiende de este a oeste. Afectados por un pésimo año de lluvias, pero también por la pobreza estructural, el conflicto que ha estallado en el norte de Malí y la especulación de precios en los mercados, la población de países como Chad, Níger, Malí, Burkina Faso, Mauritania y el norte de Camerún está ya sufriendo las consecuencias en forma de inseguridad alimentaria severa o emergencia humanitaria, el paso previo a la hambruna.

En cifras, ya son unos 10 millones de personas que han tenido que reducir sus comidas, entre ellos un millón de niños con riesgo de malnutrición severa. Pero la cifra de personas vulnerables es aún mayor, 13,4 millones, y la población que se encuentra en peligro de verse afectada por la emergencia se eleva a nada menos que 23 millones, a menos que la comunidad internacional intervenga y lo haga rápido. Y es que lo peor está aún por venir. Pero, por primera vez, el hambre ha llegado a un país del Sahel poco acostumbrado a estos sobresaltos, como es Senegal, sin que hasta ahora se haya producido una acción coordinada para combatirla.

El hivernage o estación de lluvias en Senegal se extiende de junio a octubre. Es el momento en que los agricultores de este país eminentemente agrícola (el 70% de los senegaleses vive del campo) aprovechan para plantar sus cultivos. Sin embargo, el pasado año 2011 y pese a las buenas previsiones, las lluvias se retrasaron un mes y empezaron el 26 de julio, llovió durante 15 días y luego paró durante un mes, hasta mediados de septiembre. Finalmente volvieron las precipitaciones durante otros treinta días aproximadamente y se acabó.

Es decir, las lluvias no sólo empezaron tarde y acabaron antes de lo previsto, sino que en medio hubo un mes en el que apenas cayó una gota de agua. Agua mal repartida en el tiempo y en el espacio. Traducción para la cosecha: un desastre. Con respecto al año 2010, la producción de cereales en este país sufrió una caída del 36% y la del cacahuete, el principal cultivo, del 59%.

ESTUDIOS

Ya en noviembre de 2011 y en previsión de lo que se avecinaba después de la penosa estación de lluvias, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PAM), en colaboración con el Gobierno senegalés, llevaron a cabo una investigación sobre inseguridad alimentaria, en la que se delimitaron 85 zonas de riesgo en todo el país, de las que 31 presentaban un riesgo muy elevado.

Paralelamente, entre noviembre y diciembre de 2011, el estudio SMART del Ministerio de Salud del Gobierno senegalés sobre malnutrición realizado en ocho regiones del país (Diourbel, Kédougou, Kolda, Louga, Matam, Saint Louis, Tambacounda y Thiès) empezaba a ofrecer datos nada halagüeños, con una prevalencia media de malnutrición aguda en niños de entre 6 y 59 meses de edad de entre un 6,1% en Tambacounda hasta un 14,1% en Matam, a menos de un punto porcentual por debajo del umbral de alerta del 15% fijado por la OMS.

En la misma época, finales de 2011, una investigación del Ministerio de Agricultura senegalés revelaba otro dato preocupante y ya entonces evidente para las poblaciones del interior: los precios de los productos básicos de alimentación se habían disparado fruto de la escasez de suministros y de la especulación. El Gobierno reconoce incrementos con respecto al precio de 2010 que van desde el 26-27% del mijo, maíz o sorgo (cereales básicos en la dieta) hasta el 57% del cacahuete. Pero el Gobierno se quedó incluso corto. En algunos lugares un kilo de cacahuetes que costaba hace unos meses 65 francos CFA cuesta hoy 650 (1 euro), es decir, su precio se ha multiplicado por diez.

Otro elemento que nos ayuda a entender la gravedad de la emergencia alimentaria que vive Senegal es lo que ha ocurrido este año con la soudure (el periodo comprendido entre el fin de los stocks de la cosecha anterior y la recogida de la cosecha siguiente). Normalmente, la soudure comienza en junio-julio y dura hasta septiembre, pero este año 2012 se ha adelantado al mes de enero. Es decir, ya se han agotado los stocks de la cosecha anterior para cientos de miles de senegaleses.

Ante la gravedad de la situación, el Gobierno senegalés y el PAM llevaron a cabo un nuevo estudio en febrero de 2012, el mes pasado, en las zonas de riesgo. Dicho informe reveló que unas 740.000 personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria, de las que 282.000 la sufren de forma severa. Sin embargo, una vez más, las cifras podrían estar maquilladas. Algunos expertos aseguran que los senegaleses afectados por esta crisis alimentaria se elevan al menos a 2 millones de personas.

Ibrahima Laye Thiome, coordinador de gestión de catástrofes de la Cruz Roja Senegalesa, asegura que “nunca vi una situación tan grave. A mediados de los años noventa hubo también sequía, pero todo el mundo era consciente y la ayuda llegó rápidamente. Ahora mismo la gente está vendiendo sus bienes, se están descapitalizando para poder asegurarse el sustento mínimo, por lo que no podrán hacer frente a la próxima campaña. De esta espiral ya no podrán salir sin ayuda externa”.

Las estrategias de supervivencia ya han comenzado. Nathalie Bonvin, delegada regional de seguridad alimentaria para el Sahel de la Federación Internacional de la Cruz Roja, asegura que “decenas de miles de familias ya han reducido su número de comidas al día o le echan menos pescado o carne, algunos van al bosque a recolectar frutos salvajes, muchos venden sus útiles de labranza para poder comer o su ganado y los niños dejan de ir a la escuela porque sus padres no pueden pagarla. Además, hombres y mujeres jóvenes se ven obligados a emigrar a la ciudad, donde entran en la espiral de la miseria, muchas chicas acaban prostituyéndose por 1.000 francos CFA (1,6 euros) en las calles de Dakar”.

La situación no difiere mucho de la del resto de países afectados en la banda saheliana. Salvo por un detalle muy importante. Mientras otros estados, como Chad, Mauritania, Níger o Malí han declarado oficialmente la emergencia alimentaria y ya están recibiendo la ayuda internacional necesaria (Mauritania, 157 millones de dólares; Malí, 150 millones; Níger, 147 millones, etc), el Gobierno de Senegal, consciente de la situación merced a numerosos estudios e informes pero metido de lleno en periodo electoral, no ha querido ni oír hablar de una declaración de crisis, lo que ha impedido el trabajo de las agencias humanitarias y frenado la inyección de ayuda internacional.

Los campesinos ya lo habían dicho por activa y por pasiva. “La situación del mundo rural es la consecuencia de una mala política agrícola del Estado, una política que, simplemente, ha fracasado. Las razones de esta catastrófica campaña agrícola giran en torno al enorme retraso en la distribución de semillas, su mala calidad y la insuficiencia de dichas semillas, problemas que se suman a la política discriminatoria en el acceso a la maquinaria agrícola y a la inaccesibilidad de la propia tierra”, aseguraba recientemente uno de ellos. De igual forma, hace sólo un mes, Boubacar Cissé, portavoz del Consejo Nacional de Consulta Rural, aseguraba que “el Gobierno sólo está obnubilado por la relección del presidente Abdoulaye Wade y se ha olvidado de la población. Sin embargo, ya en octubre pasado el Consejo Nacional para la Seguridad Alimentaria advertía de la mala pluviometría de 2011 y de que la producción agrícola esperada podría ser inferior a la de la campaña agrícola precedente”.

El informe del PAM de febrero pasado detalla la gravedad del problema por regiones y concluye que las más afectadas son las de la Casamance, en el sur, eminentemente agrícolas, de Ziguinchor, Kolda y Sédhiou, seguidas de Kédougou, Fatick, Kaolack, Saint Louis, Matam, Kaffrine, Tambacounda, Louga y Dourbel.

El perfil de los hogares en situación de inseguridad alimentaria incluye cuatro tipos de familias: los de gran tamaño (más de diez personas) con al menos tres niños menores de 5 años, los hogares dirigidos por viudas, las familias que no poseen ganado, sobre todo los de Casamance y Senegal oriental y, finalmente, las familias que dependen exclusivamente de la agricultura.

Ante la inacción del Gobierno senegalés, la Cruz Roja nacional ya lanzó un aviso de urgencia para dos regiones en el norte del país, Matam y Saint Louis, en las que ha llevado a cabo distribución de cereales, material agrícola para que se pueda llevar a cabo una cosecha que no depende de la lluvia (la contreseason) a base de mandioca, cebollas y arroz y el reparto de dinero allí donde el mercado permita la compra de alimentos.

Sin embargo, esto es sólo una pequeña parte del país. La Cruz Roja prevé lanzar un llamamiento de urgencia después de las elecciones para otras ocho regiones, Kolda, Sédhiou, Tambacounda, Kédougou, Kaffrine, Kaolack, Fatick y Louga (Ziguinchor queda fuera por la imposibilidad de llevar a cabo tareas de distribución por culpa del conflicto de Casamance). El presupuesto de este operativo es de uno tres millones de euros, pero la Cruz Roja sólo cuenta con 200.000 procedentes de los fondos de la Federación Internacional. El resto tendrían que ser aportados por gobiernos y donantes externos, pero para ello es necesario que el nuevo presidente salido de las urnas (la segunda vuelta electoral se celebra este domingo 25) admita oficialmente la situación de emergencia alimentaria.

Fuente: Guinguinbali

Kenia: mujeres con grandes iniciativas

Estándar

Tipo de proyecto: adaptación a las consecuencias del cambio climático

Objetivo del proyecto: producción y elaboración de leche de camella como medio para garantizar la subsistencia.

Número de animales: en Kenia viven más de un millón de camellos.

Tamaño del proyecto: 200 mujeres participan ya en el negocio derivado de la leche de camella.

La vaca sigue siendo el animal más utilizado en las actividades agropecuarias en gran parte de África. Sin embargo, hay que adaptarse a las nuevas circunstancias derivadas del cambio climático. La habituales sequías y las elevadas temperaturas dejan a las vacas sin leche.  En Kenia, las campesinas apuestan por una alternativa: la leche de camella. A diferencia de las vacas, pueden ser ordeñadas durante todo el año, incluso durante los largos periodos de sequía.  Doscientas mujeres participan ya de la iniciativa.  La leche de camella, además, es más sana que la de vaca.

Un beneficio para las personas al que hay que añadir la posibilidad de vender leche a muy buen precio.

Un reportaje de Holger Trzeczak- Deutsche Welle.

Gentileza de nuestro amigo y colaborador Carlos Souza (Brasil/RJ)